Historia
Bunny, la perra que habla y estaría desarrollando autoconciencia
Hace un par de años, las redes sociales explotaron al ver una perra que se comunicaba con ayuda de un panel con botones. ¿Qué ha pasado con ella?
¿Los perros pueden hablar? En la casa de Alexis Devine, una artista estadounidense de 41 años, su sheepadoodle Bunny lo hace de verdad. No con la voz, pero sí a través de un panel con botones de plástico, que ella acciona para emitir el sonido de una palabra, al cual durante los últimos años se le han agregado más palabras para aumentar su capacidad de comunicación.
Hoy en día, Bunny (@whataboutbunny) cuenta con más de 8 millones de seguidores en Tik Tok, 1,3 millones de seguidores en Instagram y más de 151 mil seguidores en YouTube. Por estas redes sociales su dueña comparte videos en los que se ve cómo la perra oprime los botones en secuencias para formar frases lógicas.
Al inicio, usaba palabras simples como “salir”, “mamá ven” o “comida”, pero hoy en día sus videos han mostrado que Bunny puede hacer preguntas como “¿quién soy?”, “Bunny, ¿humana?” e incluso llegó a preguntar “¿Cuándo no Bunny?”, cuando su dueña estaba hablando de la muerte.
Esto ha sido documentado como un esfuerzo de Alexis para contribuir a la investigación sobre la comunicación y cognición de los animales y su relación con los humanos. Aún no se puede afirmar a ciencia cierta si los perros entienden realmente el significado de las palabras en lugar de sólo repetirlas con ayuda de los botones, como es el caso de los loros que repiten cualquier palabra que se les dice, lo que sí se puede afirmar es que ver a Bunny haciendo preguntas con estos tonos existencialistas ha causado revuelo en las redes sociales.
Tendencias
Este no es el único caso de un animal que parece entender y comunicarse con los humanos que se ha documentado. En el siglo XX un caballo llamado Clever Hans parecía ser capaz de responder, usando sus cascos para golpear el suelo, cuando se le hacían preguntas acerca de cálculos aritméticos sencillos. Tras analizar este caso se llegó a la conclusión de que Hans solo estaba respondiendo a las señales de los humanos en lugar de demostrar que podía entender el habla humana.
A esto se le conoció como el Efecto Clever Hans y desde ese momento ha impulsado a los científicos a desarrollar métodos que eliminen la presencia e influencia humana de los estudios de cognición animal para evitar falsos positivos. Bunny hace parte de esta ola de investigaciones y de hecho hace parte del proyecto de investigación They Can Talk que lleva activo desde el año 2020 y busca descubrir si los perros realmente están aprendiendo a hablar o si solo están aprendiendo a oprimir botones por medio de simples mecanismos de aprendizaje.
Hoy en día, hay muchos perros y gatos que están aprendiendo a usar estos botones para comunicarse con sus dueños y pueden, incluso, usar más palabras que un niño de dos años. Sin embargo, aún no es posible afirmar que los animales de compañía puedan hablar y entender el lenguaje humano o que puedan tener crisis existenciales respecto a su vida o muerte.
¿Los perros pueden sentir amor?
Al igual que en el lenguaje, los científicos no han asegurado que un perro pueda sentir emociones como las que los humanos sienten. Por eso, prefieren no usar el término de ‘amor’ al hablar de los sentimientos de los perros hacia los humanos, si hay señales que demuestran que un perro ha creado un vínculo fuerte con su dueño u otro humano.
De hecho, en entrevista con la revista Science Focus el Dr. Clive Wynne, especialista en comportamiento canino y escritor del libro Dog is Love, aseguró que “los perros realmente ven a los humanos de una manera muy similar a como es el amor entre hijos y padres”.
Estos son los signos de que un perro demuestra aprecio y que siente felicidad al ver a una persona:
- Se forman lágrimas en sus ojos, según los nuevos hallazgos de la Universidad de Azubu, Japón.
- Baten su cola con rapidez y con una leve inclinación hacia la derecha.
- Saltan para dar la bienvenida, con el propósito de recolectar la mayor información posible de los lugares que la persona visita sin ellos y además demuestra que su emoción se desborda al verla.