Cumulus 2019
Diseñar para un mundo desencantado
En su primera edición en Colombia, la conferencia global Cumulus, en la Universidad de los Andes, presentó al diseño como un camino para desafiar y replantear las soluciones a problemas sociales, económicos, ambientales y culturales.
“Escribimos mucho, pero no todo lo escrito ha resultado en cambios significativos”. Estas fueron algunas de las palabras que el rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, usó para expresar su preocupación por “la parálisis” que padece el mundo actual, enespecial la academia, y que le ha impedido producir ideas para confrontar problemas y producir transformaciones.
Alejandro Gaviria dio el discurso de apertura de Cumulus Bogotá 2019. Foto: León Darío Peláez
La afirmación formó parte del discurso de apertura que Gaviria ofreció para la más reciente edición de la conferencia global Cumulus 2019: The Design After, que se llevó a cabo entre el pasado 30 de octubre y 1 de noviembre en la Universidad de los Andes. El rector no se limitó a criticar; recordó que el diseño es una herramienta para acabar esa parálisis y propuso recurrir a él para generar pensamiento y acción.
Con más de 300 invitados nacionales e internacionales, este evento, que es todo un referente mundial para las reflexiones, discusiones y asuntos que giran en torno al diseño, tuvo su sede por primera en Colombia.
Como reacción al llamado de Gaviria, las actividades que se desarrollaron durante el evento pusieron en evidencia cómo el diseño, más allá de su capacidad de proponer soluciones inmediatas y perfectas, puede aportar a lograr un balance entre una actitud propositiva y una actitud autocrítica. Es decir, además de permitir prácticas que tienen un impacto real en el mundo, es capaz de deconstruir sus planteamientos y procesos.
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El rol de los diseñadores
Las reflexiones que surgieron a lo largo de los tres días no fueron aspiracionales, ni utópicas. Más bien dejaron claro que expandir las posibilidades del diseño permite aproximarse a él como una forma de pensar, y entender, una vez más, que a través del pensamiento es posible transformar, desatar incluso un cambio social.
La presidenta de la asociación Cumulus, Mariana Amatullo, dijo al respecto: “El diseño es una disciplina que permite ir más allá de la concepción lineal de la realidad que existe en otras disciplinas, como en la economía, pero que ha demostrado ser insuficiente para atender los problemas a los que nos enfrentamos”.
Mariana Amatullo, presidenta de la asociación Cumulus, durante su discurso. Foto: León Darío Peláez
Esa capacidad de proponer alternativas a la hora de enfrentar los problemas complejos que aquejan al mundo salió a flote en las ponencias de cinco expertos nacionales e internacionales en cinco ejes temáticos: Somewhere, Nowhere, Anyone, Everyone; Sensing the City, Sensing the Rural; Fiction and De-Innovation; Design and Counterculture y Biodiversity-Driven Design.
Sobre estas temáticas dice Hernardo Barragán, decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes, que se trata de “una lista de subtópicos provocativos que hacen énfasis en el rol de los diseñadores en temas emergentes demandando soluciones locales para retos cada vez más complejos”.
En su ponencia, Brigitte Baptiste, exdirectora del Instituto Humboldt y nueva rectora de la Universidad EAN, hizo una crítica a los “esquemas arbitrarios” que separan al ser humano de la naturaleza y que ponen en riesgo el medio ambiente. Cuando el ser humano se posiciona fuera del reino natural y empieza a intervenir en el mundo, dijo Baptiste, se desintegran los sistemas de producción sostenibles que durante milenios ha forjado la naturaleza.
Brigitte Baptiste, exdirectora del Instituto Humboldt y nueva rectora de la Universidad EAN, hizo una crítica a los “esquemas arbitrarios” que separan al ser humano de la naturaleza. Foto: León Darío Peláez
Según ella, el desafío que tiene el diseño en el mundo actual es poder trabajar desde el lugar que ocupa el humano en la naturaleza y actuar a partir de las complejas, y siempre presentes, conexiones que tiene con los organismos y sistemas que le rodean.
Otra invitada fue la diseñadora y antropóloga Dori Tunstall, reconocida por ser la primera decana afrodescendiente de la facultad de Diseño del Ontario College of Art and Design University. Tunstall explicó la necesidad de revaluar los valores coloniales, patriarcales y capitalistas que durante décadas han determinado las diferentes manifestaciones del diseño en sociedades occidentales.
Como contrapropuesta, Tunstall defendió el “diseño respetuoso”, donde los valores que priman son la inclusión de la diversidad de culturas desde metodologías empáticas que reconocen las diferentes formas de producción y de conocimiento. Además, el diseño respetuoso permite equilibrar la relación entre la política, la tierra y las comunidades para subsanar los daños históricos que se le han hecho a diferentes minorías.
Construir comunidad
Pocas horas más tarde, Martín Toroni, sociólogo y profesor de la escuela de diseño de la Pontificia Universidad Católica de Chile, problematizó el concepto de smart city, o ciudad inteligente. Advirtió que la dependencia excesiva en la recolección de datos que constituye a las smart cities es peligrosa, pues representa una visión unívoca de cómo se habitan las ciudades que desconoce la multiplicidad de experiencias que día a día se viven en centros urbanos.
Asistentes a Cumulus Bogotá 2019. Foto: León Darío Peláez.
El último día comenzó con una intervención de Daniel Grushkin que, desde su experiencia como fundador y director del Biodesign Challenge —una competencia internacional en que diseñadores, artistas, científicos e ingenieros de todo el planeta proponen y desarrollan proyectos de biotecnología desde el diseño— puso sobre la mesa ejemplos de proyectos que demuestran los nuevos horizontes que nacen cuando la biología y el diseño se conjugan a profundidad.
Grushkin insistió en que, a medida que este tipo de aplicaciones empiecen a hacer parte de la cotidianidad, llegarán cambios que supondrán dilemas filosóficos sobre lo que es el ser humano, cómo se relaciona con la naturaleza y cómo se constituye y desarrolla en sociedad.
La artista holandesa y gestora de proyectos de renovación urbana Eva de Klerk tuvo a su cargo la presentación de cierre de Cumulus. En ella trajo a colación su experiencia en diferentes casos de intervención en ciudades y recalcó así la necesidad de construir comunidad a través del arte, la arquitectura y el diseño.
Esto, según De Klerk, es una alternativa al paradigma neoliberal que rige el destino de cientos de ciudades alrededor del mundo. Este paradigma ha generado la planeación, el diseño y la construcción de ciudades basadas en el consumo de expresiones artísticas, y debe “ser reemplazado por uno en que las comunidades se conviertan en productores de cultura” y tomen decisiones sobre el diseño y planeación de los espacios urbanos.
El diseño como articulador
Más allá de las ponencias, durante la conferencia se organizaron sesiones paralelas y mesas redondas para que investigadores de la Universidad de los Andes y de la red de universidades Cumulus pudieran intercambiar experiencias en procesos de investigación y desarrollo.
Las actividades permitieron conversaciones sobre temas situados en intersecciones del pensamiento y el desarrollo: la tecnología en el balance entre los espacios rurales y los urbanos; el trabajo y el diseño con comunidades; el diseño y la ciencia; el diseño y nuevos modelos económicos; adaptaciones y mutaciones del concepto del diseño.
En cada café, en cada almuerzo, y en cada encuentro de pasillo, los asistentes aprovecharon para crear nuevas redes y fortalecer labores de cooperación e innovación, de transferencia de conocimiento y mejores prácticas desde diferentes disciplinas, teniendo al diseño como eje articulador.
Hernando Barragán, decano de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de los Andes. Foto: León Darío Peláez.
Hernando Barragán resalta que, como el evento se desarrolló en un nuevo contexto y ambiente —fue la primera vez que se hizo en Colombia—, el ejercicio fue “muy estimulante para la comunidad internacional que compone Cumulus”.
Por naturaleza, el diseño es un proceso complejo, que demanda concepción y retroalimentación y prototipado para llegar a una solución que no siempre será estática, sino muchas veces capaz de contener en sí misma más de una manera de entender y hacer las cosas. “La capacidad de conectar situaciones dispares y de tener una alta tolerancia a la ambigüedad son inherentes a la práctica del diseño”, dice Mariana Amatullo.
La concepción de diseño que propone un evento como Cumulus, más allá de proponer soluciones inmediatas y perfectas, es una una reflexión sobre aquellas dimensiones humanas y ambientales que no pueden olvidarse en los proyectos e ideas que definirán el futuro.
Como se demostró a lo largo de la edición de este año en Bogotá, han de ser más flexibles, horizontales y comunitarios para poder dar abasto a las necesidades y retos que supone el mundo contemporáneo.