Semana: ¿Cuál es la fórmula de su éxito? Actualidad Panamericana: Pensar bajo reglas contemporáneas, sobre todo de internet. Quienes buscan atraer a la masa se ven obligados a mostrar videos de gaticos o fotos de tetas. Nosotros tenemos un poquito más de profundidad. Semana: ¿Cómo así? A. P. : Mostramos que nada puede ser tan trascendental como para llevarnos a la amargura o a la euforia desmedida: ni un golpe contra la pata de una silla, ni el proceso de paz. Semana: ¿Solo escriben ustedes? A. P. : Tenemos una red de colaboradores y recibimos propuestas de desconocidos o contactamos a personas que han salido con un chiste en las redes. Les pedimos que escriban o que nos dejen usar el chiste a cambio del crédito. Semana: ¿Y eso les funciona? A. P. : Sí. Hace unos meses informamos sobre unos neonazis colombianos que habían sido golpeados por unos neonazis alemanes. Fue un hit impresionante: los medios, incluso en Europa, se lo tomaron en serio. Lo que nadie sabe es que la escribió un administrador de empresas que vive en Alemania. Semana: ¿Por qué prefieren el anonimato y las máscaras? A. P. : Porque valoramos la inteligencia colectiva. Además, si tuviéramos caras, habría celos y prejuicios y los egos se volverían una barrera. La gente se encariña si solo ve Actualidad Panamericana. Semana: ¿Cuántos visitantes tienen? A. P. : Hay meses mejores que otros. El promedio es de 500.000 usuarios únicos al mes. Semana: Haciendo humor, ¿dónde ponen los límites? Piensen en los ataques de París… A. P. : Uno puede burlarse del fanatismo que esos ataques han producido acá en Colombia: de la gente que quiere vincular lo que pasó allá con la guerrilla, de los que pusieron la bandera francesa en el perfil de Facebook o del colombiano que hace un montaje en la torre Eiffel porque estando en París no pudo visitarla. Pero no vamos a burlarnos de las víctimas. Semana: ¿Se burlarían de Estado Islámico? A. P. : Los de Isis reúnen todos los requisitos: tienen plata y son poderosos, fanáticos y arrogantes. Semana: Políticos y periodistas han caído en la trampa de creer que lo que ustedes escriben es cierto. ¿Por qué pasa eso? A. P. : Mucha gente no sabe o no quiere leer, y el que no lee entre líneas no entiende el humor. También notamos a la gente muy dispuesta a mostrarse indignada por cualquier cosa y, así, cae en la trampa de creer en lo que escribimos. Y, además, está el afán de los medios de tener chivas. Semana: También hay gente que dice: ‘oiga, esa noticia parece de Actualidad Panamericana’. A. P. : Hemos oído incluso el verbo ‘panamericanizar’. Nos dicen: ‘oiga, esa noticia es panamericanizable’. Y algo más: este país es tan chistoso que ya nos ha pasado incluso que lo que escribimos como un chiste termina cumpliéndose. Semana: ¿Por ejemplo? A. P. : Cuando Colombia ganó Miss Universo, dijimos que las Farc la iban a invitar a La Habana. Y pasó. Otro día nos inventamos la noticia de que los vecinos de un barrio le habían sacado la cédula a un hueco que había cumplido 18 años, y luego sucedió que, en efecto, unas personas le celebraron con torta los 18 años a un hueco que había en la cuadra. A veces da miedo darse cuenta de que no estamos tan lejos de la realidad. Semana: ¿Les ha costado hacerle una sátira a alguien? A. P. : La política es caer bajo, y esto hace fácil burlarse de los políticos. El poder da mucha papaya. A los chistes sobre Petro le seguirán los chistes sobre Peñalosa. Y si hay algún político al que cueste mamarle gallo es porque no tiene poder. Semana: Pero hay políticos de perfil bajo o que quieren presentarse como sensatos. A. P. : Son casos más difíciles, pero ahí uno entonces mete el chiste del agua tibia, como lo era Santos cuando arrancó su gobierno. O uno se va por otro lado y le mama gallo a Santos por gomelo. A Rafael Pardo, que es tan serio, se la hicimos: le publicamos una noticia diciendo que se había mandado a hacer un implante de carisma. Y fue un hit. Semana: ¿Qué los motiva a inventar todos los días noticias falsas? A. P. : Contribuir a que la gente no se tome las cosas tan en serio. En un contexto polarizado es necesario darse cuenta de que no hay que seguir ciegamente a nadie. Para eso es clave el humor: para aterrizar y no dejarse llevar por el fanatismo.