SILVIA PARRA
Venezuela no es de reinas sino de valientes mujeres
Atrás quedaron los galardones de belleza que siempre han acompañado la imagen de la mujer venezolana.
Atrás quedaron los galardones de belleza que siempre han acompañado la imagen de la mujer venezolana. Hoy las “lindas” venezolanas son aguerridas, tienen pantalones y se han destacado por ser luchadoras, valientes, símbolo mundial de coraje y esperanza.
Qué orgullo siento por la mujer venezolana, tristemente forjada por la violencia, la injusticia, el atropello y la desesperación. Hoy las “guerreras de la patria” se han armado hasta los dientes de valor y están cambiando la historia del país. Son madres solteras, trabajadoras, estudiantes, profesionales, patriotas, incansables luchadoras que hoy dicen ¡basta ya! a tanta inseguridad, hambre, escasez, injusticia, abuso, violaciones, tiranía y persecución del libre pensamiento.
No pasará en vano la magistral exposición que hizo Maria Corina Machado ante los medios de comunicación desde Washington sobre la realidad de Venezuela. El mundo se quedó sin excusas y ahora, como testigo, deberá tomar una posición y cumplir acciones contundentes. Tampoco pasará en vano la muerte de la guerrera Geraldine Moreno; la lucha incansable de su madre, Rosa Orozco; la partida de la valiente protestante Génesis Carmona. No podemos olvidar el llanto y el coraje de la madre de Jimmy Vargas; el ímpetu de Gaby Arellano, líder estudiantil recientemente impactada por una bomba lacrimógena. Y no pararía de enumerar uno a uno los nombres de todas las mujeres, activistas, casadas con la patria que luego de 48 días de protestas, 71 casos de torturas, 31 asesinatos, 1,736 detenidos, y tras ser víctimas de fuertes agresiones, maltratos y vejaciones siguen firmes, portando nuestra bandera, con un grito desgarrador aclamando justicia, respeto por sus hijos, alentándolos a que no paren la lucha, defendiendo los valores democráticos del país y demostrándole al Gobierno que su caída cada vez está más cerca.
Valientes las venezolanas que llevan en su sangre una digna herencia de Manuelita Sáenz, serán ellas y sus retoños quienes llevarán a Venezuela nuevamente a tocar el cielo de la libertad y la democracia.
Les debemos a todas las mujeres que viven en Venezuela su “día de la mujer”; les debemos desde hace mucho, por lo menos un solo “día de felicidad”, y se nos incrementa la deuda a gran escala, de que algún día estas mujeres vuelvan a tener días de respeto, amor, dignidad, justicia y tranquilidad.