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“Decidí no rendirme”: la historia de Magali, quien pasó de albañil a cumplir su sueño de ser abogada

La joven recordó que quien persevera alcanza.

24 de noviembre de 2021
Magali Giménez Bogarin
La joven Magali Giménez Bogarin trabajó como albañil para lograr su sueño de ser abogada. | Foto: Imagen tomada de la cuenta en Facebook: Magali Giménez Bogarin

En redes sociales se volvió viral la historia de una joven que, para solventar los gastos de sus estudios en Derecho, trabajó como albañil antes de rendirse.

Se trata de Magali Giménez Bogarin, también conocida como Maga, quien es oriunda de San Estanislao, Paraguay, y hace seis años decidió aprender a ser albañil para cumplir su sueño de ser jurista.

“Muchos no saben esta parte de la historia, pero hace seis años atrás esto parecía algo inalcanzable, mucha gente incluso llego a decirme que no iba a poder concretarlo, escribió en su historia en su perfil de Facebook. Además, destacó que jamás pensó en renunciar a su sueño y por el contrario decidió ir por él.

Todavía viene a mi memoria aquel día en que tenía que pagar la primera cuota de mi matricula y no sabíamos cómo íbamos a lograr pagar esa suma. Como mi papá es albañil decidimos que, para poder alcanzar esa suma, él no iba a meter ayudante y yo decidí ayudarle en aquella obra”, agregó Magali en la citada red social.

La joven de 24 años tenía una buena escuela, pues su papá también era albañil y con el apoyo adicional de sus hermanos, pudo salir adelante.

“Como mi papá es albañil decidimos que, para poder alcanzar esa suma, él no iba a meter ayudante y yo decidí ayudarle en aquella obra. Mis hermanitos y yo decidimos trabajar arduamente varios meses para poder pagar aquella matrícula”, recordó la joven.

Magali Giménez Bogarín también compartió una serie de fotografías durante su ardua labor en la construcción, además de algunas imágenes en la ceremonia de titulación en la Corte Suprema de Justicia (CSJ). La joven reafirmó su gratitud con su familia y todas las personas que la apoyaron, a las que dijo: “se convirtieron en ángeles en mi vida”.

Muchos no saben esta parte de la historia pero hace 6 años atrás esto parecía algo inalcansable, mucha gente incluso...

Posted by Magali Giménez Bogarin on Thursday, November 11, 2021

La hoy abogada resaltó que muchos jóvenes pasan dificultades para lograr sus sueños. No obstante, hizo énfasis en que no se deben rendir y por el contrario deben luchar por ellos.

“Solo puedo decirte a vos que no te rindas y que el que persevera alcanza”, agregó.

De acuerdo con medios paraguayos, la joven es activista social y dirigente de varias organizaciones.

Como la historia de Magali Giménez Bogarin también hay otras que se han robado el corazón de muchas personas en el mundo. En meses pasados circuló en redes sociales una conmovedora historia de cómo el verdadero amor puede superar obstáculos y problemas de cualquier índole.

La misma se dio a conocer desde Bolivia, en donde un joven de 12 años no se dejó vencer por las dificultades económicas de su familia sino que, aprovechando las redes sociales, hizo todo lo posible por apoyar a su mamá, quien se había venido enfrentado a una negligencia médica por mucho tiempo.

A través de un video compartido en Facebook, que rápidamente se hizo viral, Mateo Pérez -entre lágrimas- habló en ese momento sobre la situación de su madre, Edith Pérez. De acuerdo con él, la mujer requería urgentemente de una prótesis para su cadera, pues había llegado al punto en que no podía caminar, además de que es una paciente diabética, motivo por el cual su estado de salud se había complicado.

Por ello, a él se le ocurrió la idea de vender algunos dibujos para recolectar lo suficiente que pudiera ayudar a su mamá. Así, con mucho cariño hizo bocetos de varios personajes animados, los cuales ofreció por 10 pesos bolivianos cada uno, que equivalen a cerca de 5.000 pesos.

La meta, según Mateo Pérez, era reunir aproximadamente 50.000 pesos bolivianos (es decir, casi unos 23 millones de pesos), que parecía difícil de lograr.

Pero, para su sorpresa, tres días fueron suficientes para arrasar con las ventas de los dibujos; incluso, hasta la familia fue apoyada con donaciones de parte de miles de personas que se conmovieron con la historia de Mateo y su mamá Edith. Gracias a esta generosidad, no solo en Bolivia sino en otros países de la región latinoamericana, consiguieron superar la meta del presupuesto requerido.