Las pulgas son ectoparásitos que se alimentan de la sangre de los animales de compañía y de los humanos. Estas pueden ingresar de diferentes maneras a los hogares: desde el pelaje de un perro hasta la ropa de sus habitantes y luego se pueden instalar en muebles, tapetes, alfombras, entre otros.
Una sola pulga adulta tiene la capacidad de poner hasta 50 huevos diarios que posteriormente se transforman en larvas y, en menos de ocho semanas, hay otras 50 nuevas pulgas listas para alimentarse.
En ese sentido, la Universidad de Liverpool realizó una investigación que analizó aspectos fundamentales de la epidemiología de las pulgas basándose en registros de salud electrónicos de gatos y perros domésticos. Dicho estudio se llevó a cabo con 191 clínicas veterinarias voluntarias en Gran Bretaña entre el 2014 y el 2020.
Los resultados subrayaron que las pulgas estuvieron presentes en más de 22.200 de las 1.902.016 de consultas de gatos (1,17%) y 12.168 de 4.844.850 consultas de perros (0,25%). Para explicar esto, detalló el portal especializado Animals Health, los investigadores determinaron que los gatos, con frecuencia, tienen mayor acceso al aire libre y, en consecuencia, están expuestos de manera continua a las pulgas cuando buscan alimento y cazan. Además, pueden entrar en contacto con animales salvajes como zorros y erizos, que actúan como hospedadores.
El estudio también descubrió que los animales de compañía que viven en zonas más favorecidas económicamente se asociaron con una reducción del 50% en las probabilidades de infectarse de pulgas.
“Esto sugiere que la capacidad de afrontar económicamente el control de pulgas tiene un impacto en las probabilidades de infestaciones por pulgas. Aunque el tratamiento contra las pulgas está disponible de manera fácil y comparativamente económica en la mayoría de los supermercados, los que generalmente recomiendan los profesionales veterinarios como más efectivos solo están disponibles con receta y es probable que estén asociados con mayores costes para el propietario”, remarcó el estudio.
Además, la edad del animal de los perros o gatos se relacionó significativamente con la posibilidad de tener pulgas. De hecho, los animales más jóvenes generan una mayor atracción que los viejos. Aunque es importante subrayar que, por ejemplo, los perros de edad avanzada que visitan las clínicas veterinarias lo hacen para ser atendidos por afecciones médicas preexistentes, lo que lleva al profesional a centrarse en este problema en lugar de buscar o registrar pulgas.
A su vez, tanto en gatos como en perros, los animales castrados se asociaron con un riesgo reducido en comparación con los que no estaban castrados (enteros), añadió Animals Health.
“Nuestro hallazgo aquí podría sugerir más diferencias en el compromiso del propietario con la atención veterinaria preventiva que una asociación biológica directa entre el estado de castración y el riesgo de infestación por pulgas”, destacó el estudio.
Finalmente, se observó que los perros pequeños tienen más posibilidades de contraer pulgas. Concretamente, los terriers pequeños y los de raza ‘toy’ tenían un mayor riesgo en relación a canes como los retriever.
Algunos de los remedios caseros que funcionan para acabar con las pulgas de los animales son: el bicarbonato de sodio, el jugo de limón, los aceites esenciales, la lavanda, el romero y la manzanilla y, finalmente, el jabón para los platos.