Cada 1 y de 2 de noviembre en México se celebra el Día de los Muertos, una tradición centenaria en la que se hacen ofrendas para los seres queridos. En el país norteamericano existe la creencia de que las almas humanas regresan al plano terrenal durante dichas fechas y, por tal motivo, se les ofrecen los alimentos y bebidas favoritas cuando estaban vivos.
Tal es la relevancia de esta tradición en México que también se empezó a festejar con los animales de compañía fallecidos. Sin embargo, y aunque no es oficial, la fecha en la que se celebra el regreso de las almas de las mascotas es el 27 de octubre.
Por cuenta de esta nueva tradición, los amantes de los animales de compañía realizan altares para dejar comida, leche y juguetes que recuerdan a las mascotas fallecidas.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México contabiliza unos 80 millones de animales de compañía. De estos, cerca de 44 millones son perros, 16 millones son gatos y los 20 millones restantes corresponden a otros tipos de animales que pueden vivir en casa.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) catalogó desde el 2002 la celebración de Día de Muertos como parte de las Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Duelo por la muerte de los animales de compañía
Numerosos estudios sugieren que perder a una mascota es igual de doloroso que la muerte de un ser humano. De hecho, un estudio realizado por OMEGA, la revista especializada en temas sobre la muerte, destacó que quienes se enfrentan a la pérdida de un animal de compañía pueden sufrir de ansiedad, momentos de despersonalización y otros tipos de somatización del duelo en la salud física.
En ese sentido, la psicóloga clínica Diana Araque le indicó a SEMANA que es fundamental hacer un duelo tras la pérdida de un animal de compañía y enfatizó que es normal que el perro o gato se convierta en parte de la familia.
Según la experta, este tipo de duelos tiene un tiempo estimado de tres meses y subrayó que cuando dura más la persona podría necesitar algún tipo de terapia psicológica, pues de lo contrario podría desencadenar depresión, más cuando es un niño, pues el vínculo es mucho mayor.
Por otro lado, al ser un miembro importante de la familia, el estado físico, emocional y de salud de la mascota afecta a los integrantes del núcleo familiar. “Si una persona está preocupada por la salud de su mascota, no va a rendir de la misma forma. Nuestra sensibilidad con una mascota es bastante”, aseguró Araque.
La experta añadió que el dolor y la tristeza pueden producir muchos problemas de salud y, en ese sentido, el dolor mal manejado puede generar trastornos y deterioros mentales como depresión, ansiedad y estrés.
A su vez, si esto no se resuelve correctamente, la persona puede somatizar en otros lugares de su cuerpo, lo que podría desencadenar trombos, parálisis, afecciones musculares, quistes, dolores crónicos o problemas cardíacos.