CALENTAMIENTO GLOBAL

Permafrost submarino ya libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero

Un estudio reveló que el permafrost submarino, que durante miles de años ha acumulado estos gases, libera aproximadamente 140 millones de toneladas de dióxido de carbono y 5,3 millones de toneladas de metano cada año debido al cambio climático.

23 de diciembre de 2020
Durante miles de años, de forma permanente, el permafrost ha acumulado grandes cantidades de carbono orgánico. Foto: Getty. | Foto: Getty

Una nueva investigación, publicada este miércoles, sugiere que hay una liberación lenta pero significativa de gases de efecto invernadero del permafrost submarino (la capa de suelo congelado de las regiones que suelen ser muy frías o glaciares).

El Océano Ártico inundó grandes regiones de vegetación y, aunque el agua del mismo solo alcanzó unos grados por encima del punto de congelación, el permafrost comenzó a descongelarse, haciendo que la materia orgánica descompuesta del lugar sufriera una degradación microbiana que entonces empezó a producir dióxido de carbono y metano. 

En la investigación, dirigida por la candidata a postdoctorado Sara Sayedi y el Dr. Ben Abbott de la Universidad Brigham Young (BYU), con el acompañamiento de 25 investigadores, se calculó que el permafrost submarino libera unas 140 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) y 5,3 millones de toneladas de metano (CH4) a la atmósfera cada año. 

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Al respecto, para Sayedi, "el permafrost submarino es realmente único porque todavía está respondiendo a una transición climática dramática de hace más de diez mil años". Por lo que, de alguna manera, “puede darnos una idea de la posible respuesta del permafrost que se está descongelando hoy debido a la actividad humana".

En el documento, denominado “Reservas de carbono del permafrost submarino y sensibilidad al cambio climático, estimadas por evaluación de expertos”, el grupo de investigación también indicó que el Ártico, al año, atrapa unas 60.000 toneladas de metano y contiene 560.000 millones de toneladas de carbono orgánico en sus sedimentos. Para comprender esta magnitud, se parte de que los humanos han liberado un total de aproximadamente 500.000 millones de toneladas de carbono a la atmósfera desde la Revolución Industrial. 

Estudios recientes también encontraron que el permafrost canadiense se está derritiendo 70 años antes de lo previsto. Foto: Getty.

Esto, según señalaron, se traduce en una posible retroalimentación del ecosistema al cambio climático.

Respecto a las cifras, los investigadores aseguraron que la estimación del contenido de carbono orgánico de los sedimentos superficiales en el permafrost submarino ya es un desafío, ya que su liberación podría aumentar de forma sustancial.

Sin embargo, se espera que esta no sea abrupta, sino paulatina en los próximos tres siglos, dependiendo directamente de las futuras emisiones humanas. 

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Al respecto Sayedi comentó que “alguna cobertura de esta región ha sugerido que las emisiones humanas podrían desencadenar una liberación catastrófica de hidratos de metano, pero nuestro estudio sugiere un aumento gradual durante muchas décadas”.

Sin embargo, no solo los resultados de la investigación preocupan a los investigadores, ya que el hecho de que el permafrost submarino no se encuentre incluido en ningún acuerdo climático, además de generar incertidumbre sobre esta problemática, no crea ningún tipo de compromiso por parte de los países del mundo para hacerle frente. 

Las temperaturas de este suelo congelado, en los últimos años, han aumentado a niveles récord a causa del calentamiento global. Foto: DW

¿Qué es permafrost submarino y por qué preocupa su desaparición?

Durante miles de años, de forma permanente, el permafrost ha acumulado grandes cantidades de carbono orgánico. 

Las temperaturas de este suelo congelado, en los últimos años, han aumentado a niveles récord a causa del calentamiento global, por lo que su reducción y/o desaparición implicaría la liberación masiva de gases de efecto invernadero que, a su vez, tendría grandes implicaciones en los ecosistemas del mundo y la seguridad alimentaria a causa de su efecto catastrófico en las zonas tropicales del planeta.

Además de ser retenedor de carbono, según señalan los científicos, este suelo también funciona como una “jaula” de enfermedades que padecieron los animales que habitaron esas zonas y que, al igual que los gases, podrían ser liberadas al medio. Se cree que allí podrían estar congeladas la viruela y la gripe española. 

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El Servicio Geológico de Estados Unidos, luego de algunas investigaciones, estima que hay un total de 1.656.000 toneladas de mercurio atrapado en el hielo polar y el permafrost.

Estudios recientes también encontraron que el permafrost canadiense se está derritiendo 70 años antes de lo previsto, lo que podría suponer un “punto de no retorno” en el deterioro del planeta y el clima.