PEPSICO

Pepsico, aprender a desaprender

Desde Bogotá, Mónica Contreras dirige las operaciones para la región andina. Tiene bajo su mando 5.500 personas. Así lidera.

26 de mayo de 2019
Mónica Contreras es economista, casada y tiene dos hijos. Ha logrado equilibrar su vida profesional y familiar. | Foto: KAREN SALAMANCA-SEMANA

Pocas colombianas como ella dirigen una compañía que vende alrededor de 1 billón de pesos. Ante su enorme responsabilidad, no deja de lado su feminidad ni su convicción de que las mujeres tienen ventajas competitivas en los negocios.

La economista Mónica Contreras ingresó al sector de los pasabocas al trabajar en Margarita, firma colombiana adquirida en el año 2000 por la multinacional PepsiCo. Hoy, desde Bogotá, lidera a la filial de esta compañía de alimentos en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, al frente de un equipo de 5.500 personas.

Cree que para llegar a estos cargos una mujer debe ser ella misma, no perder su autenticidad ni olvidar lo que significa ser mujer. “Entender que podemos vivir con imperfecciones. No somos mamás perfectas, ni hijas o esposas perfectas. La clave está en hacer un ‘trade-off’ (sacrificar de un lado y ganar en otro), y entender que podemos trabajar acompañados de buenos equipos, pero sin controlarlo todo, sino delegando”, precisa.

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También es clave que las profesionales aprendan a vivir sin culpa, pues muchas truncan sus carreras por no saber si están repartiendo bien su tiempo entre familia y trabajo. La buena noticia para todas las que vienen detrás, dice, es que hoy la sociedad y los hombres saben que los hijos no son solo responsabilidad de la mamá, sino de ambos padres. “Hay que darles la posibilidad a ellos de que participen, porque muchas veces somos nosotras las que no los dejamos”, reitera.

Y recomienda a las mujeres atreverse a hacer las cosas que realmente las inspiran y les gustan, porque es la mejor forma de persistir.

Para esta bogotana, hay que ejercer el liderazgo sin perder de vista que ese papel impacta en otras personas. A través de él es posible transformar vidas y sociedades, así como contribuir a la prosperidad colectiva.

Cuaderno en mano

Nunca le falta una libreta de notas en la que escribe los proyectos y las diferentes tareas de su día a día. Admite que hacerlo le ayuda a enfocarse más y a trazar mejores metas para llegar al objetivo. Cuando le piden consejos para llegar a dirigir una empresa como PepsiCo, la número 102 del mundo medida por sus ventas, que alcanzan 64.000 millones de dólares, recomienda primordialmente tener disciplina. “Esta es la característica básica en un mundo cada vez más competido y que debe complementarse con tener claridad para saber qué y por qué se toman las decisiones”, afirma.

Pero hay más lecciones. “Los líderes debemos, igualmente, aprender a desaprender, lo que implica tener flexibilidad para poderse adaptar a los nuevos modelos y para entender que no siempre se tiene que saber todo. Lo que se necesita son equipos de primer nivel para que nos complementen”, asegura.

Está convencida de las ventajas que trae la diversidad en el mundo de los negocios. Cree firmemente en la necesidad de formar equipos con habilidades diferentes.

A fin de trabajar en equipo aconseja construir conjuntamente la visión y el propósito. Esto debido a que las compañías tienen en su ADN la necesidad de crecer el tamaño de sus negocios. Pero para lograr prosperidad colectiva se requiere que todos tengan clara esa meta.

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En PepsiCo hacen un ejercicio interesante: revisan continuamente el propósito superior de la empresa con los colaboradores y, para eso, invitan a un grupo de 100 personas en cada uno de los países. Con ellos analizan las metas para ver si están tomando las acciones éticas a las que se comprometieron. Así no solo logran mayor identificación con la compañía y sentido de pertenencia, sino que realmente consiguen las transformaciones esperadas.

Trabajo en equipo

Señala que, al igual que en el fútbol, los equipos empresariales deben incluir personas con habilidades técnicas y otras con habilidades blandas para que se complementen. Lo ideal es que cada uno busque su posición de juego en la cancha y así poder ganar como equipo.

Por eso forma parte de los líderes que valoran la diversidad. En su grupo directivo del territorio andino tiene personas de diversas nacionalidades, edades y géneros. Las mujeres ocupan 40 por ciento del personal directivo.

Piensa que hoy la forma de trabajar ha cambiado mucho. Y que hay que propiciar espacios flexibles, que permitan a todos participar e incubar ideas. Añade que, por ejemplo, para atraer a los llamados millennials o a las mujeres ofrecen beneficios como el teletrabajo y horarios flexibles los viernes.

A sus empleadas mamás les dan la posibilidad de que al regresar de la licencia de maternidad se puedan incorporar medio tiempo, entendiendo que ellas son importantes para la compañía.

Contreras es la primera mujer que dirige la operación de PepsiCo en la región andina. Forma parte de una camada de líderes impulsados por la anterior CEO de esta gigante de alimentos, la india Indra Nooyi, referente mundial del liderazgo femenino, que dimitió el año pasado tras 12 años en el cargo. La reemplazó el español Ramón Laguarta, lo que reitera el interés de esta multinacional estadounidense en la diversidad.

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“Ramón nos reta a desempeñarnos con propósito y también a ganar con propósito. Esto implica que tenemos que poner al consumidor en el centro y ser mucho más rápidos en nuestra forma de impactar el mercado”, confiesa Contreras.

Precisamente, la industria de alimentos tiene uno de sus mayores desafíos en el manejo de sus ingredientes. Hace varios años empezaron a transformar su portafolio para reducir el contenido de sodio y de grasas saturadas en sus pasabocas, así como el azúcar en sus bebidas.

Eso entraña el desafío de cambiar la formulación sin que el consumidor deje de percibir el sabor que le gusta. Por el lado de los empaques, están migrando hacia los reciclados. Ya en Chile lanzaron el primero 100 por ciento biodegradable. Al liderar la categoría de pasabocas, les interesa mover esa agenda en la industria, tanto entre sus proveedores como con sus competidores.

Los líderes tienen, entre otras muchas, la responsabilidad de educar al consumidor. Pero Contreras no comparte las propuestas de ‘semáforos’ en las etiquetas que se usan en otros países para alertar sobre los alimentos con alto contenido de grasa saturada o azúcar. Recuerda que Ecuador comenzó en Latinoamérica la práctica de usar semáforos, y la categoría más impactada fue la de lácteos, considerada una de las más sanas. Por eso insiste en que la clave está en educar al consumidor.

Con su convicción de promover la diversidad y escuchar al cliente, avanza en un proceso de aprendizaje. Y espera que la tracción de su grupo de trabajo la lleve a la meta.