"A REAGAN NO LE PREOCUPA EL APARTHEID"
DESMOND TUTU
Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz 1984, 53 años, obispo de la iglesia anglicana, presidente del Consejo Surafricano de Iglesias, es uno de los principales opositores del régimen surafricano. Kelly Velásquez, de SEMANA, lo entrevistó telefónicamente desde Roma, en colaboración con el diario El Manifiesto.
SEMANA: Monseñor Tutu, ¿cómo ve la situación actual de su país?
DESMOND TUTU: La crisis es cada vez más profunda. El ejército, la policía, las divisiones especiales, estan cada vez más presentes en las township de los negros. Son muchas las personas que han muerto durante enfrentamientos. Muchos detenidos sin proceso han permanecida en la cárcel hasta más de dos semanas. Mientras tanto, el gobierno habla de concesiones. Concesiones que de todos modos nos dejan escépticos.
S.: Entonces, ¿considera que las reformas de Botha, como el derecho a la ciudadanía surafricana a los negros de las homelands y su libertad de circulación dentro del país, no sirven para nada?
D.T.: Cuando te dicen que eres un surafricano -cosa que ya sabes, dado que has nacido en Suráfrica- y luego te dicen que no eres surafricano y luego otra vez te dicen "¡ah! cambiamos de idea, ahora si eres surafricano", la cosa es desconcertante. ¿Para qué nos sirve la ciudadanía sino nos da derecho al voto? Lo acaba de afirmar el ministro de Gobierno: la ciudadanía no implica derechos políticos. Mientras tanto, el embajador en Washington cuenta otra versión y dice que el gobierno planea acabar con el régimen del apartheid y que piensa seriamente instaurar un régimen de coparticipación.
S.: Me parece que usted teme un baño de sangre en su país y que más bien es favorable a una política de pequeños pasos. ¿No piensa que las declaraciones y promesas de Botha sean ya un primer paso?
D. T.: ... ¿Y quién decide cuáles son los pasos? Nosotros no estamos en condiciones de esperar que los blancos dejen caer de su mesa las moronas de concesiones. Tenemos que sentarnos todos juntos y decidir el menú. Nuestros líderes, en gran parte en la cárcel o en exilio, deben poder negociar con el gobierno los pasos que lleven a una verdadera democracia y a una distribución no racial del poder político.
S.: ¿Qué piensa de las sanciones anunciadas por el presidente norteamericano Ronald Reagan?
D. T.: Tengan claro que Reagan ha hecho todo lo que ha hecho solamente porque teme ser derrotado en el Congreso. El Presidente norteamericano está más interesado en proteger a Botha de las consecuencias de su política racial que al destino de las víctimas del apartheid.
S.: La opinión pública mundial, de improviso, ha descubierto el apartheid en Suráfrica. ¿Cómo se explica que el muro del silencio se haya roto?
D.T.: La gente se ha dado cuenta que el apartheid es verdaderamente inmoral. También ha contribuido la entrada en vigor de la nueva Constitución, la cual excluye al 73% de la población y ha causado revueltas en todo el país. Desde entonces ha habido huelgas de estudiantes, declaraciones de estado de emergencia, muertos por mano de la policía y del ejército, en fin la gente se ha dado cuenta que este sistema es inhumano, cruel, inmoral y malvado. Y está haciendo de todo porque Suráfrica cambie, porque Suráfrica es importante.
S.: ¿Es verdad que en octubre se realizará un día de protesta nacional en Surafrica?
D.T.: En un encuentro reciente de las iglesias han sugerido la realización de un día de abstención nacional, un día de luto y ayuno, para declarar la gravedad de la situación de nuestra país y demostrar así nuestra solidaridad con aquellos que sufren. Ese día podría ser el 9 de octubre, nos falta todavía ponernos de acuerdo con los sindicatos.
S.: Le hablamos desde Roma, la ciudad del Papa. ¿ Qué mensaje le manda?
D. T.: El Papa ha hecho algunas declaraciones buenas contra el apartheid y ha pedido que termine esa política injusta. Creo que debería insistir y que no debería recibir ningún Presidente de Suráfrica hasta que el apartheid no sea desmantelado.
S.: Usted, sinceramente, ¿cree que se pueda dialogar con la actual clase dirigente blanca?
D. T.: Tratamos de hacerlo, la verdad es que nuestro rol, como iglesia, no es de negociar. Podemos ser unos mediadores honestos en las negociaciones entre el gobierno y aquellos que la comunidad negra considera sus legítimos representantes y dirigentes.
S.: ¿Qué ha hecho el mundo por la causa de ustedes?
D. T.: Estoy muy conmovido por lo que han hecho los países escandinavos. Han traducido en hechos concretos su posición de rechazo al apartheid, así como el gobierno francés. Los países de la Comunidad Económica Europea están tratando de promover acciones sólo simbólicas que tienen poca influencia para cambiar el apartheid pacificamente.