CONMEMORACIÓN

Roald Dahl: 100 años de humor, fantasía y lo políticamente incorrecto

En el 2016 se cumplen 100 años del nacimiento de Roald Dahl. Aquí un repaso por la vida de este escritor inglés que atentó contra lo “políticamente correcto”.

Paola Moreno
4 de mayo de 2016
Roald Dahl nació el 13 de septiembre de 1916, y falleció el 23 de noviembre de 1990

Roald Dahl mencionó en su libro, Boy (relatos de la infancia), publicado en 1984, que nunca escribiría una historia de sí mismo, sin embargo, dedicó las hojas de este libro a relatar los recuerdos de su infancia porque decía que durante sus primeros años le sucedieron cosas que jamás olvidaría. Unas son tristes y otras son divertidas, como los relatos que escribiría.  

“En una época donde el combustible significaba sólo una cosa. Significaba Carbón”, escribe Dahl, su padre Harald Dahl, y un amigo, quien era proveedor de buques, comprendieron que lo sensato sería establecer un negocio en uno de los puertos carboneros más grandes de Europa: Cardiff, al sur del país de Gales. El padre del escritor inglés logró grandes sumas de dinero como proveedor de este mineral, lo que les permitió una vida acomodada.

Dahl tuvo cinco hermanos, vivieron juntos en una enorme casa, que él describe como un “caserón soberbio, con torretas en el tejado y con majestuosas terrazas y praderas de césped alrededor. Tenía muchos acres de bosques y tierras de labor, y una serie de casitas para el personal de servicio.

Boy (relatos de la infancia) es una muestra de que Dahl, no solo contó historias con majestuosidad, sino también las escuchó con atención. Cada una de las frases escritas en  este libro parece haberlas atesorado intactas, casi sesenta años después, con la fuerza de quién se resiste a que lo despojen de su alma. El padre de Dahl escribió un diario durante los cuatro años que duró la Guerra Fría. Ése sí que era un tesoro para Dahl, del que decía que estaba escrito con un perfecto uso gramatical de inglés.

“Los momentos más divertidos son los que se quedan en la memoria de un niño” escribió Dahl en estos relatos de su infancia. Así como el escritor guardó imágenes en su memoria, los lectores de Dahl no pueden sacarse de la mente las imágenes que provocan sus libros. El ascensor de vidrio que sube hasta el cielo de Charlie y la fábrica de chocolates(1964) o la descripción de la convención de brujas, donde ellas se despojan de las pelucas, en su libro Las brujas(1983), o el recuerdo de Matilda, cuya felicidad era salir con un carrito cargado de libros de la Biblioteca.

“Las historias de Dahl son fábulas imaginativas. Los niños y sus historias son muy reales pero también muchos de sus personajes son creaciones fantásticas con algunas características míticas”.

También hay dos momentos que se quedaron en la mente de este escritor, como los recorridos en triciclo desde la casa hasta el colegio con su hermana, solos, sin adultos, o el asombro que le causó la pirueta que un compañero de clase hizo con una bicicleta. Escribe que si le hubieran preguntado en ese momento cuál era su mayor aspiración, seguramente hubiera respondido que tener una bicicleta y bajar por una cuesta sin tener las manos en el manubrio”.

El escritor que por unos minutos solo quiso tener una bicicleta y bajar por una cuesta sin tener las manos en el manubrio dijo que la muerte temprana de su padre se debió al excesivo amor que le tuvo a su otra hija, que murió de pulmonía. Su padre se fue detrás de ella a los pocos días.

La oscuridad y lo moralmente incorrecto

Dahl no tenía ningún inconveniente en enfrentar a los niños con los adultos, pero también a los adultos con sus tintes de niñez.  Cuestionó los planteamientos morales de grandes y de chicos. Matilda es la historia de una niña cuyos padres no son tan buenos como se esperaría que fueran y la directora del colegio, ni hablar;  Algo similar ocurre con la historia de Fantastic Mr. Fox (1970) donde la ironía es el arma para burlarse y cuestionar a padres y profesores.

Desde su cuento La maravillosa medicina de Jorge, donde una abuela torturadora obliga a un nieto a comer miserias, hasta sus historias para adultos en Perra, donde un perfume hace enloquecer de deseo a un hombre, Dahl explora el claroscuro de los comportamientos humanos. “Yo creo que la luz no puede existir sin oscuridad. Es importante que lo oscuro sea real para que la luz sea verdadera. También creo que Roald Dahl pensaba que la mayoría de los adultos eran egoístas, interesados, vanidosos y engreídos. Para él los niños no tenían esos defectos”, menciona Sturrock.

Muchas de las historias del escritor inglés han sido llevadas a la pantalla grande como es el caso de Matilda (1996), dirigida por  Danny DeVito; Charlie y la Fábrica de chocolates, adaptada por Mel Stuart (1971) y posteriormente por Tim Burton en el 2005 o El Fantástico Sr. Zorro, una animación hecha por Wes Anderson.

El inventor piloto y espía

Roald Dahl tuvo muchas profesiones, además de ser escritor. Su biógrafo dice que al investigar sobre su vida se sorprendió con lo emocionante y variada que fue: “muchos escritores solo se sientan en sus escritorios, Dahl era un viajero, un inventor. Fue también espía y piloto de combate”.

The Wade-Dahl-Till (WDT) es el nombre de la válvula que inventó en 1962 junto con el neurocirujano Kenneth Till. “Quizá esto es lo más interesante, la invención de una válvula que ayuda a drenar el fluido del cerebro de niños con heridas en el cráneo, eso debió salvar muchas vidas en el mundo”, agrega Sturrock. El accidente automovilístico de su hijo Theo ocurrido en 1960 fue el motivo que llevó a Dahl a esta invención.

Una de sus primeras misiones como espía de la Real Fuerza Área Británica,  durante la Segunda Guerra Mundial, fue en Egipto: “Recuerdo que el morro del aeroplano se inclinó hacia abajo y que yo lo seguí con la vista hacia el suelo y vi unos arbustos que crecían aislados de cualquier otra clase de vegetación. Recuerdo que vi algunas rocas en la arena al lado de los arbustos, y los arbustos y la arena y las rocas saltaron del suelo hacia mí. Eso lo recuerdo muy claramente”. Este es un fragmento de su primera historia, la historia del accidente, la historia que tituló Pan Comido, y que publicó en la noche del primero de agosto de 1942 en el Saturday Evening Post.

Roald Dahl no les escribió a niños o adultos. Le escribió a los dos, al tiempo. Sus historias rompen las fronteras de la edad. Sus personajes son moralmente incorrectos y cuestionan lo que pocos se habían atrevido a cuestionar. Para su biógrafo, Donald Sturrock, la inmortalidad de la historias de Dahl tienen una explicación “Yo creo que tanto Roald Dahl como sus historias son atemporales. Son imaginativas, graciosas y bellamente escritas. Ellas empoderaron a los niños para que lidiaran con un mundo tan hostil. Fueron alimento para el alma”.