La capital es una de las ciudades del mundo con una gran afluencia de tráfico en sus vías.
La capital es una de las ciudades del mundo con una gran afluencia de tráfico en sus vías. | Foto: Getty Images / Stephan Zirwes

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El impresionante caos que se armó en el tráfico de Bogotá este domingo, ¿qué lo ocasionó?

La capital tuvo gran afluencia de vehículos en un día donde la movilidad no es tan complicada.

14 de febrero de 2022

Los domingos la movilidad no suele complicarse en las principales vías de Bogotá. Puntos como la autopista sur o la autopista norte son de los pocos lugares que muestran gran afluencia vehicular.

Pero en esta ocasión varías avenidas y calles tuvieron congestiones por cuenta de las lluvias y de algunas protestas que se presentaron en sitios estratégicos para la movilidad de la capital.

Las lluvias, que según el Idiger ocurrieron en las localidades de Suba, Barrios Unidos, Engativá y Usaquén, e incluyeron granizo, hicieron que la velocidad de los corredores viales disminuyera en gran medida ocasionando congestiones.

A esto se le suman las obras que se llevan a cabo en la avenida 68, donde se construye una nueva troncal de Transmilenio, las cuales agregaron otro ingrediente más de caos.

Pero la cereza del postre fueron las protestas que se llevaron a cabo en la Avenida El Dorado (Calle 26) a la altura de la carrera 19, las cuales se reportaron desde las 5 de la tarde por parte de la Secretaría de Movilidad de la ciudad. Por cuenta de ellas se vio afectada la calzada mixta de la vía.

Las manifestaciones continuaron hasta las 7 de la noche, según el ultimo reporte de la alcaldía que informó que la marcha avanzaba por la calle 63 con carrera 60 en sentido Oriente – Occidente la cual generó afectación vial de un carril de la vía.

Sin lugar a dudas se vivió un domingo poco común en materia de tráfico en la capital colombiana en un día que se caracteriza por tener una mejor movilidad, comparado con los demás días de la semana.

Mueren más personas por contaminación que por homicidios en Bogotá

Bogotá sufrió hace poco una alerta ambiental a raíz de los diferentes incendios forestales que se presentaron en el país, principalmente en la Amazonía y la Orinoquía, lo que ocasionó el traslado de humo y material particulado a la ciudad, y con ello se afectó la calidad del aire y obligó al Distrito a decretar también la alerta amarilla hospitalaria.

Aunque después de cinco días se redujo la concentración de contaminantes, la realidad es que la polución y el mal aire que se respira en Bogotá son recurrentes.

Así mismo, la capital genera más de once millones de toneladas de gases de efecto invernadero, lo que se traduce en asma, bronquitis, neumonía, entre otras patologías respiratorias.

En ese sentido, la mala calidad del aire en Bogotá se convirtió en una verdadera arma mortal que, como bien lo reconoce la propia alcaldesa Claudia López, es tramposa y silenciosa.

Los carros, los camiones de carga y el transporte público representan el 60 % del total de los gases de efecto invernadero, pero las industrias y hasta las calles sin pavimentar también hacen parte de esta alarmante radiografía.

El sur de la capital del país es la zona más afectada por la mala calidad del aire. Kennedy, Fontibón, Usme y Puente Aranda son las localidades en donde más confluyen todos los ingredientes de este tóxico e infeccioso coctel.

Esta situación no es ajena a la propia Secretaría Distrital de Ambiente, que reconoce que en la capital no se respira el mejor aire. “Bogotá es una ciudad que consume muchos combustibles fósiles y tiene una matriz productiva que no ha emprendido una transición energética. Lleva muchos años siendo honesta y transparente, y no es ningún secreto el hecho de que no siempre estamos respirando el mejor aire en la ciudad”, indicó la secretaria Carolina Urrutia.