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Una inquietante pero significativa reducción de la producción pesquera en el río Magdalena ya encendió las alarmas de las autoridades medioambientales, gubernamentales y del sector ictiológico colombiano. Una de las reservas y fuente de alimento blanco se agota, el fruto de las aguas dulces del Río Grande de la Magdalena podría escasear. La preocupación no es para menos; según la organización The Nature Conservancy, la cuenca del río Magdalena provee el 50 por ciento de la pesca continental de Colombia. Según el director de la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata) de Barrancabermeja, Javier Sarmiento, la disminución del recurso pesquero sí se ha evidenciado, por lo menos en la última década, debido al impacto de la pesca indiscriminada, a que no se acatan las normas sobre tallas mínimas establecidas, el uso del trasmallo como técnica ilegal, y la sedimentación de los cuerpos de agua. “De continuar así la situación y la tendencia, la oferta no sería capaz de suplir la demanda de pescado en unos cinco años”, vaticinó el funcionario. Los pescadores corroboran el panorama gris. “La presencia de pescado en el río Magdalena a disminuido hasta en 80 por ciento. Actualmente hay temporadas de subienda en las que se pueden capturar hasta 20 arrobas diarias de bagre rayado, cuando hace 30 años se llegaba a pescar hasta 80 arrobas en un día”, afirmó Cristóbal Cárdenas mientras lanzaba su red en medio del río Magdalena. Él es el representante de la Asociación de Bagreros de Barrancabermeja (Asodesba). Esta asociación aglutina más de 200 pescadores que se dedican a capturar bagre rayado todo el año, hasta en mayo y octubre, meses en los que la ley establece la veda de pesca. Ellos luchan para que los gobiernos de turno institucionalicen mecanismos de inclusión laboral que resarzan las pérdidas económicas contraídas durante los 60 días de prohibición. Sin embargo, la autoridad confirmó a través de estudios que “los límites de producción de éesta cuenca ya han pasado a niveles de agotamiento alarmantes, de lo que se puede deducir que los descensos están cercanos al 900 por ciento, más altos que los reportados hace 40 años”. Así lo consignó en su Diagnóstico del estado de la Acuicultura en Colombia la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), y advirtió que la captura anual promedio en la cuenca magdalénica para la década de los 80 superaba 47.000 toneladas, al llegar a un máximo de 60.180 toneladas en 1987, pero a partir de ese año las capturas fueron cayendo vertiginosamente, para llegar a un promedio en los años 90 apenas superior a 10.000 toneladas. Según la Aunap y la Corporación Colombia Internacional (CCI), en lo corrido del siglo XXI la tendencia decreciente ha continuado y para 2011 fueron capturadas 15.262 toneladas. Elsy Perucho, directora de la Aunap regional Santander, confirmó estas cifras y advirtió que en la región el panorama no es alentador. “Esta disminución ha sido significativa y drástica y de seguir así, no se podrá presentar una buena oferta de pescado en el futuro”, afirmó. Los datos de la Aunap para 2013 dan cuenta de que, aunque en Barrancabermeja las capturas pasaron entre enero y agosto de 43,6 toneladas a 83,4 toneladas para un total de 355,9 toneladas, en la cuenca media del río Magdalena solo se produjeron 4.029 toneladas en este mismo período de tiempo, lo que muestra, según Perucho, la tendencia a la baja del recurso pesquero local y regional. Convenios para la solución La Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena), la Alcaldía de Barrancabermeja y la Asociación de Pescadores Artesanales y Agricultores del Magdalena Medio (Asopesam) suscribieron un convenio para apoyar proyectos productivos en 11 organizaciones (300 familias) de pescadores de la región (de los corregimientos El Llanito, Ciénaga del Opón y San Rafael de Chucurí, y las ciénagas San Silvestre, Juan Esteban y La Cira Infantas). Martha Gualdrón, profesional especializada de la subdirección de desarrollo sostenible y navegación de Cormagdalena, advirtió que para el desarrollo del proyecto las partes invierten 232 millones de pesos. Un convenio que los pescadores esperan dé su fruto, así como lo estimó Aroldo Agámez, representante de la Corporación La Unión, de la vereda El Rodeo (corregimiento El Llanito - Barrancabermeja), quien se dedica a la pesca en este cuerpo de agua desde hace 40 años. “Nueve familias hacemos parte de esta Asociación. En épocas buenas capturábamos unas tres toneladas de peces y hoy no capturamos ni media”, expresó el pescador. Ordenamiento pesquero Para el Bajo Sogamoso elaborarán un Plan de Ordenamiento Pesquero que permita (luego de emitir una resolución) controlar de manera concertada con los pescadores las prácticas que en los últimos años ha llevado a la crisis del sector. La necesidad de formular este plan surgió no solo de los problemas que ha traído el descenso de las capturas en los 75 kilómetros de territorio aguas abajo, comprendidos entre el Proyecto Hidrosogamoso, el corregimiento El Llanito (Barrancabermeja) y Puerto Wilches, sino de la reducción dramática de la pesca en todas las cuencas del país. En cifras 487 kilos de bagre rayado incautó este año la Aunap en compañía de la Policía Ambiental en el Magdalena Medio, durante el primer período de veda. 187 kilos de bagre rayado se incautaron en Barrancabermeja. El pescado supone el 17 por ciento de la ingesta de proteínas animales de la población mundial y aporta nutrientes esenciales como vitaminas y ácidos grasos Omega 3. En 1960 el consumo de pescado per cápita en el mundo era de 10 kilogramos. En 2012 una persona consumía más de 19 kilogramos. Entre el 10 y el 12 por ciento de la población mundial depende de la pesca y la acuicultura como medios de subsistencia. Fuente: FAO