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Estudio: jóvenes permiten que sus parejas tengan otros encuentros sexuales sin considerarlos infidelidad
La investigación realizada por la Universidad Manuel Beltrán también demostró que las redes sociales son un método para facilitar la infidelidad.
La Universidad Manuela Beltrán, a través de una encuesta realizada a 523 personas -entre la edad de 15 a 63 años, pero resaltando a la población juvenil entre los 18 y 24 años-, buscó percibir la influencia del uso de las redes sociales en la infidelidad entre parejas.
En ese orden de ideas, lo primero que se puede destacar de dicha investigación es que las redes sociales con mayor impacto para llevar a cabo una infidelidad son WhatsApp, Facebook, Instagram y Tinder. Asimismo, el 81,3% de las personas encuestadas considera que las redes sociales sí son un método para facilitar la infidelidad.
Según el estudio de la institución educativa, las mujeres “pueden cometer actos de infidelidad por sentimientos de soledad, deseo de sentirse especiales y reafirmación de ser deseadas”. Por su parte, los hombres comenten estos actos con quienes “están interesados sexualmente, no sentirse cercanos o conectados con la pareja e impulsividad”.
De igual manera, el 85% de los hombres encuestados ha sido infiel, mientras que en las mujeres hubo un total fue de 15%. Sin embargo, las segundas fueron las que más respondieron a las preguntas de la encuesta con el 70,2%, mientras que los hombres registraron un 29,8%
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No obstante, las personas encuestadas tienen diferentes concepciones de infidelidad; por ejemplo, el 79, 3% cree que la infidelidad implica el acto sexual como el emocional, mientras que el “6,1% indica que solo es emocional, y el 12,6% de lo sexual”, teniendo en cuenta que lo sexual es un acercamiento corporal, es decir, relaciones sexuales, caricias o besos. Además, el 1,9% escogió que la infidelidad se puede dar por falta de madurez emocional o identidad inestable.
“La infidelidad varía según los límites pactados con la parejas y los criterios establecidos dados por reglas culturales, obteniendo respuestas como decisión, atracción física y sentimental, monotonía, reafirmación por sentirse deseado, validación por parte de otra persona, oportunidad de ser infiel y búsqueda de apoyo emocional, por lo cual, cuando se inicia una relación formal, se establecen ciertos condicionamientos y acuerdos”, manifestó la institución.
Asimismo, el estudio indica que el 36,9% de los encuestados sí ha sido infiel, mientras que el 63,1% no lo ha sido. Sin embargo, lo que llamó la atención de este investigación es que el 53,8% tiene acuerdos con su pareja para tener encuentros sexuales con otras personas, mientras que el 46,2% no lo tiene.
En ese sentido, la Universidad Manuel Beltrán manifiesta lo siguiente: “se refleja la importancia de establecer acuerdos en la actualidad que delimiten la línea de la infidelidad para cada pareja”.
El lío que se ganaría por revisar el celular a su pareja y exponer chats privados
Actualmente, los teléfonos inteligentes se han convertido en prácticamente una extensión de las personas, pues estos dispositivos ejecutan diferentes tipos de tareas de corte laboral y académico. Pero estos equipos también se han transformado en un recurso para almacenar todo tipo de información íntima o confidencial que no debe ser vista por otras personas.
Por esta razón, es un muy común conocer historias sobre usuarios que han tenido serios problemas debido a que las fotografías, videos o chats comprometedores que guardaban en sus teléfonos fueron expuestos por otras personas. De hecho, en muchos casos sus propias parejas han sido quienes comparten dichos contenidos en redes sociales para hacer pública una infidelidad.
Sin embargo, muchos usuarios de dispositivos móviles y plataformas digitales desconocen que el revisar sin permiso la información guardada en el teléfono de otra persona, teléfono, representa un delito y por ende puede acarrear líos legales.
SEMANA habló con Jacques Simhon, socio de la firma de abogados CMS Rodríguez Azuero, quien explicó que la conducta anteriormente señalada representa un delito que se llama acceso abusivo a sistema informático.
Simhon agregó que es indiferente que se trate del teléfono de la pareja o cónyuge y que tampoco importa si el teléfono está protegido por una contraseña que fue compartida voluntariamente. Además, recalcó que una persona puede dar autorización a otra para acceder a un equipo o sistema, y esa autorización puede tener limitaciones.
“Si presto mi celular para que alguien haga una llamada, no significa que pueda acceder a todos mis datos”, explicó.
Por su parte, Lorenzo Villegas-Carrasquilla, socio de CMS Rodríguez Azuero, precisó que el acceder sin autorización al teléfono celular de la pareja es una violación al derecho a la intimidad que se encuentra prohibido por la constitución.