La covid-19 cambió por completo la forma de vida de la humanidad, sumado a las grandes pérdidas de cientos de miles de personas alrededor del mundo. El virus cambió todo en un abrir y cerrar de ojos, pese a que Taiwán, en 2019, advirtiera a la OMS sobre la detección de una neumonía atípica en China conocida como SARS con pacientes tratados de forma aislada, que se transmitía de persona a persona”, según Chen Shih-chung, ministro de Salud de Taiwán.
La ciencia alrededor del mundo inició las investigaciones acerca de todas las variaciones y el desarrollo que tendría no solo en los cuerpos, sino también el impacto en diferentes naciones en todo el mundo, con inversiones millonarias para conocer la evolución del letal virus.
Científicos se dedicaron especialmente a combatirlo desde sus laboratorios, entregando su tiempo, recursos económicos y hasta la vida misma, por tratar de encontrar la forma de contrarrestar todos los posibles efectos que pudiese llegar a tener en el cuerpo humano.
Investigadores lograron, en tiempo récord, llevar a cabo la producción de las vacunas, que empezaron a venderse a los diferentes países. Las leyes, además, se fueron adaptando para facilitar los procesos de vacunación y lograr una mayor cobertura, para evitar así más muertes por el virus.
Los científicos han invertido todo su tiempo en lograr entender la forma de operación del virus en el cuerpo y, asimismo, cómo responden ante las diferentes vacunas diversos organismos, según el número de anticuerpos generados posvacuna.
Los anticuerpos son un tipo de proteína que el cuerpo produce en respuesta a una infección o una vacuna. Los resultados de los análisis de anticuerpos, revelan la concentración de alguno en específico que se encuentra en la sangre de una persona.
Según el doctor Dorry Segev, profesor de cirugía de la New York University Langone Health,”más del 50 % de los pacientes con trasplantes no tienen una respuesta inmunitaria suficiente para estar protegidos, aunque reciban hasta tres dosis de la vacuna que se aplica a la población general”.
Según CNN en español, cerca del 95 % de los estadounidenses mayores de 16 años contaban con anticuerpos contra la covid-19 en diciembre, la fecha más reciente de la que se dispone de datos, según las estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos que utilizan información de los donantes de sangre. Pero una cosa es medir los niveles de anticuerpos y otra cosa es medir cuánto te protegen contra la covid-19. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) recomienda que no se comprueben los niveles de anticuerpos porque no hay una forma acordada de calcular el grado de protección de cualquier nivel de anticuerpos frente a infecciones o enfermedades graves. Además, puede dar una falsa sensación de seguridad, agregó este medio.
Para el virólogo de la Universidad de Emory, Mehul Suthar: ”No hay una buena correlación de la protección, algo que diga que esta es la medida que uno necesita para saber lo bien que está protegido”, asegurando, además, que se requiere más investigación.
Según algunos estudios que miden los niveles medios de anticuerpos en una población para comprobar la eficacia de la vacuna, utilizan los niveles de anticuerpos con frecuencia meses después de la vacunación para determinar la necesidad de un refuerzo.
Marion Pepper, profesora asociada de inmunología en la Universidad de Washington, explicó en el medio que “el sistema inmunológico es como un montón de barrios diferentes, y cada uno tiene un sabor distinto, dependiendo de cómo se exponga un individuo al coronavirus, ya sea a través de una vacuna inyectada en la parte superior del brazo o a través de una infección en el sistema respiratorio”.
No necesariamente esto significa que sean la mejor manera de saber qué tan protegida está una persona, los anticuerpos son útiles para entender cómo comparamos a las personas con inmunidad natural en contraste con aquellas que tienen inmunidad adquirida por la vacuna.