Aunque las empresas del Valle del Cauca se han destacado por su gestión social, el paro nacional que se sintió con más fuerza en esta región del país las llevó a replantear su solidaridad y a unir esfuerzos para extender el alcance a poblaciones vulnerables, con una lupa especial para los jóvenes. El Grupo Manuelita, que genera 9.432 empleos –4.987 en Colombia– hace parte de la iniciativa Compromiso Valle. Harold Eder, presidente del grupo, comparte las lecciones que dejó el paro y las soluciones que ha propuesto.
SEMANA: De la experiencia del paro, ¿qué lecciones les quedan?
Harold Eder (H.E.): Ha habido un aprendizaje muy grande, y en el Valle del Cauca nos faltó estar mucho más cercanos de las comunidades y especialmente de los jóvenes más vulnerables. Esa unión que establecimos después del paro, de juntarnos empresas de todos los tamaños, empezar un proceso de escucha activa directamente y entender mucho más a fondo cuáles son las necesidades de esos jóvenes, permitió el éxito de Compromiso Valle para luego entrar en un plan de acción muy importante de más de 53.000 millones de pesos, en siete municipios con una cobertura de más de 5.000 jóvenes.
SEMANA: ¿Cómo están haciendo ese acompañamiento a los jóvenes que no tenían en el radar de las fundaciones?
H.E.: El gran foco del programa es empleabilidad y emprendimiento, pero también hay una línea de acción muy importante, que es el liderazgo. Ese es el corazón del programa y además ha habido una línea importante a raíz de los efectos de la pandemia y de toda la pérdida de ingresos de la población ‘seguridad alimentaria’ que es transitoria, mientras hay una recuperación del empleo, y de la economía regional, que ya se está viendo. El Valle del Cauca está llegando a niveles de desempleo muy similares a los vividos antes de la pandemia; ese empleo se ha venido recuperando, pero definitivamente hay que seguir impulsando esa empleabilidad, emprendimiento y liderazgo de los jóvenes. Familias de nuestros colaborades y comunidades vecinas se benefician anualmente de nuestros programas sociales. Entre 2017 y 2021, 1.925 personas lograron finalizar su educación básica secundaria, y dentro de nuestras prioridades de gestión ambiental le apostamos al desarrollo de productos de valor agregado con menor impacto ambiental, y a la gestión y cuidado del medio ambiente a través de: la gestión racional del agua, el control de emisiones atmosféricas, manejo de vertimientos, la gestión racional de la energía y el cuidado y protección de la biodiversidad.
SEMANA: ¿Cómo fue el proceso para llegar al compromiso?
H.E.: Fue justo después del paro que se creó Compromiso Valle. Durante el paro iniciamos estas conversaciones, nos reunimos una cantidad importante de empresas y de fundaciones empresariales, nos juntamos con pequeñas, medianas y grandes empresas y empezamos a discutir. Vimos que algo estaba pasando, una señal importante, y decidimos encontrarnos con los jóvenes, hablar con ellos y construir conjuntamente.
SEMANA: ¿Ya tienen resultados?
H.E.: Tenemos resultados muy importantes, hay más de 5.000 jóvenes involucrados en nuestros programas, muchos de ellos, están en programas de empleabilidad y emprendimiento, son jóvenes que vienen de condiciones muy desfavorables. Un grupo está terminando su capacitación técnica, otro grupo ya ha sido empleado por empresas de la región y otros están definiendo y capacitándose para sacar adelante sus emprendimientos.
SEMANA: Se veía mucha animadversión contra el empresario. ¿Era un problema de comunicación o por qué se generó ese ambiente? ¿Cómo evitarlo?
H.E.: Las empresas de la región y el Valle del Cauca son un gran ejemplo en responsabilidad social, hacen muchísimo, pero claramente es insuficiente. Yo creo que la pandemia exacerbó esa situación de vulnerabilidad en una parte importante de la población y, adicionalmente, esto también nos ha mostrado que tenemos que preocuparnos mucho más por lo público.
SEMANA: ¿El paro alcanzó a afectar el negocio de Manuelita?, ¿cómo fue el 2021?
H.E.: El 2021, al final fue un buen año para nosotros, crecimos en ingresos por encima del 25 por ciento, y de alguna manera la afectación que tuvimos en el Valle del Cauca, en la región, fue compensada por nuestros resultados en otros renglones de la agroindustria y en otras regiones. Nosotros, particularmente vimos una recuperación fuerte en productos alimenticios, como el aceite de palma, y también las energías renovables, que hoy superan ya el 30 por ciento de nuestras ventas. De alguna manera logramos compensar, desde el punto de vista de los ingresos, la situación que vivimos en la región.
SEMANA: Arrancamos un 2022 con un viento de cola favorable para la economía, pero también la inflación ha golpeado particularmente el sector de alimentos, ¿cómo han manejado el tema?
H.E.: Nosotros, de alguna manera estamos muy expuestos a los precios internacionales de los commodities. Exportamos a más de 65 países y las exportaciones son más del 20 por ciento de nuestras ventas. Hay un incremento en los precios internacionales de los productos que vendemos, pero también hay un aumento en los costos de los insumos fertilizantes, que de alguna manera se han compensado.
SEMANA: ¿Han asumido menos margen para no subir tanto el precio al consumidor final?
H.E.: En algunos casos hemos tenido menores márgenes y lo hemos compensado con mayor volumen. En parte está la recuperación de la producción en el Valle del Cauca a partir de la producción de caña de azúcar. Luego del paro, este año se ha normalizado la producción y tenemos mayores volúmenes en algunos de nuestros productos agroindustriales.
SEMANA: Algunos países están empezando a tomar medidas proteccionistas. ¿Qué tanto son un riesgo para ustedes?
H.E.: Nosotros estamos en renglones de productos como el azúcar que siempre han sido protegidos por nuestros socios comerciales, son de los productos más distorsionados a nivel internacional por las altas protecciones, entonces no estamos viviendo una situación particularmente distinta. De todas maneras, al estar diversificados en cuatro plataformas agroindustriales que son caña de azúcar, aceite de palma, frutas y hortalizas, y acuicultura, tenemos una diversidad de mercados que nos permiten mitigar de alguna manera tendencias proteccionistas.
SEMANA: Según The Economist “el mundo está al borde de una catástrofe alimentaria”, ¿usted lo ve así de pesimista?
H.E.: Puede haber una reducción en el abastecimiento, particularmente porque en muchas zonas del mundo se utilicen menos fertilizantes por los altos precios, un impacto en el próximo año, pero creo que en el mediano plazo, y en el caso de Colombia tenemos suficiente abastecimiento. Por lo menos en los renglones de los productos en los que nosotros estamos, tenemos excedentes, esos van a permanecer y también tenemos oportunidades de seguir creciendo en exportaciones para ayudar a otros países en sus necesidades.
SEMANA: Este año es electoral, y normalmente hay una quietud. ¿Van a continuar con sus proyectos?, ¿cómo manejan este tema de precaución?
H.E.: Nosotros hemos continuado con nuestra actividad empresarial y planes de inversión. Desde luego, que, en Colombia, donde haya mayor certidumbre sobre las reglas de juego para la propiedad y el sector privado habrá mayores oportunidades y dinámica en la inversión, sin ninguna duda. Colombia tiene un gran potencial en producción agrícola. Yo creo que las perspectivas para Colombia, independiente del gobierno, son muy positivas.
SEMANA: ¿En general cuál es la expectativa para 2022? ¿Cree que puede mantener el ritmo del año pasado?
H.E.: Estamos viendo una actividad económica importante, el mercado interno ha seguido creciendo; también por los precios internacionales y la tasa de cambio que está en niveles favorables para los exportadores, las exportaciones muestran un panorama muy positivo. Yo creo que en general el año va a ser bueno, y ojalá esta dinámica se pueda mantener en los próximos años.