ORDEN PÚBLICO

“Queremos erradicar 500 hectáreas de cultivos ilícitos”: alcalde de Cúcuta

Ante el incremento de la violencia, las masacres y el narcotráfico, el alcalde Jairo Yáñez propone un proyecto que incluye sustitución de cultivos, una visión diferente a la del Gobierno nacional que necesita millonarios recursos. Entrevista con SEMANA.

1 de septiembre de 2020
El alcalde es conocido como "el viejito del megáfono" porque así hizo su campaña. | Foto: Alcaldía de Cúcuta

SEMANA: En Norte de Santander se han registrado cinco masacres, al menos dos han ocurrido en la zona rural de Cúcuta, ¿qué está haciendo la Alcaldía para frenar esta ola de violencia?

Jairo Yáñez (J.Y.): El tema de la violencia en el Catatumbo y ahora en la zona rural de Cúcuta es uno de los más graves de la región. Históricamente la violencia está acompañada por el crecimiento exponencial de la zona de siembra coca. Lamentablemente sus 40.000 hectáreas clasifican al Norte de Santander como la primera región en cultivos de Colombia. Detrás de las siembras ilícitas están los grupos armados, hay de todo: guerrilleros exguerrilleros, delincuentes comunes, Los Rastrojos, Los Pelusos... con un ingrediente adicional que es la permisividad en el lado venezolano. Particularmente en la zona rural de Cúcuta y el área de Tibú, que conecta con el Catatumbo, por su cercanía a la frontera, tiene todo tipo de permeabilidad con el delito. Ante la gravedad del asunto, la Alcaldía está tomando varias acciones: primero de ayuda humanitaria a los campesinos, que están entre todos estos fuegos, y también intentando un acercamiento al Gobierno nacional enviando notas para sensibilizar la ayuda. Hay que entender que muchas veces la capacidad de manejo del municipio se queda corta, se desbordan nuestros presupuestos y la gestión administrativa. Lamentablemente la respuesta ha sido muy tímida, porque las cartas que desde la Alcaldía he enviado, que incluso han merecido consejos de seguridad en Cúcuta, no han surtido los resultados estratégicos que nosotros quisiéramos.

SEMANA: En los consejos de seguridad recientes se ha planteado el aumento de la presencia militar y policial tras las masacres, ¿por qué dicen que no han funcionado sus llamados?

J.Y.: Porque un tema es la presencia militar que demandamos todos en la zona de frontera y otro problema completamente diferente de la urgente necesidad de poner en marcha un plan ambicioso estratégico de reconstrucción social. La Alcaldía en este momento lo está estructurando para entregárselo en septiembre personalmente al presidente de la República, al Senado y a la Comisión Nacional de Paz. Nosotros intentamos que esta zona fuera incluida dentro de los municipios PDET, pero no era posible. Por eso estamos en la tarea de crear una gran gerencia, cuya meta es la erradicación en estos tres años que nos quedan de 500 o más hectáreas de cultivos ilícitos.

SEMANA: ¿Cómo lo harán?

J.Y.: Es un plan completo: son proyectos económicos, infraestructura, salud, electrificación rural, acompañamiento institucional a partir de un centro de desarrollo que vamos a ubicar en una hacienda que es propiedad del municipio. La investigación se hará con apoyo del Sena y las universidades locales para iniciar un proceso de búsqueda de valor agregado para la conexión con los campesinos. Esa es una estrategia que ya tenemos caminando qué se llama del Campo a la Ciudad. Hemos identificado muchos centros de acopio en el área rural. Como las distancias son tan largas, estamos recogiendo productos de todos los corregimientos y las llevamos hasta las plazas públicas o los supermercados, para que el campesino se dé cuenta que es buen negocio traer sus productos a la ciudad. En el centro los campesinos podrán tomar clases, dormir y tener un alojamiento hasta de 5 días para qué pueden hacer pruebas de avances tecnológicos en semillas, transformación de alimentos, suelos y procesos de riego por goteo de abonos orgánicos. No tenemos la duda por ningún lado de que la presencia del Estado de esta manera nos permitirá bajar los niveles de violencia y sustituir voluntariamente cultivos ilícitos.

"Nosotros desde Cúcuta no vamos a entrar en contravía con las estrategias del Gobierno nacional".

SEMANA: El ministro de defensa dijo tras un consejo de seguridad realizado en Ocaña por la masacre de Ábrego que le van a apostar a todas las “herramientas legales”: erradicación forzosa o voluntaria y la sustitución de cultivos; incluso habló de la aspersión con glifosato terrestre. Su visión está alejada de esa estrategia, ¿la apoya?

J.Y.: En este momento con la estrategia Campo Ciudad estamos demostrando que existen alternativas diferentes a la aspersión, ya sea manual o aérea. Nosotros desde Cúcuta no vamos a entrar en contravía con las estrategias del Gobierno nacional; por el contrario, vamos a ser testigos apoyándolas. Pero al mismo tiempo estamos demostrando que hay opciones de vida mucho más dignas para el campesino que sembrar coca. Esperamos caminar muy rápido con estos procesos de infraestructura, que aparte de eso generarán mano de obra en todo el proceso. El campesino se ve convocado y obligado a amarrarse a los cultivos ilícitos porque no tiene alternativa. Claro que hay todo tipo de intereses. También confieso que como alcalde me he encontrado con muchas sorpresas.

SEMANA: Está pidiendo ayuda a la nación, ¿cuánto podrían costar esos proyectos?

J.Y.: Estamos estructurando el proyecto. No te podría dar en este momento el valor, pero se estima que son proyectos que cuestan más de 500.000 millones de pesos, porque es un proceso de conexión de vías primarias, secundarias y terciarias, de reconversión social y saneamiento básico. Además, hay que trabajar en el plan de recuperación de las zonas que han sido deforestadas en el Catatumbo por la coca, y sembrar caucho, moringa, productos que hoy son potencialmente muy interesantes para la exportación. Obviamente, reforzando sus trabajos con seguridad.

SEMANA: La presión de los grupos armados en contra de las estrategias de sustitución de cultivos son a sangre y fuego, ¿cómo van a lidiar con los graves problemas de orden público para no exponer a los líderes más de lo que ya están?

J.Y.: Está perfectamente demostrado que en Venezuela “toleran” la presencia de grupos armados y las rutas del narcotráfico que pasan a través de la frontera. Por eso los proyectos de reconversión económica tienen que ser acompañados por presencia militar para defender la frontera, para que con presencia del Estado y apoyo militar se logre quitar el poderío de esos grupos al margen de la ley. El gobierno de Cúcuta está dispuesto a fondearse con la gerencia estratégica pensando con visión de futuro. No es algo que deliberadamente pensemos hacer durante cuatro años, queremos crear una política pública defensa la frontera y el área rural de Cúcuta. El alcalde de Cúcuta no quiere hacer más cartas, quiero llegar ante el Gobierno nacional, ante el presidente, a sensibilizar a tantos filántropos del mundo que quieren ayudar en los problemas de la zona y ahora con los problemas de migración.

SEMANA: Cambiando de tema, alcalde, usted no lleva un año en el cargo, pero ha tenido tres secretarios de seguridad diferentes. El último renunció hace poco, ¿qué es lo que ocurre en esa cartera tan importante?

J.Y.: Los problemas no se pueden resolver solamente con seguridad. Cambiar toda una historia corrupción de más de 20 años nos obliga a hacer un trabajo integral, donde están vinculadas las Secretarías de Salud, Gobierno y Seguridad. Todos los secretarios de Seguridad han hecho su trabajo como tiene que ser, pero lamentablemente sorprendió Sergio Martínez. Me llegó su carta de renuncia en la que decía que era “un problema de estilo”. No he podido tener una conversación con él, porque fue de un momento a otro que presentó la renuncia. Pero no importa, es un tema dinámico, tenemos que estar muy preparados, hay que tener plan A, B y C, lo más importante es que no abandonemos el hilo conductor que está planteado en el plan de desarrollo. Hay unos compromisos irrenunciables en nuestra Alcaldía para recuperar la ética, la moral y la decencia. Estamos dando los golpes contundentes que tenemos que darle a la criminalidad. La semana pasada capturaron a uno de los cabecillas más importantes del grupo de Los Rastrojos.

"Maduro totalmente es un dictador".

SEMANA: Vi la hoja de vida del nuevo secretario, Alejandro Martínez, y no veo que tenga experiencia en algo relacionado directamente con la seguridad, sino con la educación. Ha despertado críticas su nombramiento. ¿Es idóneo?

J.Y.: Ha sido un líder social desde hace muchos años, ha acompañado estrategias de reconversión de jóvenes en condiciones de drogadicción, ha trabajado incluso en Bogotá en la Alcaldía del doctor Peñalosa. El 60 por ciento del delito en Cúcuta sucede en la zona de alta complejidad. Normalmente está la presencia del microtráfico, de muchachos en condiciones de vulnerabilidad por droga. Esos delitos callejeros de atracos, de robo, suceden en un gran porcentaje por jóvenes y habitantes de calle que son presa de la drogadicción. En Bogotá, contundentemente, decidieron intervenir en la zona del Bronx, solo que acá hay muchos Bronx, que con la inmigración y la llegada a la gente que no es de la ciudad, obviamente se ha disparado.

"Este gobierno desde el primer día ha tenido todo tipo de ataques, que coloquialmente se llaman puñaladas traperas".

SEMANA: Usted advirtió que desde la Contraloría y la Personería habían suspendido injustamente a secretarios y que lo estaban alguna manera atacado, ¿qué ocurrió con eso?

J.Y.: En el fondo sí son ataques. Este gobierno desde el primer día ha tenido todo tipo de ataques, que coloquialmente se llaman puñaladas traperas. Este plan de trabajo se ha montado sobre 10 compromisos irrenunciables, quizás el más importante es la guerra frontal contra la corrupción. Cúcuta venía desde hace 15 años sometida a una situación totalmente absurda, se malversan los recursos públicos. Lamentablemente así se pisan todos los callos. Algunos continúan sobreviviendo o intentan sobrevivir en Cúcuta, pero la idea es guerra frontal contra la corrupción.

SEMANA: ¿Usted se refiere al ramirismo?

J.Y.: Me refiero al ramirismo y a la politiqueria en general.

SEMANA: ¿Pero los ataques, como los llama, vienen de los entes de control?

J.Y.: El Gobierno nacional entendió el clamor de la ciudad que necesita su apoyo, así como de los entes de control nacionales. Estamos abiertos a que seamos controlados, en democracia, pero lamentablemente lo que ha sucedido es que ha habido suspensiones de secretarios totalmente infundadas, no ha habido una sola prueba para las tres o cuatro personas que fueron suspendidas. Piensan que de esa manera atacan al alcalde, ¡pues se equivocan! Tengo una meta liderando el proceso de Cúcuta 2050 para crear políticas públicas que blinden a la ciudad de la corrupción. Queremos cambiar la foto que se tiene de Cúcuta a nivel nacional e internacional. La foto de Cúcuta no es la foto con el drama humanitario en el puente de San Antonio, sino de una ciudad que quiere recuperar su valor ciudadano a partir de la productividad y la competitividad. Tenemos que apoyar el emprendimiento y la innovación, apoyar a los jóvenes para que con becas por meritocracia se puedan convertir en el futuro de la región. La ciudad de este momento es una bomba de tiempo social muy complicada. Históricamente, cuando se mejoraba la situación en Venezuela aumentaba el contrabando, aquí todo el mundo vivía de eso, por cuenta del deterioro político de Venezuela. Ahora que ya no tienen ni gasolina, es una dificultad, pero también una oportunidad para que en Cúcuta pensemos que obligatoriamente tenemos que buscar alternativas sostenibles y que nosotros no podemos esperar a que nuevamente Venezuela se recupere para emprender estrategias de cambio.

SEMANA: ¿Qué piensa de Maduro, cree que es un dictador?

J.Y.: Totalmente es un dictador, es un personaje con filosofías baratas que han demostrado en el mundo que nunca tuvieron el desarrollo social en sus manos. La democracia participativa es la única alternativa que tiene la sociedad para poder salir adelante, donde se entiende la competitividad, donde todo el mundo se considera empresario de sí mismo, porque eso a base de subsidios y regalos no funciona. Hay que enseñarle a la gente a pescar, no solo darle el pescado.