El 23 de noviembre, día en que Chapecoense empató con San Lorenzo de Argentina y clasificó a la final de la Copa Sudamericana, el camerino se convirtió en una fiesta.Puede leer: El periodista que apagó la cámara para auxiliar a los de ChapecoenseJugadores, directivos, cuerpo técnico y utileros saltaron en el vestuario al compás de, “vamos, vamos Chapé, vamos, vamos, Chapé”.Todo aquello quedó grabado en los celulares de los jugadores, la mayoría de los cuales fallecieron el trágico accidente aéreo de la semana pasada. Una vez se supo la noticia de la muerte, la euforia del camerino cobró otro sentido. Parecía increíble que esos mismo hombres felices, llenos de energía, de vida, ya no estuvieran en este mundo.Atlético Nacional clasificó a las semifinales del torneo profesional colombiano, ganándole a Millonarios por 3 a 0. Antes del partido hubo un minuto de silencio. En las graderías, los aficionados recordaron a los de Chapecó con pancartas, camisetas, flores.Le puede interesar: "Estoy en shock": azafata que sobrevivió a accidente aéreoY en el vestuario, los verdes decidieron entonar el mismo cántico que los brasileños alzaron aquel día que cumplían el deseo de llegar a una final continental. Pero esta vez eran los colombianos los cantaban, “vamos, vamos Chapé, vamos, vamos Chapé”, en honor un grupo de jugadores que pasaron de ser rivales, a hermanos.