Un nuevo estudio publicado en el portal Scientific Reports destacó que los perros con más de diez años de edad aumentan en un 50% la posibilidad de desarrollar el síndrome de disfunción cognitiva canina (DCC), una enfermedad prevalente en los caninos que tiene características similares a las que presentan los seres humanos con demencia senil o la enfermedad del Alzheimer.
Además, los perros sedentarios tienen 6,5 más posibilidades de sufrir del síndrome de disfunción cognitiva que los canes activos.
“Los autores explican que al igual que ocurre con los seres humanos, la función cognitiva disminuye a medida que los perros envejecen, y los animales afectados por el DCC pueden mostrar signos como déficit de memoria, pérdida de conciencia espacial, alteración de las interacciones sociales y trastornos del sueño”, añadió el medio Animal’s Health.
Para sacar estas conclusiones fueron analizados un total de 15.019 perros de compañía. Así las cosas, los autores del estudio aseguraron que en los perros de más de diez años las probabilidades de ser diagnosticado con DCC se incrementan en un 68% por cada año adicional de edad.
“Cuando se controlan otros factores como los problemas de salud, la esterilización, los niveles de actividad y el tipo de raza, las probabilidades de que un perro desarrolle DCC aumentan en un 52% por cada año adicional de vida”, remarcó Animal’s Health.
Los principales signos de esta enfermedad son evidentes en los cambios en la interacción social del animal, además de presentar rasgos de desorientación, alteración del sueño y pérdida de la memoria.
“El diagnóstico es una tarea difícil debido a que el propietario no suele informar los cambios de comportamiento de su mascota, por creerlos normales para la edad, hasta que estos se tornan problemáticos para su vida cotidiana. Por esta razón, el veterinario debe estar atento en la consultas por otras patologías, realizar una exhaustiva anamnesis, implementar test comportamentales en la consulta y descartar las enfermedades subyacentes y, de este modo, arribar a un diagnóstico temprano”, concluyó un trabajo realizado por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Cabe destacar que no existe una clara predisposición racial que determine qué tipo de perros pueden sufrir de esta patología, sin embargo, los más pequeños, que suelen ser más longevos, son menos propensos a ser diagnosticados con disfunción cognitiva canina.
En ese sentido, razas como el Schnauzer miniatura, el Beagle, el Bichón Frisé, el Yorkshire Terrier, el Chihuahua o el Parson Jack Russell Terrier son menos propensos a padecer de este tipo de demencia canina.