Economía
¿Por qué comprar colombiano?
Hoy en día podemos sustituir muchas de nuestras compras diarias por productos locales, no por ayudar a la industria, generar empleo o patriotismo. La calidad de estos productos es tan alta, que solo falta que los probemos para que se queden en casa.
Por años nos hemos preguntado qué tan colombiano compramos y la verdad es que los números nos defienden: más del 85 por ciento del gasto lo realizamos en productos nacionales, como lo publicamos hace años con Propaís. Sin embargo, es muy difícil saber realmente qué es lo colombiano, porque muchas marcas nacionales producen en el extranjero o tienen dueños de otros países, como el caso de Totto o de Avianca; y por el otro lado, hay compañías extranjeras que producen en Colombia como Coca-Cola o Bimbo. Así que, si nos quedamos con el ‘purismo’ de decir que solo compremos colombiano, quizá terminamos comprando solo panela y bocadillos, porque el resto de los productos no son de origen nacional, sino adaptaciones que hacemos de productos globales como el chocorramo, el sombrero ‘vueltiao’ e incluso el jean sin bolsillo.
Por supuesto hay cosas que no hacemos como computadores, celulares o televisores, pero incluso en estas ya hemos comenzado a usar marcas locales con producción global como Kalley. Por esto es bueno redefinir el concepto a “cosas hechas en Colombia”, ampliando así el espectro de productos y teniendo un impacto más claro en nuestra economía: el empleo y la generación de riqueza.
Algún día le preguntaban a Angela Merkel, la canciller alemana, por qué Alemania ha sido tan exitosa, y ella respondió: “Nosotros producimos cosas”, y seguramente esto representa buena parte del éxito de una economía hoy por hoy. En 2020 se aceleró un proceso que será muy bueno para la industria nacional: una fuerte reducción en las importaciones debido al cierre de los mercados, el costo de los fletes y el aumento de los precios de muchos productos, lo que genera que el mercado local comience a ver la producción local como una gran oportunidad y se comienzan a desarrollar y fortalecer ciertos sectores, incluyendo los de materias primas e insumos para la producción como algodón y telas, tan importantes para muchísimos sectores y no solo el de la moda.
Muchos de los productos nacionales son de gran calidad y compiten muy bien en el mercado local, con la diferencia de los precios de algunos productos importados que al ser producidos en grandes cantidades, se pueden vender más baratos. El gran reto que tenemos es creer en los productos colombianos y llevamos haciéndolo por años. Marcas como Alpina, Postobón, GEF, Arturo Calle, Leonisa, Colombina, Crem Helado, entre muchas otras, son líderes en sus mercados pese a haber competencia extranjera de altísimo nivel. ¿Cuántas marcas lácteas le han competido a Alpina en el mercado de los yogures sin poder destronarlo? ¿Por qué al hacer estudios de posicionamiento de marcas siempre quedan las de arroz Diana o Roa en los primeros lugares? Nuestras marcas hacen la tarea muy bien, al punto que muchas de ellas ya se exportan al mundo entero.
Darnos cuenta de esto es fundamental, porque al reconocer que usamos productos nacionales es fácil que sigamos haciéndolo. En el capítulo Colombia del Estudio Mundial de Valores (la investigación social más prestigiosa del mundo), se puede ver que, si bien las marcas internacionales son las más recordadas, el 96 por ciento de las marcas que recuerdan los consumidores colombianos son en español, eliminando esa idea del poder de las marcas en otro idioma.
Estamos ante una gran oportunidad y es la de mostrar que podemos sustituir muchas de nuestras compras diarias por productos locales, no por ayudar a la industria, no por generar empleo, no por ser ‘patriotas’, sino porque la calidad de estos productos es tan alta, que solo falta que los probemos para que se queden en nuestra casa.
El consumidor no compra porque sea colombiano. Busca lo mejor para satisfacer sus necesidades y en más del 80 por ciento del gasto eso se hace con productos nacionales. Nuestras marcas son fuertes y reconocidas porque nos hicieron una promesa y la siguen cumpliendo.
*Fundador de la consultora Raddar