Es verdad que los gatos son, quizá, los animales de compañía más aseados. Independientemente de la raza, es común ver a estos felinos acicalarse. El tipo de saliva de los gatos les sirve para quitarse la grasa de su cuerpo y, además, la textura de su lengua funciona como una suerte de escoba con la que eliminan la suciedad.
Pese a su pulcritud, estos felinos son animales reacios al agua debido a sus orígenes y procedencia. Los ancestros de los gatos domésticos provienen del Oriente Medio y el norte de África, una zona con características desérticas y de difícil acceso al agua. Dicha condición genética los condiciona a desconfiar de este líquido.
En este sentido, muchas personas se preguntan si es conveniente bañar a un gato y cuál es la forma correcta de hacerlo. Para lavar a un gato se recomienda utilizar espumas de lavado en seco que, combinadas con un correcto cepillado para eliminar el pelo muerto, son excelentes opciones para mantener al animal en óptimas condiciones de aseo.
La necesidad de una desparasitación por medio de un baño con agua y shampoo especializado, la aparición de una enfermedad relacionada con la piel, o la eliminación de suciedad puntual concentrada, son algunos de los motivos por los que habría que lavar a un gato.
Para llevar a cabo el baño de un gato, los puntos calves son el buen tacto y la paciencia. “Aunque a tu gato le guste el agua, cualquier movimiento brusco puede generarle estrés y complicar la actividad. Puedes usar la bañera o un recipiente que se ajuste a su tamaño. Es conveniente que coloques una alfombrilla en la superficie para evitar que tu gato se resbale con las uñas. Utiliza agua tibia y un shampoo específico para felinos”, remarcó la página de Purina.
“Los gatos no temen lo que conocen, por eso, deben estar en contacto con el agua desde que nacen y así evitar que desarrollen miedo al baño”, añadió el medio especializado Nubika. Si se trata de un gato que no suele salir constantemente a la calle, una frecuencia de lavado mensual es más que suficiente.
Otra opción válida es utilizar toallas de limpieza especiales para felinos. Estas pueden pasarse por los pliegues del cuerpo del animal, por debajo de los ojos y alrededor de las orejas.
“No se deben utilizar toallitas de higiene para niños porque llevan mucho jabón, dejan residuos en el pelo y pueden provocar problemas en la piel del animal”, advirtió la peluquera de mascotas María Fernández en conversación con el diario La Vanguardia.