El estudio publicado por Animal Cognition tuvo como sujetos de estudio a 16 gatos en su entorno doméstico para probar su capacidad de distinguir entre las voces de sus dueños y las de los extraños. Para esto fueron expuestos a grabaciones con la voz de sus tenedores y otras con la voz de individuos desconocidos.

Cada vez que los felinos escuchaban a sus dueños -llamándolos por su nombre- aumentaban su actividad. Moviendo más la cola, dilatando sus pupilas e incluso moviendo sus orejas para buscar el origen del llamado. Esta reacción era totalmente diferente si era un extraño llamándolos.

Otra conclusión del estudio es que los gatos tienen la capacidad de identificar la voz de sus dueños incluso si hay un cambio en la entonación y el volumen del llamado (cuando se les habla de manera afectuosa o como un a un bebé). Además solo responden a la voz de ‘bebé’ si procede de sus dueños. En otras palabras, los gatos saben si su dueño les está hablando de manera especial y deciden, en la mayoría de los casos, ignorar el llamado.

Esto último ha sido reiterado por otros estudios del comportamiento felino. De hecho en el 2013 un estudio demostró que las respuestas más habituales de los gatos al llamado (tanto de extraños como de sus dueños) es simplemente identificar de dónde viene y no ir hacia el sonido. A diferencia de los perros que sí hacen un movimiento más activo para buscar a sus dueños e incluso a extraños.

Según los investigadores, esta reacción ‘pasiva’ de los gatos se debe a que evolutivamente no han sido domesticados para obedecer las órdenes de los humanos. Sin embargo, no hay mayor investigación al respecto. Es más fácil encontrar estudios sobre el comportamiento canino que el felino.

Por esto, estudios como los mencionados son de suma importancia para los dueños de gatos. Los investigadores concluyeron que “los resultados muestran una nueva dimensión a la relación entre gatos y humanos, pues implican la creación de una forma particular de comunicación entre las dos especies”.

Perros y gatos: dos lenguajes diferentes

La principal diferencia entre las reacciones de los perros y los gatos es que los primeros son mucho más claros. Los perros giran la cabeza, miran directamente, se acercan e incluso toman la iniciativa para buscar contacto físico. En cambio, los felinos son más sutiles y sus reacciones iniciales suelen ser mover las orejas en dirección del sonido y girar ligeramente la cabeza.

A pesar de esto, ambos animales han generado una forma de comunicación única con los humanos. Por ejemplo, los perros son capaces de identificar el estrés de sus dueños, pueden llorar de felicidad, incluso modifican sus expresiones para impulsar interacciones con sus dueños.

En cuanto al lenguaje, según el estudio Evolutionary approach to communication between humans and dogs, los perros evolutivamente han desarrollado la capacidad de leer los movimientos de los humanos para adaptarse mejor a las comunidades. Es decir, son capaces de entender a sus dueños sin necesidad del uso del lenguaje verbal.

Por su parte, los gatos también entienden a sus dueños, pero hay más estudios frente a la respuesta a estímulos sonoros o comandos verbales, que a estímulos del lenguaje corporal.

En el 2010 se identificó que los gatos responden mejor a tonos más agudos debido a que se parecen más a los maullidos. Cabe resaltar que los maullidos entre gatos solo se usan para comunicarse con las crías que aún no han adquirido otras habilidades de comunicación y supervivencia.

Sin embargo, como se mencionó anteriormente, hay una diferencia significativa en la cantidad de investigaciones dedicadas al comportamiento felino y al canino. Los últimos tienen mayor información, esto puede ser consecuencia de que los perros son considerados más fáciles de estudiar.