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Las razones de los especialistas para pedir que Halloween no sea relacionado con arañas

Muchas personas, de forma consciente o inconsciente, está pensando e incluso decorando su casa con telas y arañas con motivo del 31 de octubre.

31 de octubre de 2022
Araña Halloween
Foto de referencia de halloween y arañas | Foto: Getty Images

Las arañas son los depredadores más diversos de la Tierra. Con casi 50 500 especies descritas, están presentes en todos los continentes excepto en la Antártida. Su dieta se basa principalmente en insectos: se estima que consumen hasta 800 millones de toneladas de presas cada año, una cifra que equivale a 229 veces el peso de toda la población de Europa. El rol de las arañas como depredadoras de otros artrópodos resulta crucial para el funcionamiento de los ecosistemas, pues regulan las poblaciones de insectos herbívoros.

A pesar de su importante papel ecológico, estos pequeños animales desencadenan sentimientos de asco y miedo en gran parte de la ciudadanía. En algunos casos, estas reacciones se convierten en un problema grave que puede afectar a la vida cotidiana de las personas que lo sufren. Es el caso de la aracnofobia, un trastorno que, según las estimaciones, padece hasta un 6 % de la población mundial.

El rechazo cultural que despiertan las arañas y que lleva a mucha gente a matarlas nada más verlas se basa en que, supuestamente, constituyen una amenaza para la integridad física de las personas. Según quienes defienden esta postura, son venenosas y atacan a los humanos. Sin embargo ¿están justificadas estas creencias? ¿Son realmente las arañas peligrosas para la salud humana?

Venenosas, pero inofensivas

Es innegable que casi todas las arañas poseen glándulas de veneno. Junto con la seda, constituye una herramienta de caza fundamental para ellas. No obstante, el veneno está optimizado para capturar a sus presas más frecuentes, los insectos.

Mascotas y Halloween
Halloween - Imagen de referencia | Foto: Getty Images

Dado que el veneno surgió en las arañas hace millones de años, ha sido filtrado durante muchísimas generaciones. De esta manera, han surgido mezclas insecticidas cada vez más eficientes y precisas, ya que el veneno es muy costoso de producir en términos energéticos. Pero estos animales no han sido moldeados por la evolución para matar humanos.

El 99 % de las especies no son de importancia médica para las personas. Es decir, prácticamente todas las arañas del mundo son totalmente inofensivas para los humanos. La mayoría de ellas, independientemente de tener venenos inocuos, son mecánicamente incapaces de mordernos. Esto se debe a que carecen de la fuerza necesaria para traspasar la piel humana con sus quelíceros, el nombre que reciben sus piezas bucales.

Solo unas pocas especies de arañas, principalmente localizadas en Australia, debido a su historia evolutiva y ecológica muy particular, poseen venenos de alta toxicidad.

Conocer es respetar

La actitud reticente de la sociedad ante las arañas es injustificada. A pesar de que se han planteado hipótesis sobre un posible origen evolutivo del miedo a las arañas, las causas exactas de este temor son todavía desconocidas.

Incluso se ha planteado un origen cultural de este rechazo, al menos para algunas sociedades. De esta forma, la reeducación en cuanto a la actitud respecto a las arañas puede cambiar.

Un trabajo publicado en 2019 ha concluido que el mensaje positivo que transmiten personajes relacionados con insectos y arácnidos, como los superhéroes de Marvel, Ant-man y Spiderman, ayudan a disminuir los síntomas de aracnofobia en niños. En dicho estudio, los niños expuestos a clips de vídeo relacionados con estos personajes vieron reducidos sus síntomas fóbicos en comparación con el grupo control. El sensacionalismo con el que suele tratarse todo lo referente a las arañas contrasta con el desconocimiento de aspectos biológicos fundamentales sobre ellas. Como ejemplo está el número de especies de araña que se estima aún quedan por descubrir.

Actualmente, se describen alrededor de 1 000 nuevas especies de araña por año. Concretamente, para la península ibérica, todavía existen grandes lagunas de información en torno a la diversidad y biología de las arañas. Actividades de divulgación y proyectos de ciencia ciudadana para estudiar estos vacíos de información son una buena forma de acercar a estos animales a la sociedad, al mismo tiempo que se genera una información muy valiosa derivada del interés y participación activa de la ciudadanía.

Un ejemplo es el proyecto ARGIOPEOPLE, lanzado a principios de 2022 por integrantes del área de Biodiversidad y Conservación de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid) y la Estación Biológica de Doñana del CSIC (Sevilla). Esta iniciativa busca mejorar el conocimiento de la distribución de las tres grandes y llamativas arañas tigre (género Argiope) ibéricas y de las arañas de la cruz (Araneus diadematus y Araneus pallidus). Estas especies son comunes y sencillas de identificar por el público no experto.

Halloween, día mundial de las arañas

Es necesario reeducar a la ciudadanía con respecto a las arañas. Para ello, se debe realizar una divulgación de calidad, así como luchar contra la desinformación y las noticias sensacionalistas. Por ello, diversos investigadores proponemos celebrar a nivel internacional el día de las arañas. Esta iniciativa pretende visibilizar la importancia que estos animales tienen en los ecosistemas.

Calabaza, ahuyama, auyama
Halloween - Imagen de referencia sobre calabazas | Foto: Getty Images/Image Source

La fecha propuesta es el 31 de octubre, día en que se celebra la noche de Halloween, cuando todo el mundo, de forma consciente o inconsciente, está pensando e incluso decorando, su casa con telas y arañas.

Halloween no sería lo mismo sin ellas. Desde un punto de vista simbólico, pero también desde un punto de vista vital. Si las arañas no existieran, y no nos brindaran sus servicios en la regulación de los ecosistemas, el mundo tal y como lo conocemos no existiría, y no nos estaríamos divirtiendo en la última noche de octubre tallando calabazas y adornando nuestros hogares.

Por:

Fernando Cortés-Fossati

Ecólogo especializado en Artrópodos, Universidad Rey Juan Carlos

Marcos Mendez

Profesor de ecología y evolución, Universidad Rey Juan Carlos

Artículo publicado originalmente en The Conversation

The Conversation

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