ARGENTINA
Abuelas de la Plaza de Mayo: verdad, justicia y memoria
Las 'Abuelas de Plaza de Mayo' han documentado unos 500 casos de niños apropiados por militares, entregados a terceros, abandonados o asesinados durante la dictadura militar argentina.
Ellas se encontraron recorriendo oficinas de funcionarios, obispos y políticos, para buscar a sus hijos secuestrados por el régimen militar (1976-1983).
Se juntaron como "Madres de Plaza de Mayo" para procurar cada jueves, en la plaza frente al palacio de Gobierno, la aparición con vida de jóvenes militantes de organizaciones políticas de izquierda, guerrillas clandestinas y otros que resultaron sospechosos a las autoridades de facto.
Ante la imposibilidad de hallarlos con vida, las madres se dedicaron a promover el enjuiciamiento de los responsables por la desaparición de más de 30 mil personas.
Pero las cifras de jóvenes embarazadas y niños secuestrados, maternidades clandestinas, listas de espera de allegados al régimen para adoptar niños nacidos en cautiverio y las declaraciones de los propios militares demostraron la existencia de un plan sistemático para la apropiación de niños.
"Dejen a esos chicos donde están"
Las "Abuelas de Plaza de Mayo" descubrieron desde 1977 su misión específica: “localizar y restituir a sus legítimas familias a todos los niños secuestrados-desaparecidos por la represión política." Pero los niños asesinados desaparecían con sus padres y los "apropiados" eran inscritos como hijos propios.
Sus denuncias tropezaron primero con el descreimiento y el temor de la sociedad argentina, recuerda Estela de Carlotto, presidenta de "Abuelas de Plaza de Mayo":
“Alegaban que nuestros hijos estaban en Europa, que se habían ido, que nos habían olvidado. No reconocían las tumbas anónimas (NN) en los cementerios. Descreían que había bebés que buscar. Y cuando fuimos avanzando y encontrando algunos, las voces de cierto sector de la sociedad eran: señoras basta, no busquen más, dejen esos chicos donde están”, afirma.
Derecho a la identidad e índice de "abuelidad"
“La dictadura aspiraba a hacer un corte radical en la sociedad, borrar y reescribir la historia de acuerdo a su propia ideología”, asegura José Miguez Bonino, co-presidente de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos en Argentina. Para ello, era importante que los niños no se criaran con sus familias de origen, así como cambiar sus nombres y sus fechas de nacimiento.
"Abuelas" recurrió a la ciencia y a la justicia. En Naciones Unidas, la Convención Internacional sobre los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes aprobó en 1989 tres artículos promovidos por ellas para proteger el derecho a la identidad.
Investigadores de la Sociedad Americana para el avance la Ciencia desarrollaron un "índice de abuelidad" para reconocer a los hijos de padres desaparecidos. Y con el tiempo se hallaron metodologías para el estudio de vínculos genéticos incluso con datos de parientes lejanos.
En Argentina se comenzó a juzgar a miembros de las juntas militares, se creó un Banco de Datos, donde figuran los mapas genéticos de todas las familias con niños desaparecidos y se incluyó a la asociación civil dentro del presupuesto nacional del Estado.
¿Derechos humanos contra derechos humanos?
Recientemente, el Senado argentino aprobó una ley que autoriza a la Justicia a tomar muestras biológicas para determinar la identidad de personas en causas en las que se investigan delitos de lesa humanidad. Como alternativa ante la resistencia de los implicados, se permite secuestrar objetos con muestras de ADN ya desprendidas del cuerpo.
Este fin de año el nieto número cien recuperó su identidad. Al mismo tiempo, los casos pendientes de los hijos adoptivos de la propietaria del poderoso grupo multimedios Clarín han generado una amplia polémica. Para el ex fiscal argentino Julio C. Strassera, la nueva ley defiende "los derechos humanos contra los derechos humanos".
Wolfgang Kaleck, abogado y vocero de la Coalición contra la Impunidad ("Verdad y Justicia para los desaparecidos alemanes en Argentina") dijo a Deutsche Welle que se trata de un conflicto habitual entre diferentes reglas del derecho fundamental.
"Por supuesto que el militar sospechoso tiene derechos: a un juicio justo, a su libertad (que se ve limitada durante el proceso). Pero de lo que se trata es de establecer el balance adecuado del estado de derecho", indicó.
Para Estela de Carlotto, Presidenta de "Abuelas", la ley no lesiona la integridad de los posibles nietos: "Todo lo contrario, cuando han tenido el resultado y saben quienes son, se han liberado de ese peso que era para ellos ser los responsables de llevar a la cárcel a quienes los criaron", señaló a Deutsche Welle.
Apoyo internacional, especialmente europeo
Desde sus orígenes hasta hoy la asociación civil ha contado con el apoyo político, legal, financiero, de instituciones y organismos internacionales como Amnistía Internacional o el Consejo Mundial de Iglesias.
Países europeos como España, Italia, Francia, Alemania, Holanda o Gran Bretaña han apoyado financieramente a las abuelas a través de sus embajadas, o legalmente promoviendo en sus propios territorios el enjuiciamiento de los responsables por crímenes de lesa humanidad.
En Alemania, la Coalición contra la Impunidad ("Verdad y Justicia para los desaparecidos alemanes en Argentina") reclama justicia para unos 100 desaparecidos de origen germano, entre ellos al menos tres niños (hoy jóvenes) nacidos en cautiverio.
Cada historia de un joven localizado y restituido por "Abuelas" es diferente, aseguran Carlotto y Kaleck. Unos consideran que conocer la verdad los libera, otros mantienen cierta distancia con su familia biológica y muchos no pueden ni quieren cortar el contacto con la familia de crianza, aún cuando se trate de "apropiadores"
El daño a la familia es irreparable, insiste el vocero de la Coalición contra la Impunidad, Wolfgang Kaleck: "Cuando hablamos de tortura y de violaciones de los derechos humanos no se trata de acontecimientos pasados, sino de hechos que tienen consecuencias hasta hoy".
Para "Abuelas" lo más importe es la recuperación de la verdad, la justicia y la memoria, dice su presidenta. Hoy, junto a los nietos "restituidos", se han extendido desde la plaza y los juzgados a los nuevos espacios de comunicación para hallar a 400 jóvenes que continúan desaparecidos.
Además de un mensuario, libros, una revista y campañas de comunicación, tienen un sitio web con toda su documentación y hasta un perfil en la red social Facebook: "Lo que pasó en Argentina, un país rico, enorme, culto, puede pasar en cualquier lugar del mundo. Cuando existe memoria y se recuerda, esto es preparar a los pueblos para el nunca más", finaliza Barnes de Carlotto.
Autora: Rosa Muñoz Lima
Editor: Enrique López Magallón
Cortesía Deutsche Welle