Apesar de las turbulencias, 2018 trajo una leve recuperación para el sistema financiero colombiano. El tímido repunte de la economía y las bajas tasas de interés lograron mitigar en parte la fuerte incertidumbre política, y al final hubo una cierta mejoría en la dinámica del crédito. La cartera bruta del sector creció un 3,04 por ciento real al ubicarse en 465,6 billones de pesos. Eso indica que la oferta de crédito se mantuvo, particularmente impulsada por las carteras de consumo y vivienda y la modesta recuperación de la cartera comercial. Además, la cartera vencida mantuvo la tendencia descendente que comenzó desde mediados de 2017, con lo cual mejoró la calidad de la cartera. De la misma manera, el sector aumentó las provisiones por Electricaribe, Ruta del Sol 2 y la situación de los SITP, entre otros. No obstante, las utilidades de los establecimientos de crédito se recuperaron y alcanzaron los 11,7 billones de pesos en 2018. Eso le permitió al sector mantener niveles adecuados de rentabilidad y solvencia para seguir entre los bastiones de la recuperación del país. Le puede interesar: Grupo Energía de Bogotá: de Colombia para el mundo Los 13 conglomerados tienen activos por 850 billones de pesos, es decir el 70 por ciento del sector financiero. Eso sí, fue un año difícil para los mercados financieros globales. Eso significó retos en sectores como el fiduciario, comisionistas, administradoras de fondos de pensiones y hasta el asegurador. Las altas volatilidades ante temas como la guerra comercial y el aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal (FED), generaron menores rendimientos en los portafolios de inversión y afectaron los balances de este tipo de entidades. Lupa a las holdings No obstante, el sector financiero tuvo uno de los mayores cambios con el paso a una supervisión por conglomerados. El sector en Colombia se caracteriza por tener entidades pertenecientes a grandes grupos económicos y con fuerte presencia internacional. Por eso, entidades como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Ocde recomendaron pasar a este tipo de vigilancia. La Superintendencia Financiera rediseñó algunas de sus áreas misionales para mejorar el control sobre el capital y conocer con claridad las empresas relacionadas entre sí. E identificó 13 conglomerados financieros. Esto significa que encontró sociedades y grupos de sociedades que por su naturaleza, tamaño, complejidad, interconexión, presencia transfronteriza u otras circunstancias coyunturales, tienen un interés significativo para el sistema financiero, asegurador o el mercado de valores. Le recomendamos: Las buenas cifras del Grupo Aval De estos, cinco son locales y tienen casa matriz en Colombia, como el Grupo Sura–Bancolombia, el Grupo Aval, Sociedades Bolívar, la Fundación Social y el Grupo Coomeva. Algunos extranjeros como el grupo peruano Credicorp y Old Mutual, recientemente adquirido por la china CMIG International, han decidido domiciliar también su holding en el país. Muchos estarían evaluando hacer lo mismo y reacomodar sus estructuras para cumplir con la nueva norma. Están domiciliados en el extranjero BBVA en España; Scotiabank, con su matriz en Canadá; Itaú, con sede en Brasil, así como BTG Pactual; BNP Paribas, con matriz en Francia y GNB Sudameris. La última estaría decidiendo dónde va a domiciliar su holding. El Estado debe supervisar los 13 conglomerados como tales, dado su papel protagónico en la economía nacional y en la salud del sistema financiero.En conjunto, suman activos por más de 850 billones de pesos, lo cual equivale a 70 por ciento de la industria financiera y a 96 por ciento del PIB del año pasado. Entre ellos hay 4 bancos sistémicos (Banco de Bogotá, Bancolombia, BBVA y Davivienda). Se trata de entidades crediticias que por su tamaño e importancia no pueden caerse o desaparecer pues esto tendría elevados riesgos sobre el sector y todo el país. Otra entidad más pequeña y no sistémica, como la Caja Social, ante la cantidad de cuentas de ahorro que maneja no se puede liquidar. El pago del seguro de depósito podría costar 5 billones de pesos, es decir el 30 por ciento de la reserva del Fogafín. La estructura de los conglomerados muestra la fortaleza de la banca local y su enorme presencia tanto en Colombia como en Centroamérica. Allá el 50 por ciento del sistema financiero está en manos colombianas. Tan solo estas cinco entidades tienen alrededor de 47 millones de clientes bancarios, 23 millones en seguros y 33 millones de afiliados a pensiones. También, más de 80.000 puntos de atención en el país y cerca de 14.300 en el exterior. Qué se viene Con respecto a la existencia de conglomerados financieros, preocupa sobre todo que unos pocos concentren mucho poder. No obstante, las estadísticas internacionales indican que Colombia está dentro del promedio de América Latina. De hecho, en otros países hay una concentración mayor. Para algunos las utilidades del sector pueden lucir exageradas. Pero hay que considerar los altos niveles de capital, patrimonio e inversiones que exige esta actividad. El patrimonio de los grupos supera los 115 billones de pesos. Puede leer: Al ritmo de Tecnoglass: una ventana para el mundo Sin duda, contar con grandes grupos y entidades financieras es una de las principales fortalezas de la economía colombiana y será uno de los principales bastiones para su recuperación hacia futuro. Para 2019 el país espera una mayor dinámica de su economía y, por tanto, un mejor desempeño de la cartera bancaria. Estimaciones iniciales de Asobancaria indican que la cartera crecería este año un 4,5 por ciento real, impulsada principalmente por la de consumo y el “despertar” de la cartera comercial, mientras que el segmento de vivienda empezaría a desacelerarse. De la misma manera, el sector espera que el indicador de calidad de cartera mejore y cierre el año en 4,1 por ciento. No obstante, le podrían quitar tracción al crecimiento del crédito factores como el menor dinamismo del sector externo ante el escalamiento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la mayor devaluación del peso que podría incrementar las presiones inflacionarias y el lento arranque de la economía. Los bajos niveles de confianza del consumidor y el deterioro del mercado laboral pueden explicar el bajo crecimiento del sector de la construcción de vivienda y la baja inversión en bienes durables. Pero también podrían limitar el fortalecimiento del crédito. Además, algunos analistas muestran su preocupación por los efectos adversos de haber incluido una sobretasa al impuesto de renta para el sector financiero, en la última reforma tributaria. Esto viola los principios de generalidad y equidad horizontal en los tributos, y se convierte en un gran palo en la rueda para la dinámica de la profundización financiera y el desarrollo económico del país. Como la banca es una de las industrias menos queridas, imponer medidas de carácter populista puede resultar rentable políticamente. Pero traerían un efecto contraproducente sobre el crecimiento y el avance del crédito. El sector financiero, al igual que la economía, viene en recuperación. Igual debe enfrentar altos riesgos latentes.