Una de las prioridades de los caficultores colombianos es aumentar la productividad y rentabilidad de los cultivos, para lo cual es fundamental el desarrollo técnico y científico que además contribuye a controlar fenómenos como el de la roya, una de las enfermedades más devastadoras para el grano.

En Colombia, el Centro Nacional de Investigaciones del Café (Cenicafé) ha logrado reducir el impacto de este hongo que debilita las hojas de la mata de café, con el desarrollo de seis variedades resistentes a la roya. Hernando Duque, gerente técnico de la Federación Nacional de Cafeteros, explica que “en la agricultura es necesario ser productivo para ser lucrativo, y la productividad implica esforzarse por lograr cambios técnicos. Hoy tenemos la caficultura más jóven de la historia, un mayor número de plantas por hectárea y un 85 por ciento del área cafetera del país sembrada en variedades resistentes a la roya”.

Duque resalta también la producción sostenible del café colombiano. Uno de los avances más importantes en este sentido es el uso de beneficiaderos ecológicos, un sistema de obtención de café en el que hay un menor consumo de agua en las etapas de despulpado, clasificado, remoción del mucílago, lavado y secado.

Así mismo, para reducir la contaminación del agua durante el proceso se implementó la tecnología Ecomill en fincas de pequeños productores. Esta consiste en recurrir a la fermentación natural. Duque explica que con ella, el ciclo del café no contamina.

Otro de los desarrollos tecnológicos es el uso del sistema agroforestal, en el cual se utilizan árboles para proveer sombra y mejorar las condiciones de los cultivos. De acuerdo con las investigaciones de Cenicafé, en el país hay más de 36.000 hectáreas sembradas bajo este sistema, que representan alrededor de un 40 por ciento de los cultivos de café.

Juan Carlos Arbeláez, afiliado a la Cooperativa de Caficultores de Manizales, precisa que el cambio climático ha influido en la producción de café porque la cantidad de agua que anteriormente caía en ocho horas ahora cae en dos. Estos cambios requieren de innovaciones tecnológicas enfocadas en la productividad, la rentabilidad, el mejoramiento de la calidad de vida de los caficultores y la sostenibilidad ambiental.