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El Consejo de Ciencia y Seguridad informó que el Reloj del Juicio Final está a “90 segundos”: ¿qué significa?

A medida que se acerca la medianoche, la urgencia de la amenaza se intensifica. En caso de ataque nuclear, el futuro se vería alterado de un modo que nos resultaría inconcebible procesar.

26 de enero de 2023
Los integrantes del Consejo de Ciencia y Seguridad
Los integrantes del Consejo de Ciencia y Seguridad | Foto: Foto del video publicado en Youtube

El 24 de enero se volvió a hacer historia. Ese día el Boletín de los Científicos Atómicos acercó el segundero del Reloj del Juicio Final a la medianoche. Ahora está a “90 segundos”, lo más cerca que ha estado nunca de la simbólica catástrofe mundial.

El anuncio, realizado durante una conferencia de prensa celebrada en Washington D. C., se hizo en inglés, ucraniano y ruso. La declaración emitida describió este momento en la historia como “un momento de peligro sin precedentes”.

2023 Doomsday Clock Announcement

El Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín de Científicos Atómicos es el encargado de mover las manecillas del Reloj del Juicio Final. Estos destacados expertos se centran en los peligros que plantean las potenciales catástrofes de origen humano, que emanan del riesgo nuclear, el cambio climático, las amenazas biológicas y las tecnologías disruptivas.

El Reloj del Juicio Final es la representación más gráfica de estas amenazas, y el acto de adelantar el reloj representa la necesidad clara y urgente de vigilar lo que ocurre.

Amenazas a lo largo del tiempo

En 1945, un grupo de científicos que trabajaban en el Proyecto Manhattan –un proyecto de investigación estadounidense sobre armas atómicas– se unieron para formar el Boletín de los Científicos Atómicos.

A finales de la década de 1940, la nueva amenaza de las armas nucleares proyectaba una oscura nube sobre el mundo. El Reloj del Juicio Final pretendía ser una advertencia a la humanidad sobre los peligros de esta tecnología. Más tarde, en el siglo XX, se amplió para considerar otras amenazas de origen humano.

En 1991, el reloj se colocó a 17 minutos de la medianoche, lo más lejos que ha estado nunca del día del juicio final. Este cambio se produjo tras el colapso de la Unión Soviética y la firma del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas por parte de Estados Unidos y Rusia. Durante los años 90 el mundo se sintió algo más seguro.

Los integrantes del Consejo de Ciencia y Seguridad
Los integrantes del Consejo de Ciencia y Seguridad. | Foto: Foto del video de Youtube

En la década de 2010, estuvimos muy cerca de colocarnos al borde de una guerra nuclear, aunque no tanto como ahora. Las relaciones de Estados Unidos con otras potencias nucleares mundiales como Rusia y China eran cada vez más tensas. Se había abandonado el acuerdo nuclear con Irán, lo que afectó a la geopolítica de Oriente Medio. La amenaza del arsenal nuclear de Corea del Norte se encontraba en una nueva fase alarmante. Junto con la peligrosa retórica del expresidente Donald Trump y el ascenso global de la extrema derecha, todo apuntaba a que la década de 2020 iba a ser una época tumultuosa.

En 2023, las crisis mundiales a las que nos enfrentamos tienen consecuencias devastadoras y efectos potencialmente más duraderos. Nuestro momento actual es insostenible, sobre todo porque las amenazas catastróficas se multiplican e intensifican.

El presidente ruso, Vladimir Putin, asiste a una reunión en la región de Tver.
Vladimir Putin, presidente ruso. | Foto: Reuters - Sputnik

Las crisis se amontonan y van desde la invasión rusa de Ucrania con las amenazas nucleares apenas veladas de Vladimir Putin hasta las tensiones sociales y económicas aún presentes en el tercer año de la pandemia de covid-19. Se trata de desafíos sin precedentes para la supervivencia humana.

Ansiedad apocalíptica

Como el Reloj del Juicio Final está ahora a 90 segundos de la medianoche, la situación añade estrés a una población mundial ya ansiosa. En Europa, los temores a la covid-19 fueron rápidamente sustituidos por temores a una guerra nuclear.

La ansiedad producida por el miedo a morir está relacionada con la ansiedad nuclear, y la amenaza de guerra nuclear provocada por los titulares diarios podría moldear nuestra forma de pensar y actuar. Las armas nucleares provocan una ansiedad existencial especial, ya que las armas de destrucción masiva tienen el potencial de erradicar culturas, tierras, lenguas y vidas enteras. En caso de ataque nuclear, el futuro se vería alterado de un modo que nos resultaría inconcebible procesar.

Algunos creyentes atribuyen a que, por ejemplo, desastres naturales como terremotos y huracanes pueden ser interpretados como una señal de que el fin está más cerca de lo que se piensa.
Algunos creyentes atribuyen a que, por ejemplo, desastres naturales como terremotos y huracanes pueden ser interpretados como una señal de que el fin está más cerca de lo que se piensa. | Foto: Getty Images / Autor: gremlin

El filósofo Langdon Winner escribió que “durante la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, en cierto sentido todos nosotros nos convertimos en sujetos involuntarios de una vasta serie de experimentos biológicos y sociales, cuyos resultados se hicieron evidentes muy lentamente”.

Para los que crecieron durante el apogeo de la Guerra Fría a mediados del siglo XX, y hasta principios de la década de 1980, el resurgimiento de estas preocupaciones tiene aires de déjà vu. Con el objetivo de contrarrestar este temor recurrente, las herramientas para afrontarlo incluyen limitar la exposición a los medios de comunicación, acercarse a los demás, cultivar la compasión y cambiar de rutinas.

El momento de actuar es ahora

Vivamos o no en una de las nueve naciones poseedoras de armas nucleares, todos nos hemos convertido en sujetos involuntarios del experimento que comenzó con la detonación de la primera arma atómica. En 2023, el Reloj del Juicio Final nos dice que estamos a 90 segundos metafóricos de la extinción autoinfligida. El tiempo apremia.

Por: Jack L. Rozdilsky

Associate Professor of Disaster and Emergency Management, York University, Canada

Christian Faize Canaan

Master’s student, Disaster and Emergency Management, York University, Canada

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Conversation

The Conversation