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¿Qué hacer para salvar a las especies consideradas poco carismáticas?

Los investigadores dicen que contar la historia de la especie y sumar buenas fotos puede ayudar a inspirar a las personas para que salven a las especies pequeñas y olvidadas. Esto opinan los expertos.

Jeremy Hance/Mongabay Latam
31 de diciembre de 2020
El gecko cascarrabias o, como es más frecuentemente conocido, el geco enano colombiano se encuentra al borde de la extinción. Foto de Lorena Benitez.

Seamos sinceros: probablemente nunca haya oído hablar del gecko enano colombiano (Lepidoblepharis miyatai). Bueno, yo tampoco hasta que investigué para este artículo, pero ahora usted debería conocerlo: es tan pequeño que podría caber en dos terrones de azúcar y solo la cola quedaría fuera. Solo se encuentra en una pequeña parte del bosque seco tropical de Colombia. Además, según Liliana Saboya Acosta, becaria del programa EDGE de la Sociedad Zoológica de Londres (Zoological Society of London, ZSL), tiene un “rostro muy bonito”.

Acosta dice que este gecko minúsculo “parece cascarrabias…porque tiene pequeñas escamas encima de los ojos que dan la impresión de que siempre está enojado”.

Diminuto, bonito y cascarrabias: esto sirve para una imagen agradable. Sin embargo, la historia no termina ahí. Luego de que se describiera por primera vez en 1985, el gecko cascarrabias se esfumó. Muchos lo creían extinto. Eso fue hasta que los ecologistas lo redescubrieron en 2013 en un lugar a 100 kilómetros (60 millas) de donde lo habían descrito inicialmente.

La especie pertenece a un género de geckos enanos, Lepidoblepharis, que se cree que se separó de todos los reptiles vivos hace 70 millones de años. Esto es lo que convierte a la especie en una buena candidata para el programa EDGE de la Sociedad Zoológica de Londres, siglas en inglés de “Evolutionary Distinct and Globally Endangered”, es decir, Evolutivamente Distintas y en Peligro de Extinción, que se enfoca en las especies inusuales y en peligro.

Los animales poco carismáticos son olvidadeos con frecuencia. 

Al día de hoy, la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasifica esta especie como “en Peligro Crítico de extinción”, y se encuentra en el puesto número 44 de la lista de reptiles de EDGE.

A pesar de ello, Saboya Acosta dice que recaudar fondos para estudiar y conservar a este gecko cascarrabias diminuto es “realmente difícil”.

“Es por eso que siempre nos preguntamos: ¿Cómo podemos atraer la atención de la gente para que conozca sobre reptiles? ¿Qué estrategias podemos usar para que una pequeña lagartija capte la atención? ¿Qué información resulta relevante estudiar para mantenerla? En términos generales, los reptiles de Colombia se conocen poco y aquellos que sí se conocen suelen verse con temor y desprecio… Tuvimos que comenzar por luchar contra la noción de para qué es este animalito”.

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Pocas personas preguntarían para qué queremos un león, un tigre, un elefante o una ballena azul. Sin embargo, cuando se trata de especies menos carismáticas, pequeñas o poco conocidas, suele ser una pregunta básica. ¿Para qué sirve esta especie? Como si una especie tuviera que tener algún uso práctico para los seres humanos para que se considere que vale la pena protegerla.

“Si no puedes contar una historia atrapante sobre estos increíbles animales y las amenazas que enfrentan, es prácticamente imposible captar la atención de nadie”, dice Oliva Couchman, gerente de ZSL para el programa EDGE of Existence.

Proteger al querido pequeñín

Saboya Acosta, quien trabaja con el gecko enano colombiano a través del programa EDGE desde hace dos años, no está sola. Todo ecologista que trabaje con especies poco conocidas, que enfrentan problemas de carisma, contarán relatos similares: lo difícil que es que a la gente le preocupe, lo complicado que es recaudar fondos, la frustración de trabajar con una especie durante un año solo para tener que abandonarla el siguiente por falta de recursos.

“Tenemos que descubrir mejores formas de darles mayor visibilidad a otras especies y lograr establecer esas conexiones emocionales con la gente. ¿Cómo hacemos para que la gente ame un sapo arlequín, un mono colobo rojo o un tamarao?”, dice Barney Long, director sénior de conservación en Global Wildlife Conservation (GWC). Como EDGE, GWC también se enfoca especialmente en las especies menos conocidas que se encuentran al borde de la extinción.

Un tamarao, una especie de bóvido salvaje de pequeño tamaño, en el Parque Nacional Iglit Baco. Esta especie es una de aquellas en las que se enfoca GWC. Este parque constituye la fortaleza para esta especie cuya población oscila entre los 400 y los 500 animales actualmente. Foto de Barney Long.

Lesley Dickie, presidenta ejecutiva de Durrell Wildlife Conservation Trust, dice que el primer paso para conseguir apoyo para las especies de poco carisma es simplemente enseñarles al público y a los donantes los aspectos básicos de ellas.

“Cuando buscas recaudar dinero, por ejemplo, para el pollo de montaña, hay que tener una conversación más complicada para siquiera empezar”, dice Dickie. “¿Qué es? ¿Es un pollo? No, es una rana. Mmm… nunca oí nombrarla, así que si ni siquiera la he oído nombrar, ¿cómo podría ser importante?”.

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Durrell se ha enfocado en la conservación de especies menos conocidas por más de 50 años. Lograr que el público realmente escuche cuando se trata de especies poco conocidas requiere, como mínimo, dos cosas, según Couchman: un nombre común (en lugar de solamente tener un nombre científico) y algunas imágenes de calidad. Según su experiencia, estas dos herramientas “desempeñan una función fundamental para garantizar la financiación para especies menos conocidas”.

Couchman menciona el picaflor de Cebú (Dicaeum quadricolor) a modo de ejemplo. Como esta ave en peligro crítico de extinción se redescubrió apenas en 1992 y no hay buenas fotos de ella, Couchman dice que es increíblemente difícil “involucrar a la gente”. Dice que EDGE tenía problemas similares con el murciélago de orejas de embudo cubano (Natalus primus) del que tampoco había buenas fotos, hasta que el grupo obtuvo “unos primeros planos extraordinarios de su rostro arrugado”.

El gran murciélago de orejas de embudo cubano vive en una única cueva de Cuba. EDGE descubrió que sacar unas fotos espléndidas de esta encantadora bestia ayudó a atraer financiación y atención. Foto cortesía de ZSL EDGE.

Asimismo, en los últimos años, algunos científicos se han dado cuenta de la importancia de nombrar a una especie: de nombrar a las especies pequeñas que tienen problemas de carisma según celebridades o personajes populares de ficción o según los atributos distintivos y extraños de la especie.

Otra herramienta potencial son los medios. “Cuando la especie capta la atención de los medios, puede ser de gran ayuda”, dice la bióloga Rebecca Stirnemann, quien trabaja en Samoa, con varias especies de aves próximas a extinguirse. “De hecho, los medios son cruciales”.

Stirnemann dice que es clave capacitar a los científicos y ecologistas en cuanto a la importancia de la atención mediática y cómo trabajar con los periodistas.

“Tenemos que hacer un mejor trabajo respecto de cómo explicamos las necesidades y la urgencia de la conservación de especies menos conocidas”, dice Long de GWC. “Si a la gente le interesa y le apasiona evitar las extinciones, debería enfocarse en las especies que corren el riesgo más inminente de extinción, como la rana arlequín estrellada, el colobo rojo Tana River o la tortuga de caparazón blando del Yangtzé”.

La selección de especies

Dado el desafío que representa hallar a quienes financien tales especies que enfrentan problemas de carisma, tanto Couchman como Dickie observan que sus respectivas organizaciones tienen que dedicar mucho tiempo de investigación para seleccionar especies objetivo con las cuales empezar.

Couchman dice que las especies se evalúan en función de sus posibilidades de conseguir fondos, la capacidad de completar satisfactoriamente un proyecto y cualquier problema de seguridad en el hábitat de la especie.

“Hasta una pequeña inversión en estas especies de ‘mayor riesgo’ puede llevar al descubrimiento de nueva información de vital importancia”, afirma Couchman. “Respaldar algo de tan bajo costo como un estudio ecológico puede permitirnos redescubrir especies o descubrir que la gama de una especie es mucho más amplia que lo que se había registrado previamente”.

Solo sobreviven unos pocos individuos de la tortuga de caparazón blando del Yangtzé, una de las especies objetivo de GWC. Foto de Gerald Kuchling.

Una vez que se elige la especie, EDGE financia a un ecologista local como becario para que lleve a cabo la investigación y conservación. “Descubrimos que la única forma de asegurar un futuro para estas especies es invirtiendo en la gente oriunda de estas regiones, para diseñar, desarrollar y liderar estos programas”, expresó Couchman. También afirma que la falta de protección de las especies que enfrentan problemas de carisma puede estar vinculada a la “falta significativa de capacidad de conservación”, y observa que la mayoría de las especies de EDGE víctimas de negligencia se encuentran en países de ingresos bajos y medios.

Para Durrell, elegir una especie nueva significa buscar un animal que haya caído por las grietas, que posiblemente desempeñe una función importante en su ecosistema y que simplemente “parezca un proyecto de Durrell”, según Dickie.

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“¿Tendría sentido para Durrell comenzar un proyecto de tigres?”, se pregunta Dickie hipotéticamente. “Seríamos una nimiedad, incluso con la facilidad relativa para recaudar fondos para las especies más populares del mundo”.

Dickie también afirma que el diálogo abierto con los financiadores constituye una obligación para forjar relaciones duraderas y, a su vez, proyectos sostenibles. Sin embargo, esto requiere conversar.

“A veces, somos muy tímidos, no insistimos lo suficiente en por qué las especies no carismáticas también son importantes”, agrega. Long concuerda y observa que “los donantes privados —cuando los encuentran— son esenciales para apoyar los proyectos de conservación de especies”.

Liberación de un jabalí pigmeo a la naturaleza. Durrell ha trabajado por décadas en esta especie en peligro de extinción. Foto de Udayan Borthakur.

Dice que si un donante se vincula emocionalmente con la especie y su historia, puede convertirse en un “defensor a largo plazo”. Esto es increíblemente importante dado que la financiación de muchas especies con problemas de carisma suele ser esporádica, en el mejor de los casos.

Según Long, no hay ninguna especie que sea imposible de vender, porque “toda especie tiene rasgos que pueden agradar a alguien”. Los ecologistas solo tienen que darse cuenta de cuáles son y usarlas para captar el interés. ¿Qué historia es mejor contar sobre la especie?

La idea de una “historia” suele surgir con frecuencia. Los seres humanos, por supuesto, somos una especie que adora las historias, y una de las mejores formas de conectar a la gente, especialmente con las especies pequeñas y sin colorido —algunas de ellas tradicionalmente consideradas feas o repulsivas— es convirtiendo sus dificultades de conservación en una historia.

“Creo que una mayor conciencia sobre la diversidad compleja y extraordinaria de vida que hay en el planeta haría que se prestara más atención a la conservación de especies menos conocidas”, expresa Couchman. “Todos los días, recibimos correos electrónicos de niños fascinados por las extrañas y asombrosas especies de EDGE, pero esta fascinación parece disminuir cuando crecemos, y podemos volvernos cínicos en cuanto a lo que podemos lograr con la conservación”.

Los zoológicos resultan cruciales para las especies no carismáticas

Quizás a algunas personas les sorprenda, pero una de las fuentes de ingresos clave para las especies que tienen problemas de carisma, según varios ecologistas, son los zoológicos.

Long afirma que la comunidad de zoológicos es la “base de apoyo más importante” para las especies menos conocidas. “Los zoológicos son colaboradores excelentes en torno a la conservación de especies en Peligro Crítico de extinción, en tanto aportan la pericia que no se suele encontrar en las organizaciones ecologistas sin fines de lucro y están dispuestos a trabajar en especies poco conocidas”, agrega.

Los zoológicos pueden estar dispuestos a trabajar en especies menos conocidas por una variedad de motivos. Por un lado, los administradores que trabajan en los zoológicos tienden a ser nerds de los animales y a saber mucho más sobre la amplia diversidad de nuestro planeta que el público. Asimismo, muchos zoológicos albergan especies menos conocidas y que enfrentan problemas de carisma, lo que proporciona una conexión directa con especies al borde de la extinción.

Un armadillo gigante. Foto de Fernando Trujillo/UICN.

Arnaud Desbiez, quien dirige el Proyecto de Conservación del Armadillo Gigante, dice que los zoológicos no solo proporcionan financiación, sino que también, con frecuencia, pueden aportar conocimiento especializado, capacidad de formación de equipos y conexiones con otras instalaciones y donantes.

“Ayudan a que el proyecto crezca en cada paso del camino”, afirma. “Creo que esto se debe simplemente porque la gente que trabaja en zoológicos adora a los animales, estos les apasionan y, por supuesto, quieren ayudar al desamparado”.

Antes del trabajo de Desbiez, no se conocía prácticamente nada sobre los armadillos gigantes (Priodontes maximus); hoy el grupo está descubriendo las necesidades de su hábitat, su comportamiento reproductivo y las funciones importantes que desempeña en el ecosistema. La mayor parte del proyecto de Desbiez ha recibido el apoyo de la financiación de zoológicos, aunque no haya armadillos en cautiverio en ningún lado.

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En este sentido, Durrell es inusual en cuanto a que su base la constituye un zoológico físico: el Zoológico de Jersey de las islas del Canal. La mayor parte de la labor de conservación de Durrell parte de su trabajo en el zoológico y cuenta con décadas de experiencia en la reproducción en cautiverio y la posterior liberación de especies exitosamente.

En un intento por aumentar el apoyo a la conservación por parte de los zoológicos, la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios (World Association of Zoos and Aquariums o WAZA) recurrió a todos los zoológicos para que destinaran al menos el 3 % de sus ingresos al trabajo de conservación.

Por supuesto, el COVID-19 ahora golpea a los zoológicos y acuarios más fuerte que cualquier otra crisis anterior, lo que ha cuestionado sus flujos de fondos para conservación —y lo que probablemente ponga en peligro incluso más especies—.

La rana de Somuncurá se encuentra en peligro crítico de extinción. Se liberan a la naturaleza ranas en cautiverio, como esta. Foto cortesía de ZSL EDGE.

“Hemos percibido algunas señales muy prometedoras de que las donaciones caritativas a organizaciones de beneficencia enfocadas en el medio ambiente como Durrell aumentaban en los últimos años, ya que el público se preocupaba cada vez más por el daño causado al planeta”, dice Dickie.

Sin embargo, ahora le preocupa que el aumento de covid-19, si bien esté vinculado directamente con la comercialización de flora y fauna y la destrucción de selvas y hábitats a manos del hombre, haga que los donantes y el público dejen de prestar su apoyo para contrarrestar los problemas medioambientales. Si eso termina sucediendo, las especies que más sufrirán serán aquellas que carecen de un perfil público.

Volvamos a nuestro geco

El programa EDGE eligió al gecko enano colombiano como destinatario de su premio de ampliación este año, a pesar de que la especie sea tan poco conocida. Financiado por Fondation Segré, el premio de ampliación de EDGE otorga una subvención de 30 000 libras esterlinas ($40 000) para entre uno y dos años de atención adicional.

Como su nombre lo indica, el gecko enano colombiano es diminuto. Foto de Juan David Jiménez-Bolaño.

“Usamos este premio para apoyar a los líderes de conservación más prometedores de estas regiones, quienes trabajan con especies que no son tradicionalmente carismáticas y que se beneficiarían con una plataforma adicional y apoyo para garantizar el establecimiento de un programa a largo plazo”, afirma Couchman.

Asimismo, agrega que puede ser difícil conseguir subvenciones de más de 5000-10 000 libras esterlinas ($6600-$13 100) para “aquellas especies tradicionalmente menos carismáticas en esta etapa del proyecto, cuando la investigación todavía desempeña una función importante en el diseño de la intervención para conservación”.

Liliana Saboya Acosta estará observando la diversidad genética del gecko, explorando posibles usos del terreno en el área y trabajando para educar a las comunidades locales sobre el gecko minúsculo y cascarrabias que vive en su puerta. “Cada una de las especies de este planeta nos cuenta una historia” —afirma— “y nosotros somos su voz”.

Artículo tomado de Mongabay Latamhttps://es.mongabay.com/2020/12/como-salvamos-a-las-especies-consideradas-poco-carismaticas-hay-que-comenzar-con-una-historia/