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Mientras muchos empresarios han abandonado o congelado sus proyectos en la altillanura, Agropecuaria Aliar mantiene sus planes de crecimiento. Así lo hace. | Foto: DIANA SÁNCHEZ

AGROINDUSTRIA

Llanero solitario

Mientras muchos empresarios han abandonado o congelado sus proyectos en la altillanura, Agropecuaria Aliar mantiene sus planes de crecimiento. Así lo hace.

17 de octubre de 2014

En apenas siete años, Agropecuaria Aliar no solo se convirtió en la empresa de ganadería más grande del país, con ventas que al cierre de 2013 alcanzaban los $128.566 millones, y la de mayor patrimonio del sector, cercano a los US$200 millones. También en uno de los competidores más poderosos del mercado de proteína animal para la alimentación humana y de los que más invierte en el sector.

Solo este año la compañía invierte cerca de $50.000 millones en una planta de sacrificio en Puerto Gaitán, Meta, que estará operando en el primer trimestre de 2016, y en la ampliación de su planta de desposte en Engativá, al occidente de Bogotá.

Jaime Liévano, uno de los gestores de Aliar –cuya marca de carnes es La Fazenda–, asegura que la compañía nació en 2007 cuando un grupo de empresarios santandereanos y antioqueños decidió apostarle a la porcicultura a gran escala, con estándares internacionales. Para lograrlo se trazó un modelo integrado, pensado para el largo plazo, que establece que hasta 2017 sus socios la capitalizarán de manera permanente, reinvirtiendo además las utilidades, de tal forma que para 2027 se haya convertido en una compañía con 75.000 cerdas madre y cerca de 2 millones de cerdos para la venta.

Para 2027, Liévano Camargo espera que el consumo de carne de cerdo en el país haya superado los 18 kilos por persona, multiplicando casi por tres la cifra actual que, de acuerdo con Euromonitor, llega a los 6,7 kilos por colombiano –una cifra baja si se compara con los 40 kilos por persona que se consumen en Europa–. Y en ese momento Aliar jugará un papel protagónico en el mercado de carnes del país.

Por eso, el directivo de Aliar cree que ni siquiera las dificultades que hoy enfrentan los empresarios que invierten en la altillanura pueden frenar sus metas. Aunque la demora en la expedición de un proyecto de ley del Ministerio de Agricultura para regular el acceso a las tierras en la altillanura ha generado dificultades en los planes de siembra de maíz y soya –base de la alimentación porcina–, la decisión inicial de la empresa de no comprar sino arrendar tierras para la siembra de granos le ha permitido continuar su expansión.

Hasta el momento, Agropecuaria Aliar es una de las pocas empresas que mantiene sus operaciones en la Altillanura, en el municipio de Puerto Gaitán.

A comienzos de este año el Grupo Santo Domingo decidió congelar los proyectos que adelantaba a través de sus compañías Navitrans y Sugranel, debido a la incertidumbre frente al uso de estas tierras. También Riopaila, uno de los mayores ingenios del país, decidió paralizar algunas inversiones mientras que el grupo extranjero Cargill, con su empresa Colombia Agro, ha decidido bajarles el ritmo a sus proyectos.

Pero Aliar optó por un modelo distinto: las siembras de maíz y sorgo se hacen en terrenos arrendados o se compran a campesinos con los que previamente se acuerdan las condiciones de compra de la cosecha. “Todas las instalaciones porcícolas ya las tenemos en tierra ajena, y hacemos contratos a 10 años con los propietarios. Utilizamos galpones que se pueden armar y desarmar fácilmente para que nos los podamos llevar cuando ya no nos arrienden”, explica Liévano.

Aunque reconoce que para algunas empresas este tema puede plantear contablemente algunos desafíos, en el caso de Aliar la política fue seguir adelante y adaptarse a las condiciones.

La nueva planta

Actualmente Aliar invierte cerca de $30.000 millones en la construcción de una planta de sacrificio en la zona de Puerto Gaitán para integrar todos los procesos y reducir costos. Esta planta estará lista en el primer semestre de 2016, y su capacidad inicial de sacrificio es de 240 cerdos por hora –unos 1.920 al día–. Sin embargo, explica Liévano, la planta cuenta con tecnología de punta adquirida en Europa y Brasil, y diseñada para facilitar su ampliación por etapas, de tal manera que podrá llegar hasta los 10.000 cerdos diarios.

La ubicación de esta planta de sacrificio en la misma zona donde se cultivan los alimentos y engordan los porcinos genera grandes economías de escala pues no se incurre en costos adicionales en la producción.

En esta industria se estima que 28% de los costos se generan en la logística para llevar los alimentos a las granjas donde se levantan los cerdos y posteriormente en el transporte de los mismos hasta las plantas de sacrificio. “Los ahorros en esta parte logística son espectaculares”, puntualiza el directivo de Agrícola Aliar.

Las características de la planta superan los estrictos estándares internacionales e, incluso, permitirán un mayor aprovechamiento de cada animal, pues algunas piezas como los estómagos, que son muy apreciados en los mercados asiáticos, podrán empezar a venderse ya que los nuevos equipos garantizan los cortes y la cadena de frío.

El cerdo es uno de los animales con mayor porcentaje de aprovechamiento para la nutrición, que se estima en 60%, frente al pollo que tiene un 55% y al ganado vacuno, con 35%.

A esto se suma que en el país se podrá comenzar a producir la fibra natural de cerdo, que actualmente se importa; se dará un mayor aprovechamiento a los huesos y hasta las vísceras rojas se podrán aprovechar para la alimentación de animales. Las ventajas no solo se dan desde la productividad en el sacrificio de los porcinos, también en el cuidado ambiental.

Liévano destaca que ningún producto irá a las fuentes de agua, todo se podrá aprovechar y no hay contaminación porque un gran porcentaje irá recirculando. Incluso, algunas aguas que se utilizan en el proceso irán a los cultivos o praderas aledañas que se están desarrollando para producir ganado de carne y leche. Otros $20.000 millones serán invertidos por Agropecuaria Aliar en la ampliación de la planta de desposte –eliminación de piel, cabeza y vísceras– que opera en Engativá, al occidente de Bogotá, y en mejora de instalaciones en Puerto Gaitán.

Para Liévano Camargo, todas estas inversiones permitirán mejorar la productividad de la compañía. Y esto ayudará a que los precios se estabilicen. Colombia es uno de los países donde el costo de las carnes es más elevado. Según el directivo de Aliar, en el país la carne cuesta 50% más que en Brasil y Argentina y 20% más que en Perú. “Bolivia incluso consume más carne que Colombia porque allá el precio de la carne es 30% más barato”, explica.

Por eso insiste en que si se baja el precio actual, más gente podría salir de la pobreza porque las personas en esta condición gastan entre 50% y 60% de su ingreso en alimentación. y “si se baja el precio de la comida, automáticamente saldrían muchos colombianos del umbral de la miseria y la pobreza”.

La apuesta de Aliar por una porcicultura de altos estándares podría generar una verdadera revolución en la alimentación en Colombia. Y en un gran negocio para sus inversionistas.