Caos en Transmilenio
Indignante: hombre se sube a Transmilenio con bicicleta, ocupa espacio para discapacitados y se acuesta a dormir; usuarios piden más presencia de Policía
Sucedió en la troncal de la NQS, en hora de alto flujo de pasajeros, poniendo en peligro a quienes viajaban.
Pese al reclamo de los pasajeros que viajaban en la Ruta 4, que sale desde el Portal Sur hasta la Estación Héroes, hacia las 9.30 de la mañana, el hombre ingresó con una enorme bicicleta y ocupó enseguida el espacio que los biarticulados como ese tienen para las personas en situación de discapacidad o para aquellas que requieren usarlo porque llevan niños pequeños a bordo de coches.
En medio del asombro de todos, el hombre procedió a usar el cinturón de seguridad que está reservado para asegurar las sillas de ruedas y los coches de infantes, y amarró la bicicleta, para intentar que se redujera su movimiento. Pocos segundos después, descargó una maleta en el suelo, y se acostó a dormir, en medio de decenas de bocas abiertas, que no entendían cómo ocupó “con todo el descaro del mundo, un espacio sagrado, que hemos logrado los bogotanos que se respete como es la zona azul para personas discapacitadas”, aseguró María Miranda, una pasajera que viajaba en la silla inmediatamente contigua.
Luego de varios minutos de plácido descanso y sin contestar los requerimientos de los pasajeros que le preguntaban por qué lo hacía, el hombre se levantó en la Estación Polo, desamarró la bicicleta y salió del biarticulado, afectando la libre movilidad de pasajeros que entraban y salían en uno de los sitios más congestionados del Sistema Transmilenio.
“Lo indignante no es solamente que acá todo el mundo hace lo que se le da la gana, porque no hay cultura ciudadana, sino el silencio de muchas personas que venían viendo lo que pasaba, se reían y no le decían nada; yo creo que hace falta una sanción social, si todos presionamos el tipo se hubiera bajado en la primera Estación después de que se subió”, explicó muy malhumorado Hermes Martínez.
Violeta Bastidas, quien tiene un sobrino en situación de discapacidad, aseguró que “me da mucha rabia porque yo sé cómo tiene que bregar él no solo para que respeten el espacio y se pueda ubicar donde debe, sino para bajar porque la gente la mayoría de veces vienen muy espichada en los buses”.
El hecho ocurrió pese a que Transmilenio tiene habilitados 16 ciclo parqueaderos a lo largo de la ciudad, todos cubiertos a excepción del de la Estación Avenida Rojas, y con capacidad, para 3758 vehículos; pese a la gran divulgación que ha hecho la administración del sistema sobre las bondades de aprovechar esos espacios, a diario se presentan incidentes como este que ponen de nuevo sobre el tapete el debate sobre la cultura ciudadana.
“Esto está lleno de gamines, de gente que no tiene sentido de pertenencia con la ciudad ni con el Transmilenio, y abusan porque tienen la seguridad de que nadie les va a decir nada. A diario uno ve desde indigentes, hasta vendedores, un caos sin control”, asegura María José Llanos, quien comenta que sufre todos los días para que le cedan un puesto azul, dada su avanzada edad.
El episodio puso de presente, además, el peligro que representa para la seguridad del protagonista y del viajero, pues en caso de una frenada emergencia, la bicicleta podría causarle daños físicos considerables. Para quienes usan los ciclo parqueaderos no hay justificación para eso.
“Yo llevo usando más de un año, uno de ellos; llego, dejo mi bici, cojo el bus que me sirve y por la tarde siempre regreso de nuevo en casa. Jamás he tenido problemas ni incidentes de que me hayan robado un accesorio o algo, el servicio es muy bueno”, asegura Raúl Hortúa, usuario del Sistema.
Los responsables de Transmilenio siguen trabajando intensamente de forma sostenida para lograr que miles de personas que a diario usan el servicio, entiendan la necesidad de cuidarlo, de no colarse, de respetar las infraestructuras de las Estaciones y de cuidarse entre todos, como única forma para garantizar un viaje seguro y placentero.