Compartimos tres opciones en la capital colombiana para ir a pasar una mañana de sábado. Agradables y gustosos, son espacios para disfrutar tanto la cultura y como la gastronomía.

DomésticaUn café de Chapinero Alto, ubicado en la Carrera 6 # 56-35, en Bogotá. Ubicado entre una tienda orgánica y la entrada de una residencia, se trata de un espacio de carácter íntimo: una extensa primera planta surtida de mesas, con una estantería para intercambiar libros, que culmina con un boscoso jardín donde, además de contar con una pequeña laguna, se encuentra una huerta con brevas, granadillas, papayuelas, fresas, yerbabuena, limonaria y cedrón, entre otros. Es precisamente de ahí de donde Dominique Lemoine, su dueña, extrae varios de los ingredientes para sus preparaciones, como la mermelada de sauco y las aguas aromáticas. Asimismo, la carta ofrece desayunos y almuerzos que oscilan entre los dos y quince mil pesos, así como panes caseros preparados con una masa madre de más de 100 años. La apuesta de Lemoine busca reivindicar la noción del café como un espacio hogareño, tranquilo, para leer y trabajar. También tiene tertulias de cine y literatura.

MistralUna pequeña café-panadería ubicado en Chapinero Alto, en la Calle 57 n.o 4-09, abierto de martes a domingo, de 7:00 a.m. a 7:00 p.m. El lugar es agradable: una terraza y varias mesas en el interior para probar deliciosos panes, croissants y estupendos desayunos con huevos en preparaciones no tan comunes; recomendados los huevos con queso de cabra o los de tomate con albahaca.La idea del café es de un grupo de amigos que ha sabido encontrar la manera de difundir la cultura gastronómica francesa sin tantos alardes ni inversiones ostentosas. Lo hicieron primero en los dos restaurantes de la Alianza Francesa, en las calles 19 y 93, en Bogotá, y ahora dieron el salto a este sencillo lugar, en donde importa la calidad antes que el lujo. Es, además, un muy buen sitio para pasar cualquier hora del día leyendo o escribiendo.

AzimosEl negocio, en la carrera 5 n.º 26C-64 de Bogotá, comenzó hace once años como una pequeña tienda de productos saludables. Hoy funciona como una fusión entre mercado orgánico, panadería, pastelería, café y restaurante. Entre los productos que vende hay una línea de leches alternativas, como la de almendra y la de arroz, así como cereales, quesos, aceites, bebidas energéticas artesanales, mantequillas de nueces, carnes frías, mieles e incluso una serie de productos de aseo ecológico.Ázimos cuenta también con un mercado de verduras orgánicas todos los sábados por la mañana, además de un taller de galletería para niños una vez al mes y happy hour con mojitos de jueves a sábado. Su decoración, el resultado de una remodelación tanto física como de imagen, incluye las materas de una artista que están a la venta y una serie de artefactos provenientes de una fundación dedicada al reciclaje. “Los vecinos están contentos –dice una de las personas involucradas en abrir el local –: una frase que escuchamos mucho es que La Macarena merecía un lugar así”.