EDUCACIÓN
Acoso escolar: uno de cada tres estudiantes son víctimas
El 2 de mayo se celebra el Día Contra el Acoso Escolar. Entre padres de familia y docentes crece la preocupación por el incremento de casos de acoso escolar. ¿Cómo actuar cuando se presentan y qué hacer para evitarlo?
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) el acoso escolar es un problema que afecta a uno de cada tres estudiantes en todo el mundo.
En su último informe ‘Behind the numbers: Ending school violence and bullying’ (Detrás de los números: Poniendo fin a la violencia y el acoso escolar), presentado recientemente en el marco del Foro Mundial de la Educación, se evidenció que un tercio de los alumnos y alumnas de entre 8 y 24 años (el 32 %) ha sido intimidado psicológicamente por sus compañeros en la escuela al menos una vez en el último mes. Una proporción similar se ha visto afectada por la violencia física, explica este estudio, que alerta también de que el acoso sexual es la segunda forma más común de bullying.
Da igual si son instituciones privadas o públicas, si están en barrios privilegiados o en zonas pobres, en China, Reino Unido o en Uruguay. En la mayoría de las escuelas del mundo se generan -en mayor o menor medida- situaciones de bullying o acoso escolar.
Prueba de ello son los recientes casos de acoso que se han hecho virales en las redes sociales y que han generado el rechazo generalizado de las personas, desde el hecho reportado en el Colegio Distrital José María Vargas Vila de la localidad de Ciudad Bolívar hacia una menor de 13 años por parte de sus compañeras de aula, quien a raíz de las agresiones debió ser remitida al Hospital de Meissen; hasta el caso del Quaden Byles, el niño australiano de 9 años que manifestó querer suicidarse debido a que en la escuela es víctima de acoso por padecer enanismo y cuya historia conmovió al mundo entero y recibió el apoyo de varios famosos.
Sin duda, este tema ha tomado mayor visibilidad en los últimos años, no obstante, se siguen registrando situaciones de este tipo a lo largo de la trayectoria escolar de los niños, niñas y jóvenes, por lo que la preocupación de muchas familias y colegios es cómo actuar cuando se presenta este flagelo y qué hacer para evitarlo. Por eso, desde 2013, se estableció el 2 de mayo, como el Día Internacional Contra el Acoso Escolar, con el fin de visibilizar esta problemática.
El acoso escolar en Colombia
La Unesco describe en su estudio que debe considerarse como acoso escolar tanto la violencia física, psicológica como sexual.Los ataques físicos, las peleas físicas, los castigos corporales y el acoso físico forman parte de la violencia física, según el informe. En ese sentido precisa que la violencia psicológica incluye el maltrato verbal, el abuso emocional, la exclusión social y psicológica y la intimidación. La violencia sexual incluye tanto el intento como la consecución de actos sexuales sin consentimiento, contacto no deseado y acoso sexual.
La lucha contra el bullying en Colombia cobra cada vez más fuerza e importancia. De acuerdo con el reciente informe de la ONG Bullying sin fronteras, en el país, entre octubre de 2017 y octubre de 2018, se registraron 2.981 casos de matoneo escolar. Asimismo, la Encuesta Nacional de Salud Escolar indica que uno de cada cinco estudiantes ha sufrido agresiones físicas o ha sido víctima de acoso escolar.
No obstante estas cifras deben cogerse con pinzas, dado que en esta problemática se presenta un subregistro ya que muchas veces no se denuncia, o incluso ni siquiera saben si están siendo víctimas de esta práctica.
Por ejemplo, de acuerdo con los resultados de las pruebas Pisa adelantadas por la Ocde, en la que se preguntó a los estudiantes por el clima escolar, en Colombia, 32% de los estudiantes reportaron haber sido víctimas de bullying o acoso escolar por lo menos algunas veces al mes, en comparación con 23% de media en todos los países de la OCDE, evidencia de cómo ha crecido la problemática en el país.
Para el experto en pedagogía y educación, Julián de Zubiría, el bullyng no es un fenómeno nuevo, siempre se ha presentado, pero lo que ha cambiado es la forma y la actitud en la que la sociedad lo afronta, “el bullying es una forma de intimidación que se presenta en los colegios entre agresor – víctima, existen dinámicas de sumisión y dominación. En colegios masculinos fue muy generalizada contra la población homosexual y contra personas con limitaciones físicas. En colegios femeninos han sido frecuentes la exclusión, el rumor y la difamación. Ahora son más visibles y tienen múltiples posibilidades de presentarse por el anonimato que ofrecen las redes”.
En ese panorama coincide el director de Bullyng Sin Fronteras, Dr. Javier Miglino, quien asegura que con el crecimiento del uso de redes sociales, también aumentó el acoso, “ya no ocurre como antaño en que padecían acoso escolar aquellos con mayor rendimiento escolar o atributos físicos. Ahora cualquier motivo es una excusa para el bullying y para dañar, recibiendo las víctimas golpes, amenazas, burlas y ciberacoso en las redes sociales por la sola publicación de una imagen"”.
A pesar de que el flagelo está creciendo por los motivos expuestos, Zubiría destaca el hecho de que ya se vea el bullyng como un problema a erradicar, “antes decían que el joven matoneado formaba el carácter y estaban totalmente equivocados”. Por el contrario, el experto asegura que el matoneo simplemente lleva a su víctima a la depresión y al aislamiento, con todas las consecuencias que esto puede generar, “hay personas que siguen pensando que el bullying forma personas más fuertes. siguen equivocados y destrozando la vida emocional de muchos niños y jóvenes”.
Tendencias
Además, los mismos estudiantes saben que el acoso escolar está mal, ya que según la Ocde 84% de los estudiantes colombianos (y 88% de los estudiantes en promedio en todos los países de la Organización) estuvieron de acuerdo con que es bueno ayudar a los estudiantes que no pueden defenderse por sí mismos y que son víctimas de bullyng.
¿Qué hacer para evitarlo?
En el país ya existe un protocolo para que se reporten los casos de bullyng. Los protocolos que deben activar las instituciones en caso de acoso escolar se encuentran enmarcados en la ley 1620 del 2013 con la cual se creó la Ruta de Atención Integral para la convivencia escolar.
En caso que en un colegio se identifique una situación de acoso o violencia escolar por cualquier miembro de la comunidad educativa, estas tendrán que ser remitidas al Comité Escolar de Convivencia, que deberá definir cómo proceder de acuerdo con lo que estipule cada institución en su manual de convivencia.
Este Comité será el que defina la forma en que debe ser atendida la víctima, en caso de que sea necesario, y establecerá la forma de resolver el conflicto que genera el caso de acoso. En esta ruta se destaca la obligación por parte de los rectores de reportar los casos de violencia escolar a otras autoridades dependiendo la gravedad del caso.
Sin embargo, el papel que pueden jugar padres de familia, docentes e incluso los compañeros de clase es fundamental a la hora de evitar este problema, más cuando el Comité Escolar muchas veces no llega a identificar las situaciones de acoso.
Para el rector del colegio Eisenhower, Álvaro Suárez, es importante que existan espacios en los que los estudiantes generen ambientes de tolerancia y respeto acompañados tanto del cuerpo docente de la institución como de profesionales especializados en la materia.
“Se tiene que promover y patrocinar espacios que movilicen la tolerancia y la inclusión. Entre más recursos se dispongan para que los estudiantes creen una cultura de respeto, menos casos de bullying se van a presentar”, dijo Suárez, quien destacó el papel que juegan las instituciones al incluir más jornadas de esta índole en el cronograma de actividades.
Por su parte, De Zubiría considera que los profesores de todas las áreas deben entender que deben formar las competencias éticas y ciudadanas: “Es esencial es favorecer en los estudiantes la empatía o la capacidad de ponerse en el lugar de los otros. Bien orientadas, áreas como arte y las Ciencias Sociales, nos ayudarían a disminuir el bullying, ya que nos ayudarían a sensibilizarnos”.
Asimismo, destacó el papel de los padres de familia, y aunque parezca obvio reiteró la importancia de que escuchen a sus hijos e interpreten algunas señales como el aislamiento, bajo rendimiento académico o poco deseo de ir a estudiar: “Los padres son esenciales en el desarrollo emocional de sus hijos. Deben brindarles confianza, seguridad y buenos autoconceptos. La palabra mágica es dialogar: escuchar, brindar confianza y seguridad. Así mismo, deben poner límites cuando es necesario, pero garantizando que se haga sin violentar o maltratar a los niños, ya que el maltrato genera que ellos repliquen este comportamiento en el colegio con otros compañeros”.
Finlandia, un ejemplo a seguir
Finlandia se ha caracterizado por ser un país referente en temas de educación, no obstante, también ha tenido que afrontar el bullyng en su sistema educativo. Desde 2009, el acoso en las escuelas de ese país ha disminuido drásticamente gracias a un método revolucionario para combatir estas situaciones en las que un estudiante o un grupo de estudiantes hostiga de forma sistemática a un compañero.
Según un estudio en el que participaron 30.000 estudiantes de entre 7 y 15 años, este sistema desarrollado en la Universidad de Turku, en el suroeste de Finlandia, logró eliminar el acoso en cerca del 80% de las escuelas y lo redujo en el otro 20%.
El éxito de este programa bautizado KiVa (acrónimo de Kiusaamista Vastaan, que en finés significa en contra del bullying) no pasó desapercibido en Europa, donde cerca de 20 países decidieron implementarlo. Y, ahora, varias instituciones educativas en países de América Latina están empezando a usarlo.
La clave de KiVa es que, a diferencia de las metodologías tradicionales, además de trabajar con las víctimas y los acosadores, "incorpora a los testigos", es decir, "toma en cuenta a las personas que se quedan calladas y sufren pasivamente el acoso, porque si bien a nadie. Aunque los testigos no son los protagonistas obvios de la historia, con su silencio o sus risas refuerzan el poder del agresor.