La Nasa indica en su portal web que “un eclipse se produce cuando un planeta o una luna se interpone en el camino de la luz del sol”. “Un eclipse solar se produce cuando la luna se interpone en el camino de la luz del sol y proyecta su sombra en la Tierra. Eso significa que durante el día, la luna se mueve por delante del sol y se pone oscuro”, agrega la Nasa.
“Este eclipse total se produce aproximadamente cada año y medio en algún lugar de la Tierra. Un eclipse parcial, cuando la luna no recubre por completo al sol, se produce al menos dos veces por año, en algún lugar de la Tierra”, explica la Agencia de los Estados Unidos.
En los seres humanos, es posible que “nos demos cuenta de que pesamos algunos gramos menos de lo normal, ya que la gravedad cambiará mínimamente durante unos minutos. Pero serán variaciones casi imperceptibles”, según el portal Levante, El Mercantil Valenciano.
Y, aunque presenciar un eclipse es una experiencia espectacular, se debe cuidar la persona que lo observa debido a que esto puede convertirse en algo contraproducente, si se mira “directamente al Sol con los ojos desnudos, o a través de telescopios o prismáticos sin protección, puede causar daños oculares e incluso ceguera permanente”.
Por ello, recomiendan el uso de “gafas especiales para eclipses que filtran los rayos más dañinos del Sol, pueden permitirle ver el fenómeno de forma segura, al igual que los instrumentos equipados con filtros solares, o unos sencillos dispositivos llamados cámaras estenopeicas que le permiten ver un eclipse solar de forma indirecta”.
Vale mencionar que desde antaño se ha tenido la creencia de que el eclipse (ya sea lunar o solar) tiene algún tipo de efecto en La Tierra, en lo que respecta a al comportamiento humano y también a los animales.
¿Qué cambios genera un eclipse en el comportamiento los animales?
El portal Ladera Sur registra que “las abejas y las hormigas regresan a sus nidos, las aves se preparan para dormir, los grillos comienzan a gorjear, las vacas lecheras vuelven a sus establos o se recuestan en el suelo y en el caso de los murciélagos, salen para alimentarse”.
“El cazador de eclipses Dave Balch contó a National Geographic que, cuando fue protagonista del eclipse total de 1991 en Hawái, notó una actividad más nerviosa de las aves en torno a un muelle durante las fases parciales antes y después de la totalidad: ‘¡Apenas podíamos escucharnos los unos a los otros! Luego, al llegar a su totalidad: ni un solo ruido. Reinaba un silencio de ultratumba. La diferencia entre los niveles de ruido antes de y durante la totalidad, era increíble’”, citan.
Las arañas tejedoras comienzan a deshacer sus redes durante un eclipse, indican, tal como se vio en medio de un eclipse lunar el 11 de julio de 1991 en México, mientras investigaban. El estudio revela que el nivel de luz sería el responsable del ritmo de construcción de la red diaria.
Asimismo, en 1984, en el Centro de Investigación de Primates de Yerkes, el comportamiento de los chimpancés llamó poderosamente la atención de los estudiosos, pues en el momento en el que la temperatura bajó, y el cielo se oscureció, las hembras solitarias y las mamás se movilizaron a la parte superior de una estructura de escalada.
“A medida que avanzaba el eclipse, otros chimpancés comenzaron a congregarse en ese lugar, dirigiendo sus cuerpos en dirección al sol y la luna y volviendo sus caras hacia arriba y cuando la luz volvía estos regresaban a su posición inicial”, concluyen.