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Las reformas que promete radicar Iván Duque no serán fáciles de aprobar en el Congreso | Foto: Juan Carlos Sierra

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10 peleas muy difíciles que se le vienen a Iván Duque

El presidente de la República cumple su primer mes en la Casa de Nariño. Sin embargo, en su gobierno no ha existido luna de miel. Estos son los principales derroteros que tiene en frente.

7 de septiembre de 2018

Los presidentes suelen pasar sus primeros días en las mieles del poder. En un gobierno que apenas comienza la favorabilidad siempre es alta y la gobernabilidad es holgada. Se dice que esta tranquilidad dura todo el primer año pues las fuerzas políticas se están acomodando y el primer mandatario comienza con el arrastre que da la victoria.

Pero eso no es lo que le está pasando a Iván Duque. El primer mandatario no tiene por ahora el favor de las encuestas ni el apoyo mayoritario del Congreso. Las primeras mediciones tienen al presidente en un 40 por ciento, una cifra más normal en la mitad del periodo que en el inicio. Por otro lado, la decisión del Partido Liberal y de Cambio Radical de declararse independientes al gobierno lo deja con un manejo muy apretado de las mayorías en el Congreso, el lugar donde se tramitan sus reformas más importantes.

En este primer mes de gobierno, estos son las principales peleas que ya están andando.

  1. El decreto sobre drogas

En campaña Iván Duque fue el candidato con posiciones más duras sobre la lucha anti-drogas. Mientras otros candidatos incluso proponían la legalización, el hoy primer mandatario prometió cambios radicales en esa materia. El primero levantó una polvareda. Duque presentó el borrador de un decreto que autoriza a la policía a confiscar cualquier dosis de droga que porten los colombianos. Esa norma además crearía un sistema en el que solo podrían recuperar las drogas quienes puedan certificar que son adictos. Para muchos, la norma es inconstitucional pues desde hace décadas la Corte Constitucional avaló el derecho que tienen los colombianos a consumir sustancias sicoactivas y a cargar con una dosis personal. Un sector del país considera regresiva esta medida y muy difícil de aplicar en la práctica. Por otro lado, otro sector considera que es necesaria para combatir las redes de microtráfico que hoy distribuyen esas sustancias en los colegios. La Casa de Nariño dio un plazo de 15 días para comentar el decreto antes de firmarlo. Se anticipan que habrá demandas sobre el tema.

  1. Gaviria: la primera gran fractura

Durante la campaña, una de las sorpresas políticas fue la adhesión del liberalismo a Iván Duque. De ser enemigos del uribismo, los miembros del trapo rojo terminaron por abrirle espacio a su regreso al poder. Esa decisión le trajo una ola de críticas a Cesar Gaviria, por parte de las figuras más emblemáticas de ese partido. Una vez Duque ganó el pasado 17 de junio, la relación del nuevo presidente con el líder natural del partido liberal se veía muy sólida. Duque de hecho mostró de manera amplia su agradecimiento. Su primera cita pública como presidente electo fue a Gaviria en su casa. Se anticipaba que se trataba de una relación política que cambiaría el ajedrez del poder. El día de la cumbre en Palacio sobre la consulta anticorrupción, la imagen de Gaviria sentado al lado del presidente dio a muchos para interpretar que esa alianza era sólida y daba para largo. Por eso, la declaratoria de independencia de los liberales fue una sorpresa mayúscula. El partido que ayudó a elegir al presidente lo abandonaba apenas un mes después de que se posesionara. Como técnicamente la declaratoria de independencia no le genera ningún beneficio al liberalismo, algunos han interpretado que se dio para tener más maniobra en las votaciones que vienen. Sin embargo, la unión Duque-Gaviria sufrió un revés por ahora irreconciliable.

  1. La consulta anticorrupción, y sobre todo Claudia López

La posición de Iván Duque respecto a la consulta anticorrupción aumentó su popularidad en un sector del país, pero le creó grietas en su propia casa. El presidente de la República llegó a votar ese domingo, después de una seguidilla de trinos de Álvaro Uribe. Su presencia en las urnas y el entusiasmo de sus declaraciones generó el primer gran desencuentro entre él y Uribe. "No voto la consulta engañosa y he cuidado con transparencia y austeridad los recursos del Estado a lo largo de mi carrera pública", había trinado Uribe el día anterior. Uribe dejó claro que su animadversión tenía nombre y apellido: Claudia López. La ex senadora ha sido una de las más feroces críticas del ex presidente, a quien ha llamado incluso “sanguijuela de alcantarilla”. “La sra López me acusa de fundador del paramilitarismo, de utilizar paramilitares para asesinar a mis opositores, y para convalidar su infamia obliga a gastar 300 mil millones de los recursos públicos”, escribió el ex presidente. En el Centro Democrático muchos no vieron bien el apoyo de Duque. El primer mandatario consciente de ese problema hizo una alocución en la que celebró los resultados de la consulta, pero no mencionó a López, su principal promotora. Esa semana, Duque invitó a una cumbre en Palacio de Nariño para definir como cumplir con los mandatos de esta iniciativa, que tuvo una gran votación, pero no pasó en las urnas. Uribe no asistió a esa cena. Lo que viene en el trámite de ese paquete legislativo y el protagonismo que Duque le de a Claudia López o a Gustavo Petro pueden atizar esa hoguera.

  1. Ordóñez en la OEA

La misma semana en que se votó la consulta anticorrupción, Iván Duque confirmó que nombraría a Alejandro Ordóñez en la embajada en la OEA. En las redes sociales, cogió mucha fuerza una petición al presidente para que su primer acto “contra la corrupción” fuera dar reversa en esa idea. A Ordóñez el Consejo de Estado le había anulado su reelección por cuenta de haber utilizado el “yo te elijo, tú me eliges” en ese proceso. Su llegada a ese organismo internacional ha generado malestar pues en un sector que considera que las posiciones del ex procurador respecto a los derechos sexuales y de las minorías no están acorde al sistema de protección de los derechos humanos que dependen de la OEA. Aunque la inclusión de Ordóñez en el gobierno era lógica, pues hizo parte de la coalición que llevó a Duque al poder, muchos consideraban que existían otros cargos para él. De todas formas, Ordóñez es un hombre polémico que seguramente dará de que hablar desde Washington. Así, Duque puede que tenga que responder por ese nombramiento por mucho tiempo.

  1. La división de la U

En un hecho sorpresivo, la semana pasada el partido de la U se declaró parte de la coalición de gobierno. Aunque se pensaba que Juan Manuel Santos e Iván Duque eran como el agua y el aceite, el partido que fundó el primero se declaró bancada de gobierno del segundo. Una decisión que no deja de ser sorpresiva pues Duque llegó a la presidencia cabalgando en la oposición a Santos. Armando Benedetti, en su cuenta de Twitter, reveló la decisión que llevaron a votación los parlamentarios del partido. 16 congresistas votaron por declararse independientes, 25 por declararse partido de gobierno. Sin embargo, Duque no tiene todo ganado. A pesar de la adhesión de la U, el gobierno no la tendrá fácil con cerca de la mitad de sus congresistas. Catorce de ellos en cabeza de Roosvelt Rodríguez, Roy Barreras y Armando Benedetti, quedaron resentidos con ese hecho. Además de apoyar incondicionalmente la paz, esos parlamentarios perdieron la batalla interna a favor de la independencia y denunciaron presiones burocráticas a los representantes a la Cámara. Lo importante de Rodríguez, Barrera y Benedetti, los tres rebeldes, es que hacen parte de la Comisión Primera de Senado, por donde tendrían que pasar los ajustes que Iván Duque le ha planteado a temas relacionados con el acuerdo de paz.

  1. La resurrección de Vargas Lleras

Después de las elecciones presidenciales, Vargas Lleras era uno de los perdedores de la política. Sin embargo, apenas dos meses después, se podría decir que el ex vicepresidente volvió recargado. En el Congreso, los votos de Cambio Radical son decisivos para todas las reformas grandes que quiere tramitar el presidente. Vargas logró mayorías en dos escenarios fundamentales: la Comisión Primera (por donde pasan las reformas constitucionales) y la Tercera (a donde llegan las económicas). El caso de la Comisión Primera es bastante diciente. La coalición de Vargas y La U logró poner allí a seis senadores clave, mientras el Centro Democrático apenas tiene cuatro. A pesar de que la U se declaró como aliado del gobierno, los senadores de esa Comisión son precisamente los que están inconformes con esa decisión. Eso significa que difícilmente, sin el apoyo de estos, pasarán los proyectos prioritarios para el gobierno: la reforma a la justicia, las normas anticorrupción y los cambios que quiera hacerle al proceso de paz. Se da por descontado que los otros miembros –Angélica Lozano e Iván Name, de los Verdes; Alexánder López, del Polo; Carlos Antonio Lozada, del partido Farc; y Gustavo Petro– le harán oposición a Duque. Vargas también presentó todas las grandes reformas primero que el presidente. Ya radicó su reforma tributaria, su reforma a la justicia y el paquete anticorrupción.

  1. Los sindicatos y el salario mínimo

La pelea por el salario mínimo siempre suele ser difícil, pero este año se anticipa que puede ser peor. Por su lado, el ex presidente Álvaro Uribe propuso un aumento extraordinario de ese monto, lo cual alegró mucho a la clase trabajadora, pero preocupó al sector empresarial.

Si bien la propuesta va en línea con uno de los mensajes que planteó en campaña el partido del presidente, Iván Duque, de “un Estado austero y transparente, con menos impuestos y más salario mínimo”, la iniciativa podría tener consecuencias negativas importantes para la economía.

Según los empresarios, una decisión en este sentido puede agudizar el desempleo y frenar la formalización laboral, al encarecer los costos de contratar personal. Además, subir los salarios impactará la inflación, con lo que el aumento no solo se pierde en términos reales, sino que obliga al Banco de la República a aumentar las tasas de interés pudiendo frenar la recuperación de la economía. Por último, el alza generaría mayores gastos al Estado por concepto de funcionamiento, subsidios y pensiones.

Por todo esto, aunque en público pocos se atreven a descalificarla pues es una propuesta muy popular, en privado argumentan su inconveniencia para el momento económico que vive el país. Por esto mismo, la propuesta de Uribe dejó a Duque en una gran encrucijada pues si no la acoge quedará mal con los sindicatos y el país, pero si lo hace podría traerle consecuencias negativas a la economía.

La ministra de Trabajo, Alicia Arango, ya se sentó en la primera mesa de concertación con los sindicatos. En esta el gobierno se comprometió a discutir todos los temas relacionados con el Mercado Laboral de una manera abierta con los sindicatos como tercerización y formalización. Además, en esta reunión el gobierno se comprometió a bajar de 12 a 4 por ciento el aporte en salud para los pensionados, una promesa que el Gobierno anterior tuvo que incumplir por sus altos costos fiscales.

  1. El IVA a la canasta familiar

La reforma tributaria del gobierno comenzó a jugarle en contra a la Casa de Nariño, incluso antes de ser presentada. El ministro Alberto Carrasquilla anunció que entre ese paquete estaban las propuestas de poner IVA a los productos de la canasta familiar y de aumentar la base gravable de la declaración de renta a personas que ganaran más de 1,9 millones mensuales.

Sobre el primer punto el ministro de Hacienda aseguró que esta sería una medida que no afectaría sino a los más ricos. Explicó que un estudio del profesor Moller de 2013, que tiene como base la encuesta de consumo de los hogares colombianos, los más pobres del país se ahorran tan solo 18.000 pesos por cuenta de la exención del IVA sobre la canasta básica, mientras que los hogares de los ingresos más altos se ahorran hasta 278.000 pesos. Y planteó la posibilidad de devolverle al primer grupo el monto de ese impuesto. Sobre la renta, la reforma afectaría a más de dos millones de personas que comenzarían a tener que presentar esa obligación (hoy lo hacen 2,5 millones de colombianos).

Ninguno de estos dos puntos será fácil en el Congreso pues los políticos no están dispuestos a apoyar de frente medidas tan impopulares. A pesar de que puedan existir justificaciones macroeconómicas para proponerlas, en la opinión pública nunca caerán bien. Por esto, Duque ha querido desmarcarse de estas iniciativas y cambiar el discurso diciendo que la reforma solo afectará a las personas naturales que ganen más de 50 millones de pesos mensuales, que no pondrá a declarar a más colombianos y que las exenciones de IVA a quienes más benefician son a los ricos.

  1. La poca prudencia de Alberto Carrasquilla

La reforma tributaria ha dejado en evidencia de que en la Casa de Nariño las cosas no fluyen a la perfección. El ministro de Hacienda soltó verdaderas bombas para la opinión pública (el IVA a la canasta familiar y la ampliación de base para declarar renta) mucho antes de que el gobierno presentara formalmente esas reformas. Además, durante sus primeras intervenciones hizo afirmaciones como la necesidad de crear un “Sisben para los ricos” lo cual se prestó para dobles interpretaciones por parte de la opinión pública. Esa salida de Carrasquilla generó una molestia del presidente con su ministro.

El fin de semana pasado, Duque dijo que en materia económica "la última palabra la tiene el Presidente”. Agregó que el debate que se ha creado se debe a una serie de posturas que exageran “frases que quizás puedan haber sido desafortunadas", dijo el primer mandatario. Por su parte, el ministro de Hacienda ya se había disculpado a su manera. “Probablemente algunas iniciativas que he propuesto yo, no el Gobierno, resultan muy impopulares. Acepto la crítica, escucho nuevos planteamientos”, dijo. Ese cruce de declaraciones evidencia una división nada fácil para Duque.

  1. La falta de plata

El presidente y sus ministros se han quejado de que el presupuesto recibido por su Gobierno cuenta con un gran desfinanciamiento y que no hay plata para muchos importantes programas sociales. El fuerte incremento del servicio de la deuda y la inflexibilidad de los gastos de funcionamiento, llevó a que la inversión tuviera un fuerte recorte.

Según el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, si bien se mantendrá el monto del presupuesto definido por el gobierno anterior para el próximo año en 258,9 billones de pesos, por razones fiscales pues “la regla fiscal es inmodificable”, tendría que replantear las prioridades para poder cumplir con los programas sociales sin pegarle un frenazo a la economía. Además, afirmó que el verdadero problema es que al hacer un barrido por los distintos sectores es claro que hay un faltante de financiación de alrededor de 25 billones de pesos, que incluye importantes programas sociales en múltiples sectores como Familias en acción, la mayor cobertura del ICBF, igualar los regímenes contributivo y subsidiado o atender los recobros en salud, el Programa de Alimentación Escolar o los créditos de educación superior del ICETEX, los programas de cobertura y subsidios de tasa para vivienda o los subsidios en el servicio de energía eléctrica para los estratos más bajos de la población, entre muchos otros.

Esto ha obligado a anuncios de recortes de gastos y de un plan de reforma a la administración pública que incluye la eliminación de entidades y programas. Para algunos analistas, este tipo de anuncios lo único que pretenden es crear un ambiente para posibilitar la aprobación de una reforma tributaria.