Jane Austen retratada por su hermana

Cine

Jane Austen y las heroínas cotidianas

Las destacadas novelas de la británica Jane Austen son profundas reflexiones feministas, todavía vigentes, que le dieron voz a las mujeres que se ahogaban en lo ajustado de su corsé en tiempos de recalcitrante prepotencia masculina.

Santiago Serna Duque
23 de agosto de 2016

El retrato lo hizo su hermana. En él, dos bucles en forma de ‘s‘ caen sobre la cara honesta y pálida de Jane Austen, la mujer que representó, con prosa mordaz, el adoctrinamiento femenino -vigente en aquellos años y en los actuales- de la Inglaterra rural del siglo XIX. En el periodo de la Regencia (1795-1837), cuando las señoras utilizaban el papel sólo para envolver el pescado y las papas fritas, esta joven describió con metódico equilibrio los lapsos anímicos de los que la rodeaban. Su literaturita anacrónica puede compararse con autores modernos como el noruego Karl Ove Knausgård, o el sudafricano J.M Coetzee, quienes en el uso medido del lenguaje alcanzan algo realmente difícil: profundizar en los actos humanos triviales. Quizás, la virtud máxima de la buena escritura.

Austen se convirtió en una curiosa de lo cotidiano, característica que se reflejó en sus relatos donde predomina el análisis minucioso dispuesto a tomarse una página entera para narrar, por ejemplo, la manera correcta de servir una taza de té. La claridad en el detalle, la sátira y una prosa coloquial transgrede el tiempo y sitúa al lector en una realidad idéntica a la de la escritora. Esa solemnidad tan propia del sur británico en aquellos días, caló positivamente en el público, los cuales veían en la novela inglesa una aburrida fotocopia de lo más rancio y clérigo de su sociedad. Al cabo del tiempo los escritos de Austen fueron tomando vuelo, y la totalidad de sus relatos se expandieron como plaga literaria por todo el mundo.

Fue hasta el siglo XX que las novelas de Austin dejaron de reproducirse en las mentes de sus lectores para proyectarse en otro escenario más universal: el cine.  La última puesta en escena de su obra es Amor y Amistad, una película dirigida por Whit Stillman, basada en la novela epistolar Lady Susan. El largometraje retoma la vida de una sagaz Lady Susan Vernon, quien está dispuesta a todo por encontrar el millonario marido que la saque de la ruina.

La película rompe con las taras sociales de la época. Las amistades alcahuetas forjan un espacio donde la inteligencia de un guión bien adaptado conserva los dotes irónicos representativos en la obra de Austen. Esta Lady Susan, interpretada por Kate Beckinsale, tiene tanta vida que imita a la perfección lo que los lectores de la novela imaginaron. Amor y Amistad conserva el semblante austero del humor británico, con una construcción compleja que abarca demasiados personajes; muchos de ellos prescindibles y de mermada interpretación. Quien va a esta película debe saber que la ostentosidad del guión, bien ceñido a la escritura de Austen, luce en actores tan actuales un poco sobreactuado. 

Este film rodado en 2015, con un presupuesto de 3 millones de dólares, no alcanza el destacable equilibrio de otras adaptaciones como la mini serie Orgullo y Prejuicio (1995), de la BBC, en la que la intriga narrativa y el uso inteligente de la comedia ciertamente rememora el carácter de la tenaz Jane Austen. Pero su espíritu encarna la conocida prosa de ella. En Frederica, la hija de Lady Susan y verdadera protagonista de la historia, los espectadores reconoceran las facciones de otras heroínas de la escritora. Como Fanny Price, sufre una figura materna cruel y manipulativa, como Elizabeth Bennett debe luchar contra las primeras impresiones del hombre que ama, como Elinor Dashwood tiene una personalidad callada que a primera vista parece débil y como toda buena protagonista de las novelas de Jane Austen solo se va a casar por amor.

Lady Susan, por su formato y por ser una novela póstuma, es a menudo olvidada entre la formidable obra de una de las novelistas más aclamadas de la historia. Pero la versión de Beckinsale, Stillman y la actriz Morfydd Clark, se reinvindica como una historia merecedora de su autora.