Especial café bebida universal
Café de alta calidad en casa, una tendencia que llegó para quedarse
La pandemia contribuyó a que los colombianos consumieran más café en sus hogares. El reto ahora es entusiasmar a los jóvenes para que también lo beban y se involucren en su cultivo y producción.
La emergencia sanitaria que produjo la pandemia tuvo un impacto positivo para el café colombiano. Según la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), las personas dejaron de tomar café en las oficinas y en los restaurantes para empezar a consumir más y de mejor calidad en sus casas. Gracias a ello, hoy el sector está más orientado a producir café de altísima calidad y a darles mayor relevancia a las experiencias de consumo.
“Tenemos que ser más competitivos, sea en cantidad o en especialización. Competir con los volúmenes de producción de café de países como Brasil o Vietnam es complicado, por lo que debemos empezar a diferenciarnos. El mundo es de la especialización y no de la cantidad. Colombia debe aprovechar su variedad de microclimas para enfocarse en las variedades y en las experiencias sensoriales”, explica Alberto Henao, gerente de Lök Foods, una empresa dedicada a comercializar chocolate, café y miel.
En Colombia se cultiva café en 604 municipios de 23 departamentos. Más de 540.000 familias se dedican a ello, y más de 730.000 personas dependen directamente de esta agroindustria.
Juan Camilo Ramos, gerente comercial de la FNC, asegura que el país se ha vuelto mucho más productivo. “La tendencia en la que estamos montados es la ‘premiumización’ del café, es decir, que la producción debe estar enfocada en tener muchos cafés con perfiles distintos”, agrega Ramos. De hecho, el consumo de cafés prémium colombianos aumentó en Canadá, Estados Unidos, Japón, Australia, Nueva Zelanda y los países nórdicos. Según los registros, la FNC exportó a 53 países en 2020.
Para seguir incrementando la productividad del café en el país, Ramos puntualiza que uno de los retos más importantes es que se vuelva más rentable y, por ende, más atractivo para que los jóvenes deseen involucrarse en la caficultora, contribuir al empalme generacional, a la mano de obra y a una tradición nacional. Además, los cultivos deben renovarse a fin de que los árboles sean jóvenes y se puedan crear bosques productivos que contribuyan a la sostenibilidad ambiental.