Reaparecen en el mundo enfermedades prevenibles por vacunación

La concientización de la población en torno a la importancia de la vacunación para la prevención de enfermedades es una de las mayores consecuencias que ha dejado la covid-19 en el mundo.

Al menos las cifras de inmunización en Colombia, que ha dejado más de 80,5 millones de dosis aplicadas, reflejan que la prevención de enfermedades se convirtió en una prioridad, sobre todo para los grupos de riesgo como prematuros, adultos mayores y pacientes crónicos.

Para el doctor Mauricio Guerrero Román, presidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría, la pandemia trajo inmersa una invitación a nivel mundial para prevenir lo prevenible y cortar las cadenas de contagio y transmisión de virus y bacterias que, como el SARS-COV-2, la influenza e incluso la poliomielitis, “pueden afectar a la humanidad, pero que son prevenibles por medio de la vacunación”.

Prevenir lo prevenible

Si bien la vacunación contra la covid-19 permitió que las personas se acercarán mucho más al, hasta ahora, mejor método de prevención de enfermedades inmunoprevenibles, la situación mundial indica que aún hay enfermedades que pueden evitarse, pero que continúan afectando a la población.

De acuerdo con el más reciente boletín epidemiológico del Instituto Nacional de Salud (INS), el pasado 6 de marzo el Ministerio de Salud de Israel reportó un caso sintomático de polio virus tipo 3, derivado de la vacuna oral, en Jerusalén, en una niña de 3 años no vacunada, a través del análisis de muestras de heces en aguas residuales.

Esta es una infección que prende las alarmas en este país, donde el último caso de polio virus salvaje tipo1 se había reportado en 1988, con un brote que dejó 15 casos de Parálisis Flácida Aguda (PFA).

“Es lamentable escuchar nuevos casos de una enfermedad por la no inmunización de una menor, sobre todo de poliomielitis que es la enfermedad más cercana a la erradicación, pues desde 1988 teníamos registrada una disminución en el número de niños afectados con la enfermedad de un 99 % y hoy contamos con nuevos casos registrados”, agregó Guerrero.

El panorama aún es favorable en Colombia, pero puede hacerse un mayor énfasis en la prevención, según los expertos. De hecho, en 2018 se detectó un caso de poliomielitis secundario a poliovirus tipo 1 derivado de la vacuna oral en un paciente inmunosuprimido (iVDPV).

Así mismo, en Armenia, posterior al cambio de vacuna trivalente oral a bivalente oral, con el fin de hacer vigilancia ambiental, se detectó en aguas residuales polio virus tipo Sabin 1 y 3, sin mutación para ser considerados como virus circulantes, pero indicando que podría existir el riesgo en personas no vacunadas.

¿Es posible erradicar la poliomielitis?

Desde 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha trabajado en la erradicación de la enfermedad por medio de la Estrategia de erradicación de Polio, para el periodo 2022-2026, como parte de la Estrategia Global de Erradicación de Polio, en la cual Colombia ha avanzado en materia de vacunación.

En la actualidad, el país aporta a la estrategia mediante el proceso de cambio de la vacuna oral contra la Polio (OPV), la cual se administra por la boca mediante gotas y contiene el virus atenuado; y por la opción inactivada (IPV), que es inyectable y contiene el virus muerto, previniendo reacciones adversas.

A partir de noviembre de 2018, la segunda dosis del esquema de vacunación se hace con IPV y, desde el 2020 inició la tercera dosis de IPV para toda la población infantil.

De acuerdo con Guerrero, “actualmente en el país contamos con opciones de inmunización contra esta enfermedad en el programa ampliado de inmunizaciones. Además en el mercado privado, tenemos otras alternativas, por ejemplo, está la vacuna hexavalente acelular, que previene seis enfermedades con una sola aplicación y reduce casos de fiebre o hinchazón. Y previene la poliomielitis por medio de la opción inactivada, una de las patologías que está resurgiendo, de acuerdo con el INS”.

Asimismo, el Ministerio de Salud indica que la inmunización es un componente esencial de los servicios de salud y debe mantenerse mientras las medidas de respuesta a la covid-19 lo permitan, minimizando el riesgo de morbilidad y mortalidad por enfermedades prevenibles por vacunación (EPV).