CAMBIO CLIMÁTICO
Diez cosas que debería conocer sobre los manglares
Hoy, en el Día Internacional de la Conservación de los Manglares, Luis Zapata y Gustavo Castellanos, de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, hablan sobre este ecosistema determinante para luchar contra el cambio climático.
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¿Qué tienen de particular los manglares?
Son bosques que solo encontramos en las zonas tropicales o subtropicales del mundo, como Colombia, y cuyas plantas viven generalmente entre el agua salada y el agua dulce, pues conforman la línea divisoria entre la desembocadura de los ríos, la tierra y el mar. Los manglares son inundados por agua marina dos veces al día en el Pacífico colombiano y sus plantas soportan algunas veces aguas 100 veces más saladas que las que resisten la mayoría de plantas de agua dulce. En general, son de los ecosistemas más importantes del Planeta. De ellos depende la vida de muchas especies y el funcionamiento de otros ecosistemas.
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¿Cómo está Colombia en materia de manglares?
Colombia tiene una diversidad de tipos de bosque de manglar única en el mundo, pues, al tener dos costas, puede darse el lujo de tener simultáneamente bosques de este tipo en áreas extremadamente lluviosas como la mayoría de la región del Pacífico, así como en ecosistemas tan áridos como el desierto de La Guajira. Es nada menos que el cuarto país del continente americano con mayor extensión de manglares, con aproximadamente 290.000 hectáreas, según el Ministerio de Ambiente. La mayoría están en el en el Pacífico (casi el 80%). En total tenemos nueve especies diferentes de este tipo de bosque y los encontramos en estos departamentos: San Andrés y Providencia, Bolívar, Sucre, La Guajira, Magdalena, Atlántico, Córdoba, Antioquia (Urabá), Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño. Colombia puede considerarse un hotspot de diversidad de especies de manglar para la región neotropical.
El 44% de la extensión de los manglares en el país está en alguna de las categorías del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Foto: Diego M. Garcés-WWF
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¿Qué tiene que ver el cambio climático con este tipo de bosque?
Los manglares retienen las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Pueden guardar hasta 10 veces más carbono que los bosques de base terrestre y se estima que a nivel mundial capturan y almacenan 34 millones de toneladas de carbono. La clave es mantenerlos sanos, pues mientras que en un manglar sano el carbono es atrapado y encerrado debajo de la tierra, en uno destruido, ese dióxido de carbono es liberado y acelera el cambio climático. Los manglares son también una especie de barrera contra fenómenos naturales como los tsunamis. Al estar entre la costa y el mar, se interponen a la fuerza de las olas y reducen su impacto en caso de que haya un tsunami. Hay cifras que indican que una línea de manglar de 500 metros reduce la altura de las olas entre un 50 y 90 por ciento. Y en Colombia no estamos blindados a este tipo de fenómenos: en 1906 y 1979 las poblaciones del sur del Pacífico colombiano y el norte de la costa del Ecuador sufrieron las consecuencias de dos eventos fuertes de este tipo.
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¿En qué sentido son clave para las especies que albergan?
En los manglares viven cientos de hongos y decenas de especies de plantas acuáticas que son la base productiva del ecosistema. Cuando las hojas caen de los árboles, estas son el alimento para muchos micro-organismos y así favorecen las bases de las cadenas tróficas o alimenticias. Los manglares también sirven como refugio y zona de alimentación para las fases más vulnerables de vida de muchos organismos. Para muchos juveniles de peces y camarones, por ejemplo, el manglar es la guardería perfecta. Si este no existiera, estas especies no se desarrollarían bien y sus depredadores, incluidos los humanos, no tendríamos qué comer. Además de la vida marina que habita en ellos, hay especies que dependen de la salud del manglar y que rara vez nos imaginamos. El tigre de Bengala es una de estas especies. Se resguarda y busca presas en los manglares de la India y Bangladesh, por ejemplo. Acá en Colombia, los caimanes, muchos monos y los manatíes dependen del manglar.
Un tigre de Bengala hembra descansa debajo del bosque de manglar en la provincia de Khulna, Bangladesh. Foto: naturepl.com / Tim Laman / WWF
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¿Y para las comunidades humanas cercanas?
El manglar es la base de la subsistencia de las comunidades aledañas. En el Pacífico colombiano, por ejemplo, la pesca artesanal representa muchas veces la única fuente de ingresos para sus habitantes y es la fuente de la seguridad alimentaria de estas comunidades. La recolección de piangua (un molusco que vive enterrado entre las raíces del manglar), por ejemplo, genera ingresos económicos cruciales y, si escasea, pondría en problemas a las piangüeras, miles de mujeres que se dedican a sacar este molusco del manglar y a venderlo para consumo. El ecoturismo es otro de los medios de vida sostenibles que ofrece este ecosistema. Acá en Colombia, en Utría, por ejemplo, el manglar tiene un gran atractivo turístico. El potencial del ecoturismo de este ecosistema en Colombia es muy grande si se considera que en el Pacífico nuestro están los bosques de manglar más altos de toda América, con una belleza escénica inigualable.
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¿Hay alguna relación entre ellos y la salud humana?
Toda. Empezando porque nos ayudan a mitigar el cambio climático reteniendo grandes cantidades de carbono y, según la Organización Mundial de la Salud, se prevé que entre 2030 y 2050 el cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales cada año: 8.000 por exposición de personas ancianas al calor, 48.000 por diarrea, 60.000 por paludismo, y 95.000 por desnutrición infantil. Como si eso fuera poco, el manglar protege la vida de los habitantes de zonas costeras de las inundaciones, de los huracanes y de los tsunamis. Y, a la vez, alberga las primeras etapas de crecimiento de algunas de las especies que consumimos con frecuencia: pescado, camarones, moluscos y cangrejos, por ejemplo. Muchas de las especies marinas dependen del ecosistema de manglar para subsistir, por lo que su destrucción incide directamente en la disminución de la pesca y, por ende, en la disponibilidad de proteína marina para el hombre.
Pobladores del Pacífico recogiendo piangua en el manglar. Foto: Felipe García-WWF
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¿Qué tan en riesgo están?
Antes los manglares cubrían gran parte de los litorales tropicales y subtropicales del mundo. Algunas investigaciones sugieren que en el pasado (últimos 50-60 años) la mitad de los bosques de manglar se perdió por la intervención humana. Sin embargo, a partir del 2000 la tasa de pérdida de manglar en el mundo se redujo considerablemente. Recientemente, una investigación publicada en junio en la revista Science advierte que estos ecosistemas podrían tener dificultades para mantenerse hasta el año 2050 si las tasas de aumento del nivel del mar exceden los 6 milímetros por año, como lo predicen los escenarios de altas emisiones de gases de efecto invernadero para esa fecha. En Colombia, de acuerdo al Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono del Ideam, se estima que anualmente se pierden 457 hectáreas de manglar en promedio.
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En Colombia, ¿cuáles son las principales amenazas que enfrentan?
Hay varias. Hasta los años 80 hubo extracción generalizada de la corteza de los manglares para teñir cuero con ella y, afortunadamente, esta actividad dejó de ser rentable. Sin embargo, lamentablemente hoy todavía hay tala selectiva del manglar para fines de construcción y también extracción de maderas finas en ecosistemas de guandal, que generalmente son el bosque trasero del manglar.
Otras amenazas son: el desarrollo urbano en zonas de manglar como ha pasado mucho en el Caribe y en Cartagena, pues al ser una región más poblada y conectada con el resto del país que el Pacífico -que solo tiene acceso terrestre por Buenaventura o Tumaco-, ha habido más urbanización; y el desarrollo portuario y urbano. Por ejemplo, en Buenaventura varios barrios de la ciudad y las instalaciones portuarias se encuentran en zonas de manglar, y ahora con la posible construcción del puerto de Tribugá en Chocó habría entre 2 mil y 3 mil hectáreas de manglar en riesgo.
En Urabá ha habido degradación a costa de la expansión de la frontera ganadera agrícola y en algunas zonas del Pacífico la deforestación y la minería orientada a oro han aumentado la sedimentación y erosión del suelo y eso va a dar a los manglares. Sin contar la contaminación por los químicos que se utilizan en la minería y en la producción de cultivos ilícitos, que terminan en los ríos y como el manglar es la desembocadura de estos, allá llegan. Esto último, es un asunto que poco se ha estudiado y que necesita ser analizado en el futuro.
Contaminación por plástico en un manglar de Fiji. Foto: Brent Stirton / Getty Images
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¿Qué se está haciendo para conservarlos?
Algunos se están restaurando y reforestando, pero también el trabajo con las comunidades que habitan en ellos es clave. Varias organizaciones, como WWF, trabajan conjuntamente con los pobladores en la implementacion de buenas prácticas pesqueras, como usar mallas reglamentarias que no arrastren toda la vida que hay en el manglar, pescar a una distancia prudente de este para evitar lo mismo, o fijar tamaños de peces que no se pueden pescar porque son juveniles y que al momento de pescarlos no han llegado ni a su primera reproducción. También trabajan en el desarrollo de técnicas de ingeniería pesquera que contribuyan a esto y que fácilmente puedan ser usadas por la gente.
Investigar es otra manera de trabajar por su conservación. En Colombia hay una comunidad amplia y muy reconocida a nivel mundial agrupada en la red Colombiana de Estuarios y Manglares que se dedica a estudiar el estado de los manglares, cómo recuperarlos y cuidarlos. Como resultado de esto, en el 2022 la comunidad científica internacional se reunirá en el sexto “mundial” de los manglares en Colombia, evento que se realiza cada 3-4 años y que se reunió por última vez el año pasado en Singapur.
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En Bahía Málaga, al occidente del departamento de Valle del Cauca, las raíces de los manglares son del tamaño de un ser humano. Foto: Gustavo Castellanos-WWF
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¿Qué puede hacer alguien que viva lejos del mar para contribuir a ese fin?
No generar tantas emisiones de gases efecto invernadero usando medios de transporte alternativos como la bicicleta; evitando comprar oro, porque ya sabemos que la minería para extraerlo no solo desperdicia mucha agua, sino que contamina los ríos que desembocan en el manglar; reduciendo el consumo de carne de res, pues parte de la degradación del manglar en el Caribe colombiano se ha dado porque lo talan con fines de ganadería extensiva; solidarizándonos con llamados a la acción colectiva cuando hay proyectos urbanísticos o portuarios que degradarían este ecosistema; o consumiendo productos pesqueros que provengan de buenas prácticas de comunidades guardianas de los manglares.