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La ciudad de noche. WikiCommons

CONCIERTO

Viernes de Barranquijazz: rosa y pasión española

Daniel Correa envía un reporte sobre la primera noche del festival, un esfuerzo agridulce.

Daniel Correa
17 de septiembre de 2016

La noche del viernes 16 de septiembre en el Salón Jumbo del Country Club de Barranquilla el festival Barranquijazz tuvo un comienzo dulce, demasiado dulce, y frio, como la temperatura del recinto.

El italiano Fabrizio Bosso y su Spiritual Trío fueron todo menos espirituales. Con arreglos - a mi gusto desafortunados - de melodías legendarias como In a Sentimental Mood de Duke Ellington, trucos más que trillados y elementos de bebop, pop y blues.

Fue una presentación de corte de jazz romántico sin dejar de mencionar que el Trío, de órgano a lo Joey de Francesco, hace su trabajo bien hecho y como las comidas, hay para todos los gustos.

Aún más extraño y empalagoso fue la presentación del cubano Francisco Céspedes que no escatimó en celebrar sus éxitos amorosos, debidos a su voz y sus canciones, una y otra vez antes de la larga presentación de sus temas. Hubo tiempo (aunque la organización le pidió que terminara y se extendió unos 15 minutos más) hasta para el cover rosa de You are so beautiful de Billy Preston que hizo famoso Joe Cocker. Inexplicable la presencia de este tipo de artistas en un festival de "jazz".

La noche tuvo un cierre con altura de la mano de María Concepción Balboa, más conocida como Buika, o Concha Buika. La isleña originaria de Mallorca de padres exiliados de Guinea Ecuatorial dejo en el escenario para dicha de todos los asistentes todo su poderío vocal y manejo discreto y profundamente honesto del escenario, usando armonías vocales de tradición africana de la mano del cante jondo y elementos de hip hop y blues.

Buika disfruto al máximo del concierto y se reía con complicidad después de cada tema.

A pesar de algunas falla técnicas en el sonido la banda de Buika sonó actual y adulta, para celebrar el trabajo del pianista que con un set de sintetizadores con efectos y sonidos de órgano inundó el concierto de texturas acuáticas y siderales que daban gusto por eso, por el buen gusto.