Greta murió hace exactamente un año, el 27 de octubre de 2022. Era una gata altiva, enérgica y cariñosa. Así la recuerda Margarita Barrero. Fueron 23 años juntas, desde el día en que ella y su pareja la encontraron cerca de su casa, encima de un poste, asustada y orinada, rodeada de perros que le ladraban desde el suelo. Pusieron avisos en el barrio, pero nadie llamó. Greta se quedó para siempre.
Un mes antes de morir dejó de comer, luego su pelo se puso grasoso, buscó el pecho de Margarita para dormir, algo que hacía solo cuando estaba enferma, hasta que la médica veterinaria le explicó que a partir de ahora la vida de su gata podía ser muy tortuosa, porque su salud estaba muy deteriorada y deberían ponerle inyecciones todos los días. Margarita decidió evitarle un futuro espantoso y dormirla para que no sufriera. Fue un momento muy doloroso y cada vez que lo recuerda, llora. Greta la acompañó casi la mitad de su vida.
Lo más difícil ha sido su ausencia. “Greta me hace falta en todo, es muy duro no tener a ese ser para quien uno es lo primero y lo último. Es difícil vivir sin Greta, prefiero no estar en espacios donde estuve con ella”. Margarita habla de Greta solo cuando se le pregunta, porque es tan preciado lo que siente que no está interesada en compartirlo. Eso no significa que no haya hecho el duelo, ahora la recuerda con menos dolor, es diferente a cuando se murió, “que era un sentimiento imposible de atajar”.
Silvia Trujillo, coach de transformación de duelos y final de vida, explicó que el duelo es el proceso de estados emocionales que se desencadenan en una persona ante una sensación de pérdida emocional. “Lo que importa es la persona, no la causa del dolor, en ese sentido no hay diferencia entre un duelo por una persona y un duelo por un animal de compañía, todo depende del lugar que tenía en la vida del doliente el ser que ha muerto. Por eso uno no debe hacer comparaciones entre los duelos”.
Un proceso necesario
Trujillo explicó que un animal de compañía puede significar el lazo más fuerte en la vida de alguien, la mayor fuente de amor incondicional, como lo era Greta para Margarita, quien recibió mucho cariño y apoyo de sus seres queridos y amistades cuando su gata murió. “Lo que los demás digan respecto a nuestro dolor es más un reflejo de sus propios dolores y situaciones no resueltas, solo el doliente conoce su dolor”.
Trujillo agregó que es necesario hacer el duelo, es decir, “atravesar los distintos estados emocionales que se puedan presentar cuando se sufre una pérdida. Es fundamental para el doliente hacer el proceso, porque un duelo no resuelto puede dejarlo estancado y esto no le va a permitir elaborar la pérdida para poder renacer después”.
Si la persona siente que no puede cumplir con sus labores diarias, que está estancada o que no es capaz de seguir adelante con su vida, la recomendación es pedir ayuda de un profesional en salud mental. “Muchas veces se carece de las herramientas necesarias para gestionar nuestros dolores emocionales, pero nadie nos lo enseña, aprendemos a hacerlo de manera intuitiva, y la terapia ayuda, porque es estructurada, tiene herramientas comprobadas y esto le facilita al doliente el proceso”, advirtió Trujillo
En la funeraria Funeravet, especializada en animales de compañía, son conscientes de que en muchos casos las personas necesitan ayuda para procesar su dolor y por eso cuentan con una unidad de duelo en la que ofrecen servicios de psicología para quienes lo necesiten. También dan una charla para todos aquellos que contraten sus servicios, en la que les hablan sobre el duelo.
Henry Cortés, médico veterinario y director de Funeravet, explicó que esta charla sirve mucho porque las personas sienten que no están solas y que es normal sentir un dolor muy fuerte ante la pérdida. Cuenta, además, que actualmente los seres humanos ven a sus animales de compañía como parte de su familia y por eso cuando fallecen es muy doloroso. “Las personas les han entregado todo su amor incondicional”.
Margarita recuerda a Greta con frecuencia. A veces imagina que la tiene a su lado, en su cama, que siente su calor. “Siempre que estoy triste quisiera que Greta estuviera en mi casa”. Quisiera tener otro gato, pero sus condiciones de vida actuales no se lo permiten, pero sabe que cuando llegue será diferente a Greta y vivirán nuevas cosas juntos.