En el marco de la pandemia del coronavirus, muchas personas buscaron razas de perros que se adaptaran más fácil a los espacios cerrados y, por defecto, más pequeños. En ese sentido, la compra de perros braquicéfalos (como el bulldog inglés o el bulldog francés) aumentó en los últimos años.
Sin embargo, una investigación publicada por veterinarios de la Universidad Estatal de Sao Paulo (Brasil) detalló que la ausencia de diversidad genética involucrada en el desarrollo de estas razas generó un aumento en la manifestación de genes deletéreos que, a su vez, se pueden convertir en malformaciones.
“Existen serios problemas de salud intrínsecos a la conformación, principalmente atribuidos a estas características extremas”, indicó la investigación en la que se estudiaron los historiales clínicos de las perras gestantes que acudieron al Servicio de Obstetricia y Reproducción Animal (SORA) entre el 2017 y el 2021.
En dicho estudio se analizaron 768 neonatos nacidos de 168 camadas. De estas, el 72,6% (122 de 168) fueron braquicéfalas.
Los investigadores, añadió el portal Animals Health, descubrieron malformaciones en 52 cachorros, con una incidencia del 6,77% (52 de 768). De las camadas que produjeron cachorros con malformaciones, 28 fueron braquicéfalos (87,5%).
A su vez, se contabilizaron 23 tipos de malformaciones. Las más comunes de todas eran el paladar hendido con un 1,3% y la anasarca con un 1,17%. Este último es el término utilizado cuando después de un nacimiento, ya sea por parto natural o por cesárea, el cachorro presenta una edematización generalizada.
“Las razas braquicéfalas fueron 3,03 veces más propensas a presentar neonatos con malformaciones en comparación con otras razas; la razón de probabilidades aumentó a 5,07 cuando se comparó el braquicéfalo moderno con el braquicéfalo ancestral”, señalaron los profesionales.
Los perros braquicéfalos, a diferencia de otras razas, tiene un cráneo con la cabeza corta y la cara achatada, además, suelen tener el paladar blando y alargado, los huesos nasales cortos y los orificios nasales más pequeños de lo habitual.
“La presencia de cachorros con malformaciones en una camada genera sufrimiento para el propietario y para el propio cachorro, por lo que el veterinario juega un papel clave en este escenario. El conocimiento sobre las anomalías congénitas, sus causas, diagnóstico y abordaje es fundamental para reducir la incidencia de malformaciones y mejorar la calidad de vida de estos animales”, concluyó la investigación.