PERFIL

“Las ciencias sociales también producen innovación”

Nathalie Méndez, becaria del programa Fulbright-Colciencias y estudiante de doctorado de la Texas A&M University, busca transformar las comunidades rurales del país por medio de novedosas políticas públicas.

29 de julio de 2017

Desde pequeña Nathalie Méndez siempre tuvo interés en las ciencias sociales y en ayudar a la gente, y soñaba con ocupar algún ministerio y transformar la sociedad colombiana. Por eso, una vez culminó su bachillerato decidió estudiar Ciencias Políticas en la Universidad Javeriana, al tiempo que realizaba voluntariados en los barrios de Bogotá en donde enseñaba a pobres y vulnerables a leer y a escribir. Esa experiencia la convenció de que la única manera de cumplir su sueño de transformar la sociedad era formular políticas públicas que entendieran a las comunidades y fortalecieran valores comunitarios. “En mi tesis de pregrado demostré cómo ciertos programas pueden reducir los niveles de agresividad en los niños, fomentar en ellos valores como la solidaridad y acercarlos al mundo de la política”, recuerda Nathalie.

Una vez graduada entró a trabajar al Departamento Nacional de Planeación (DNP) en donde se encargó de elaborar políticas públicas relacionadas con víctimas del conflicto y con la justicia transicional. Recorrer el país y hablar con cientos de colombianos que habían sufrido el flagelo de la violencia la convenció aún más del poder innovador de las políticas públicas para resolver los problemas de las comunidades más vulnerables. Pero también sabía que debía estudiar y especializarse en el tema para convertirse en la “mejor técnica del país”.

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Con pocos recursos, pero con inteligencia de sobra, estudió la maestría en Políticas Públicas en la Universidad de los Andes. Gracias a su rendimiento académico obtuvo una beca de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo. Y cuando elaboraba su trabajo de grado viajó al corregimiento de El Salado, lugar tristemente recordado por una masacre paramilitar, con el propósito de buscar una manera de “medir –explica Nathalie– atributos comunitarios como la confianza y la acción colectiva, para que las comunidades se empoderen de los procesos de desarrollo local”.

La convivencia con los habitantes de El Salado transformó su vida. No solo sintió el dolor de todos y las ganas de dejar el pasado atrás, sino que se dio cuenta de la “profunda ruptura entre las políticas públicas realizadas en Bogotá y lo que la gente necesita en las regiones”. Por eso renunció al DNP y se fue a trabajar al Centro de Memoria Histórica a coordinar la estrategia nación-territorio, “un esfuerzo por superar esa brecha entre lo rural y lo nacional”. Según Nathalie, las políticas públicas no son dinero u obras de infraestructura, “sino preguntarse qué quiere la gente, cómo es su cultura, cuáles son sus sueños y frustraciones, y de esta manera formular programas que promuevan el desarrollo”.

Su trabajo, sus estudios y sus viajes por las regiones la convencieron cada vez más de que quería ser ministra. Con ese objetivo en mente, se presentó a la convocatoria de las becas Fulbright-Colciencias para hacer un doctorado en ciencias políticas. Por fortuna, Nathalie resultó beneficiada, aunque creía que no se la ganaría “ya que de las 40 becas que había, el 80 por ciento estaban destinadas a las ciencias básicas”.

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A mediados de 2016 viajó a Estados Unidos a estudiar su doctorado en la Texas A&M University. Otra experiencia que le está cambiando la vida: “Si bien las universidades de Colombia tienen un excelente nivel, viajar al extranjero, conocer expertos y hacer parte de redes de trabajo de todo el mundo ayuda a ampliar mis conocimientos sobre políticas públicas”, explica Nathalie.

Para ella, estudiar en el exterior y obtener la beca Fulbright-Colciencias no solo es un logro personal, sino que beneficia al país, ya que el conocimiento obtenido por ella y los demás becarios contribuirá a mejorar la calidad educativa del país. Mientras estudia en el extranjero, Nathalie sigue empeñada en construir redes de conocimiento entre sus colegas colombianos con los de otros países.

Esta talentosa estudiante espera culminar su doctorado en dos años, retornar a Colombia y hacer su sueño realidad: convertirse en ministra para así aplicar su conocimiento y producir profundas transformaciones sociales en las comunidades rurales colombianas. Con ello quiere demostrar que la “innovación no solo proviene de las ciencias básicas o de los inventos tecnológicos, sino también de las ciencias sociales”.