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Glifosato, fracking, minería: ambientalismo plantea herencias del nuevo ministro
Ambientalistas y académicos sostienen que el nuevo ministro de Ambiente, Carlos Correa, llega en un momento complejo, en el que se requieren acciones más que promesas y buenas intenciones. Varios le piden posturas claras y coherencia frente a temas gruesos.
Son muchas las urgencias que tiene el país en materia ambiental y por eso los expertos esperan que con la llegada de Carlos Correa Escaf al Ministerio de Ambiente, se aceleren y consoliden muchos temas en los cuales Colombia ha venido rezagándose en momentos en que la crisis ambiental no da espera.
El ambientalismo fue receptivo a su llegada, pues le dan prioridad a que el nuevo jefe de esa cartera adelante acciones que le permitan al país avanzar en materia medioambiental.
Frenar la desforestación, acelerar las metas de reforestación de la próxima década, evitar el desarrollo de proyectos de magaminería en ecosistemas estratégicos, así como sentar posturas claras frente a temas de gran envergadura como la fumigación aérea con glifosato, la ratificación del Acuerdo de Escazú y el fracking, son solo algunas de las prioridades para los ambientalistas.
Frenar la deforestación y fortalecer los programas comununitario que eviten la depredación de los bosques es otra de las prioridades para el nuevo ministro. Foto: FCDS.
Sandra Vilardy, bióloga y doctora en Ecología, actual directora de la iniciativa Parques Cómo Vamos, dice que al nuevo ministro se le reconoce su gestión en Montería y la manera como logró un cambio importante con la revalorización del río Sinú. Ahora bien, en el Ministerio hay urgencias y prioridades que son preocupantes.
Para Vilardy, las primeras urgencias tienen que ver con cómo el nuevo Minambiente va a fortalecer la gestión financiera del Sistema Nacional Ambiental (SINA), cómo va a agilizar las cuentas que están pendientes del impuesto al carbono y aumentar los temas de financiación no solo para los parques nacionales, sino para la adaptación climática y las metas de restauración.
Otro aspecto importante es determinar cómo el país va a acelerar el cumplimiento de las metas de restauración, teniendo en cuenta los resultados del informe mundial de biodiversidad biológica y el de Planeta Vivo de WWF que dan cuenta de la urgencia que tenemos para acelerar tales procesos.
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Para Vilardy, de igual forma, es clave acelerar las transiciones y la agenda interministerial con otras carteras como la de Minas y Agricultura. “Estas transiciones sectoriales son urgentes porque lo que sabemos es que a nivel mundial la mitad del Producto Interno Bruto está en riesgo por la conjunción entre la crisis ambiental y la crisis climática. Así que es necesario acelerar estos procesos que son costosos y, por ende, se requieren recursos para avanzar en la ejecución”.
Así mismo, cree que es determinante la ratificación por parte del Gobierno del Acuerdo de Escazú. “Parece que aunque el presidente ha dado su palabra, no se ha hecho la suficiente gestión con los congresistas para aprobar dicha ratificación”.
Varios proyectos extractivos como el fracking y la megaminería en Santurbán y Jericó generan una fuerte oposición social con la que el ministro tendrá que entrar a lidiar. Foto: archivo / Semana.
Por su parte, Manuel Rodríguez, ex Ministro de Ambiente, considera que al nuevo ministro se le va a medir no por lo que ha hecho sino por lo que haga, pues si bien hizo una buena gestión en la alcaldía de Montería, los retos ambientales son grandes.
En su concepto, hay cinco puntos clave y que están en medio del debate. Dice que Correa le debe decir no a dos grandes proyectos mineros que están en este momento a la espera de la licencia ambiental: Quebradona en Jericó, en Antioquia y el proyecto de Minesa en cercanías al páramo de Santurbán.
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De la misma manera, sostiene que el nuevo ministro debe incrementar la ambición en las metas de control de la deforestación que siguen siendo muy bajas y a la vez terminar de formular el plan de reforestación trazado para la próxima década.
Rodríguez coincide con Vilardy en que urge ratificar el acuerdo de Escazú, que es una prioridad para la protección de los líderes ambientales en el país.
La ratificación del Acuerdo de Escazú es de vital importancia para los expertos. Foto: Esteban Vega /Semana.
A Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN, le gusta la designación de Correa como ministro, pues considera que es una persona con experiencia práctica en la implantación de propuestas sostenibles. “El urbanismo sostenible hoy en día es la mejor escuela de intervención en el territorio y los resultados que tuvo en su administración hablan por sí solos”, dijo la rectora.
En términos de prioridades en el Minambiente asegura que es muy importante consolidar la propuesta regenerativa de la economía, es decir, cuál va a ser la participación de las políticas ambientales en la construcción de un modelo menos vulnerable a eventos como la pandemia y los que se pueden desencadenar a futuro.
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En la práctica eso significa tratar de mantener y acelerar las discusiones en torno a la economía forestal, los temas tributarios verdes, los de economía circular y todo lo que tenga que ver en la práctica con control de la deforestación y de la minería ilegal. En su concepto, todo esto se debe ver como una estrategia integrada de Estado y no solo como un asunto de seguridad que despierta mayores recelos y resistencias.
Para Baptiste también urge ratificar el Acuerdo de Escazú, opinión que igualmente comparte Camilo Prieto, director del Movimiento Ambientalista Colombiano.
Para Prieto, el país también debe trabajar en frenar la deforestación y detener el proyecto minero en la zona de influencia del páramo de Santurbán. “No es claro si esta movida del ajedrez político obedece a favorecer intereses corporativos o por el contrario, busca trabajar en favor de los intereses generales de la Nación”, dice.
“Nos preocupa porque cada vez se evidencia más distancia entre lo que habla el presidente Duque frente a organismos multilaterales, como es el caso de las Naciones Unidas, y las decisiones que toma internamente en el país”, expresa Prieto.
La deforestación es, sin duda, el mayor problema ambiental que deberá entrar a atacar el ministro durante los dos años que le quedan al mando de la cartera medioambiental. Foto: Jhon Barros.
Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, cree que la designación del nuevo ministro es incierta, “ya que parece ser que su experiencia está más cercana a la gestión ambiental urbana y, por tanto, más próxima a la idea del presidente de biodiverciudades”, dijo.
“Su discurso habla de reactivación económica y me imaginaría que tendrá que ver con la solicitud de los sectores gremiales de hacer más eficientes los procesos de licenciamiento, ahora que tienen la esperanza del resurgimiento en los sectores de energía, construcción, infraestructura y agroindustria. Por otro lado, su experiencia en ordenamiento urbano podría jugar un rol en el proceso de catastro multiproposito”, afirmó.
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Considera que entre las principales prioridades se encuentran la de iniciar la recuperación y la restauraciòn de los predios deforestados en los baldíos de la Nación en los últimos cinco años, así como actualizar el marco legal sobre delitos ambientales, hacer un proceso público de participación en el seguimiento al licenciamiento de grandes proyectos emblemáticos (Santurbán, Jericó, Tribugá, Transversal de La Macarena, etc.) y los pilotos de fracking, al igual que la ratificación del Acuerdo de Escazú, y audiencia pública y monitoreo sobre estrategias de sustitución y erradicación para cada zona de intervención.
Impedir que se adelate megaminería en imediciones de los páramos y otros ecosistemas estratégicos es otra de los desafíos de este nuevo ministro. Foto: Víctor Galeano/Semana
Gustavo Guerrero, director del Centro de Estudios en Política y Legislación Ambiental de Colombia, por su parte, hace una lectura positiva sobre la llegada del nuevo ministro, considerando que es una persona con una trayectoria importante y diversa, que -según él - tiene distintas perspectivas de la gestión del territorio. “Eso me parece debe ser el eje entorno al cual se reoriente la gestión del ambiente en el país”, dijo.
Sostiene que uno de los retos del nuevo jefe de esa cartera es apostar de fondo por una política clara y de regulación del ordenamiento ambiental del territorio, al considerar que la ausencia del Estado ha propiciado la mayor parte de conflictos ambientales en el país.
Luchar contra la deforestación, propiciando un ataque frontal contra los factores que de fondo la generan; construir agendas con los sectores productivos para reducir su huella y sumarlos en el logro de objetivos medibles y concretos de reducción de impactos negativos y el fortalecimiento de las autoridades ambientales, particularmente las de orden regional como las CAR, “que ameritan una reforma y modernización”, son para Guerrero otros aspectos en los que debe trabajar el nuevo ministro.
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“Se espera un fuerte impulso de parte del ministro de la iniciativa que busca la creación de una jurisdicción ambiental o de una salas especializadas en asuntos ambientales”, puntualiza.
Esla Matilde Escobar, ex directora de la Fundación Natura Colombia, expresó, a su turno, sentirse preocupada porque los ministros de medioambiente sean nombrados como respuesta a favores políticos. “Personas que no tienen el perfil para entender la complejidad del medioambiente y lo que significan los grandes retos que hay en este momento en Colombia para tener un ambiente sano. Estamos en una crisis ambiental muy preocupante en donde se necesitan tomadores de decisiones independientes y conocedores”, argumenta.
Afirma que le da miedo que haya sido puesto por el presidente Duque solamente para que apruebe la megaminería en inmediaciones al páramo de Santurbán, la aspersión aérea con glifosato, el establecimiento del fracking, los proyectos de minería del oro y la entrega de tierras a terratenientes, entre otros proyectos. “Da miedo que no sea la persona técnica que se necesita para entregar soluciones a los graves problemas y solo vaya a servir a intereses personales o gremiales”, dice.
Apoyar la trasición hacia una economía descarbonizada es otro de los grandes retos que tiene el nuevo jefe de esa cartera. Foto: archivo/Semana.
El académico Ernesto Guhl Nanneti, destaca, entre tanto, el interés del nuevo jefe de esa cartera en los temas ambientales. “Hay que dejarle el espacio para que empiece a trabajar”, expresa.
Aseguró que existen una prioridades muy claras en el país en temas ambientales como la deforestación, sobre la cual - desde su parecer- se deben tomar medidas mucho más integrales, firmes y participativas, pero no solamente en la Amazonia, sino también en otros focos como en la Costa Pacífica y el Catatumbo.
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“El país debería sentar una posición con respecto a la minería metálica, que es una actividad de alto riesgo e impacto y que en algunos países ya ha llegado a ser prohibida. Colombia debería tener una política sobre minería metálica ya que hay unos proyectos que vienen pitando, a la espera del licenciamiento ambiental y que tienen una oposición muy clara de la gente de las regiones por sus consecuencias impredecibles y sobre los que debería prevalecer el principio de precaución”, manifiesta.
Para Guhl Nanneti el nuevo ministro debe, además, propender porque el país vaya rumbo a una transición hacia una economía descarbonizada. “Ahí el Estado colombiano tiene unas contradicciones muy fuertes porque, de una parte está el Acuerdo de París, en el que se comprometió a reducir sus emisiones y, por el otro, está la idea de implementar el fracking para estimular la producción petrolera a través de esa técnica, que también genera un altísimo riesgo, muy difícil de predecir”, sostiene.
La protección de las áreas estratégicas como los humedales debería ser una prioridad para el nuevo ministro, según los expertos. Foto: Secretaría de Ambiente de Bogotá.
Fernado Trujillo, director de la Fundación Omacha, cree que el ministro llega en un momento complicado “porque mientras a nivel internacional el presidente Duque se ha comprometido con acciones concretas para frenar el tema de deforestación y proteger los páramos y los humedales, internamente tenemos una visión de que las cosas no van por buen camino”.
Asegura que uno de los grandes retos es poder unificar las cifras de deforestación con las demás instituciones nacionales, internacionales y ONG. Afirma que el nuevo ministro debe alinear esfuerzos con las otras carteras para que el tema de la depredación de los bosques no solo le competa a ese ministerio ni sea sea abordado sólo por la fuerza.
“Con todo el tema de cambio climático y pandemias el nuevo ministro tiene que ver prioridades y ver cómo articula con el resto del Gobierno para que no siga siendo el ‘patito feo’ de la administración, con recursos muy pobres y con una capacidad de acción muy baja”, concluye.