En 1933, el exitoso emprendedor e inventor británico Percy Shaw conducía por una carretera oscura cuando vio una luz al frente. Al acercarse un poco más descubrió que eran los ojos de un gato, que brillaban cuando eran iluminados por las luces de su vehículo. Esa experiencia, que en principio parecería insignificante, cambió la vida de Shaw y revolucionó la seguridad vial en el mundo.
Shaw desde muy joven era inventor y, a partir de esta experiencia, pensó que delinear las carreteras reproduciendo el efecto de los ojos de los gatos podría ayudarles a los conductores.
Los felinos tienen un sofisticado sistema visual para poder cazar en la oscuridad. La ventaja se las da un tejido llamado tapetum lucidum, que está detrás de la retina; este tejido refleja la luz como un espejo, la devuelve para aprovecharla mejor. “La luz es atrapada dos veces por su retina, aumentando la brillantez de la imagen y mejorando su capacidad de visión nocturna”, explica en una infografía el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile. Esa membrana es la que genera el brillo en los ojos de los gatos cuando se les ilumina de noche.
Tras el encuentro, Shaw comenzó un largo proceso de prueba y error hasta crear las pequeñas luces que hoy iluminan las carreteras. “El prototipo tiene cuatro perlas de vidrio puestas en dos pares, uno en cada lado de una moldura de caucho montada en una base de hierro”, explica el ministerio chileno. El hierro sirve para fijarlas al piso y el caucho les da flexibilidad para que las llantas de los carros pasen por encima. En una moldura en la parte superior almacenan agua lluvia para limpiar las perlas cuando son aplastadas por el caucho, así como los lagrimales limpian los ojos.
En 1934, Shaw patentó su producto, y en marzo del año siguiente fundó Reflecting Roadstuds Limiten, una empresa que aún existe. Poco después, pidió que se registrara la palabra Catseye (Ojos de gato) como marca comercial.
Ese mismo año, el condado de Yorkshire le permitió hacer una demostración de su invento. El crecimiento en ventas avanzó a paso lento, pero en 1937 el Ministerio de Transporte inglés se convirtió en su cliente y todo cambió.