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Colombia, entre los países con peor percepción sobre corrupción en América Latina

Venezuela tiene la percepción de corrupción más alta en Latinoamérica, ubicándose en el puesto 176 de toda la lista.

9 de diciembre de 2021
Casi 10 años después de este escándalo de corrupción conocido como el cartel de la hemofilia, la Fiscalía incautó bienes de una IPS.
El informe destaca que durante la coyuntura de la pandemia, la corrupción estuvo presente en muchos países, en los planes de atención por la contingencia contra la covid-19. | Foto: Fiscalía

Los países del mundo, principalmente los de Latinoamérica, no muestran avances significativos en su lucha contra la corrupción. Así lo advierte el más reciente informe de la organización Transparencia Internacional, que clasifica 180 países y territorios según la percepción del nivel de corrupción en su sector público, según expertos y empresarios.

Ordenado de peor a mejor clasificado en el índice, Colombia se ubica en el puesto número 92. Venezuela tiene la percepción de corrupción más alta en Latinoamérica, ubicándose en el puesto 176 de toda la lista. Le siguen Haití en el renglón 170, Nicaragua (159) y luego Honduras, en el 157.

El panorama es diferente en países de América Latina como Uruguay, donde menos se percibe corrupción, y se ubica en el puesto 21. En este ranking luego vienen Chile (67 puntos), Costa Rica (57) y Cuba (47).

El Índice de Percepción de la Corrupción de este documento dibuja un paisaje sombrío del estado de la corrupción en todo el mundo, ya que según recalcan, la mayoría de los países evaluados no ha registrado ningún avance en la lucha contra la corrupción en casi una década y más de dos tercios tienen una puntuación por debajo de 50.

“Nuestra investigación indica que la corrupción no solo socava la respuesta sanitaria global a la covid­‑19 sino que además contribuye a mantener la democracia en un perpetuo estado de crisis”, indica el documento de Transparencia Internacional.

Sostienen que como en años anteriores, más de dos tercios de los países alcanzan una puntuación inferior a 50 en el índice de 2020, con una media mundial de 43. “Los datos indican que, aunque se han producido ciertos avances, la mayoría de los países continúa sin abordar con eficacia la corrupción en el sector público”, puntualizan.

Según el estudio de Transparencia Internacional, los países con un buen desempeño en el ranking invierten más en sanidad y son más capaces de ofrecer una cobertura sanitaria universal a su población.

El informe destaca que durante la coyuntura de la pandemia, la corrupción estuvo presente en muchos países, en los planes de atención por la contingencia contra la covid-19. Registran varios casos, desde el soborno para acceder a pruebas, tratamientos y otros servicios sanitarios hasta la contratación de suministros sanitarios y la preparación para emergencias en general.

Una prueba de ello en América Latina es la reciente medida de sanción impuesta por el Departamento de Estado de Estados Unidos contra Martha Carolina Recintos, jefa del Gabinete del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien es acusada de estar involucrada en una red de corrupción multimillonaria en varios ministerios, por autorizar compras sospechosas por millones de dólares en mascarillas quirúrgicas y batas de hospital de empresas sin vínculos aparentes con la industria de la salud o la fabricación.

En Colombia, el pasado 2 de diciembre publicaron el informe ‘Así se mueve la corrupción: radiografía de los hechos de corrupción en Colombia 2016-2020′, elaborado por la ONG Transparencia por Colombia.

El Monitor Ciudadano de la Corrupción de esta organización identificó y sistematizó 967 hechos de corrupción reportados en 2.026 notas de prensa escrita, entre el 2016 y 2020. De acuerdo con la información disponible en este documento público se vieron comprometidos $ 92,77 billones en hechos de corrupción, se perdieron $ 13,67 billones y se recuperaron $ 4,94 billones.

Andrés Hernández, director ejecutivo de Transparencia por Colombia, explicó que este informe refleja nuevamente el carácter sistemático y estructural de la corrupción en el país. “Quienes aspiran a la Presidencia de la República deberán plantear propuestas ambiciosas, decididas y coherentes para enfrentar de manera integral este problema”, recomendó.