CIBERCULTURA

Colombia se conecta con las narrativas transmedia

Realizadores y creativos comienzan a explorar las nuevas formas de contar historias que emergen en la cultura digital.

Álvaro Montes
6 de septiembre de 2013
Colombia 3.0 puso en contacto al público colombiano con expertos internacionales para visibilizar temas nuevos, como las narrativas transmedia y otras industrias digitales. | Foto: Diana Sánchez

La última moda de la cultura digital se llama narrativa transmedia. Se trata de historias contadas a través de múltiples medios y plataformas tecnológicas, que están orientadas a la interacción con los públicos. 

El ejemplo más sencillo es Harry Potter: una serie de libros, una secuela de largometrajes, varios videojuegos y una web en donde la gente publica historias nuevas que enriquecen el universo de ese personaje y que no salieron de la pluma de la escritora J. K. Rowling. 

Varios productos de la televisión estadounidense  más avanzada incluyen los capítulos de la serie y nuevas historias en la web, totalmente diferentes pero conectadas entre sí, lo mismo que instalaciones en escenarios reales en donde se convoca al público para que participe en la búsqueda de pistas y a que se involucre en puestas en escena que complementan el relato. 

El concepto fue acuñado en 2003 por el académico Henry Jenkins del Instituto Tecnológico de Massachusetts, pero en realidad las prácticas transmedia tienen antecedentes lejanos. ‘El Santo’, el famosos héroe latinoamericano de la lucha libre en los tiempos en que no existía internet, fue un cómic, una serie de películas y una interacción personal con el público en los teatros en donde acudían las masas a verle enfrentarse en vivo contra los temibles ‘Mil Máscaras’ y ‘Blue Demon’.

La semana pasada Bogotá recibió a numerosos especialistas en la materia, en el Colombia 3.0, un evento organizado por el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, que puso al descubierto lo que se ha avanzado en el país en estos temas. No se trata de copiar una usanza estadounidense, sino que en realidad es la tendencia de apropiación tecnológica en boga.

La gente de hoy se mueve como pez en el agua entre las redes sociales, los portales web y la televisión, y las narrativas transmedia solo intentan hacerse presentes simultáneamente en todos los lugares por donde el público pasa, incluida la vida real en las calles. Esto se logra estableciendo muy bien planeadas conexiones intertextuales entre las plataformas, de tal modo que la historia tenga una base común, pero episodios autónomos en cada una de ellas. 

Por supuesto, ya los estadounidenses descubrieron el potencial comercial de este enfoque y Jeff Gómez, el gurú de las estrategias transmedia en Hollywood, habló de la importancia de extender el concepto hasta los muñequitos de la cajita feliz de McDonald’s, las camisetas y los realities, con lo que confirma la sospecha de algunos académicos importantes que ven el concepto como una estrategia de las industrias culturales para captar nuevas audiencias y facturar más.

Un escritor transmedia consagrado como Ian Ginn, el autor de una historia de zombis llevada por actores a las calles de Ámsterdam como continuación de un relato iniciado en la web, dijo que “estamos poniendo al público en el centro del relato”. 

Ingrid Kopp, del Tribeca Film Institute en Nueva York, presentó numerosos proyectos que esta entidad ha financiado, como Alma, un documental interactivo creado para tabletas, que relata la historia de una joven retirada de las maras guatemaltecas, el cual puede seguirse de múltiples maneras con solo mover los dedos sobre la pantalla gracias a un desarrollo técnico muy original, y que está complementado con un par de libros y una exposición itinerante que ofrecen en conjunto una visión desgarradora de la violencia juvenil en Centroamérica.

En Colombia hay creativos produciendo historias de este tipo. Rhayuela ha recibido elogios por su Buenaventura mon amour, un proyecto transmedia que combina web, aplicaciones para smartphones, descargas, televisión, cine y música en vivo, alrededor de la cultura urbana del hip hop. 

La compañía de producción audiovisual 4 direcciones ganó un premio internacional en 2012 por Omm-moo, una serie de televisión infantil complementada con un libro. Por su parte, Río Visual es una productora transmedia destacada, que ha desarrollado varios proyectos. Los creadores de historias transmedia dejaron atrás la discusión sobre cuál medio es mejor; para ellos, todos los medios cuentan la historia.