Vida Moderna
¿Aguapanela’ o ‘agua de panela’? Esta es la forma correcta de llamar a esta popular bebida
Ante la confusión, se puede consultar con la RAE y esta es la respuesta.
¿Quién no ha tenido el lujo de tomar la bebida que tiene su origen en la caña de azúcar? O de acompañarla con queso, con canela, con leche o con limón. Este líquido, que normalmente se toma tibio, también ha sido importante en la historia de Colombia por su relación con el ciclismo.
Se pueden encontrar algunas variaciones en su presentación y composición; hay orgánica, en bloque o pulverizada. Además, es usada para preparar té, dulces o bebidas fermentadas como el guarapo.
También es un tema de conversación porque se genera la duda de cuál es la forma correcta de nombrarla. Y bueno, esa es una pregunta que ya tiene respuesta.
Cómo se dice: ¿'aguapanela’ o ‘agua de panela’?
El portal Ruta Regiones puso en la mesa de conversación el tema. Y aquí hay que tener en cuenta lo que dice el ente rector del español. De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), se le denomina “agua de panela”. Y la define como “agua hervida a la que se le pone panela para endulzarla, y se toma como bebida, generalmente en el desayuno”.
También se debe tener en cuenta que el término “aguapanela” es utilizado por bastantes pobladores. Por eso, se ha determinado validar esta expresión como una «reducción de “agua de panela”».
“Incluso, históricamente, algunas personas colombianas han llamado este alimento “agüepanela”, pero este último hace parte de una variación lingüística local”, agregan en la página de Ruta Regiones.
La aguapanela
Hace un tiempo, el investigador gastronómico Carlos Ordóñez Caicedo publicó en SEMANA un texto refiriéndose a esta bebida. Comenzó comentando que, dependiendo de la región, sirve como tetero, refresco o hasta se toma para curar enfermedades. A continuación su texto.
Si es cierto el refrán “el hombre es lo que come”, entonces los colombianos somos aguapanela, pues es con lo que nos criaron, a punta de teteros preparados con panela cocinada, que se diluía en agua o en leche.
Hubo un tiempo en el que la panela era uno de los elementos más importantes en la canasta familiar. Hoy ha ido perdiendo importancia y posición social: solo las clases sociales bajas y el campesinado siguen dependiendo de ella para la alimentación de sus hijos.
De mezclarla con jugo de limón o naranja agria resulta el guarapo. Y, como si fuera poco, en la Costa Atlántica se usa como la base para chichas de frutas como el mamón, corozo y tamarindo.
Pero su importancia va más allá. Es importante para curar enfermedades bronquiales y mitigar la tos. En Cesar se mezcla con jengibre molido y ron, como cura de chamán. En el altiplano cundiboyacense, con ron, aguardiente o brandy y hojas de eucalipto, como remedio para las afecciones del pecho.
Desde la Colonia adquirió algo de posición social, ya que se hizo costumbre colar el café con aguapanela caliente. También se utilizó para disolver las choculas, o bolas de chocolate, batiendo el molinillo para luego mezclarlas con leche y preparar así el chocolate santafereño.
Comenzando la República se puso de moda el carajillo: aguapanela muy caliente mezclada con aguardiente. Igual el canelazo, que era aguapanela cocinada con canela y mezclada con brandy o ron. Se servía con el borde del vasito escarchado con azúcar.
No obstante, ha tenido detractores: decían que era culpable de las caries en los adolescentes y de las lombrices. Ahora se le considera la enemiga de los obesos, diabéticos y modelos, pues también se le achacan las estrías. Sin embargo, a favor tiene su propiedad cicatrizante.
También está presente en muchos platos regionales: la colada de plátano, la natilla, envueltos de choclo, mazamorra dulce, el champús, maní o coco turrado, envueltos de plátano maduro, el peto y chicha de piña, entre otros.
Un dato muy curioso: solo en Venezuela y Colombia la han utilizado como alimento o refresco. Países como México, con su piloncillo, y Cuba, con su raspadura, nunca conocieron la aguapanela. Se podría decir que los venezolanos y los colombianos somos hermanos de aguapanela o ‘papelón’, que es un vínculo entrañable, no importa lo que piense Chávez.