La Administración de la alcaldesa Claudia López objetó de manera parcial el proyecto de acuerdo sobre emergencia climática, aprobado hace un par de semanas por el Concejo de Bogotá. No validó la acción 4.1.3 del acuerdo, en la que obliga al Distrito a que todas las renovaciones de flotas de los componentes Troncal y Zonal deben hacerse a movilidad eléctrica a partir de 2022, hecho que consideran que no es viable financieramente. Según la Administración, para tal fin el Concejo debe comprometerse a aprobar las fuentes necesarias para acelerar la renovación de la flota, tal como se hace en otros países y ciudades del mundo, donde primero se disponen y garantizan los recursos y luego se generan las obligaciones, podría respaldar cualquier acuerdo en ese sentido. "Pero generar la obligación sin recursos no es viable ni sostenible", indicó la Administración en una comunicación oficial. Asegura, que renovar la flota exclusivamente con tecnología eléctrica tendría un impacto fiscal significativo en la ciudad, pues implicaría un esfuerzo mayor para el SITP al incluir una restricción de adquisición con una tecnología que, además, requiere nueva infraestructura. Para la Administración de Claudia López, acelerar el proceso de transición hacia la movilidad eléctrica no significa necesariamente hacerlo bien, más cuando ya hay una hoja de ruta establecida. Además, recordó que la ciudad está haciendo grandes esfuerzos en términos de inversión para mitigar la crisis social y económica generada por la pandemia.
De realizar la renovación y adquisición de flota exclusivamente con tecnología eléctrica a partir de 2022, frente a otras tecnologías la diferencia en el Fondo de Estabilización Tarifaria en el periodo 2021 – 2031 sería de $4,2 billones. “De ser necesario apropiar los recursos adicionales para acelerar la adquisición de la flota eléctrica en los términos indicados en el proyecto de acuerdo, se generaría un impacto negativo en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, afectando el indicador de sostenibilidad de las finanzas del Distrito, aspecto que tendría gran repercusión en la calificación de riesgo de la ciudad”, explicó Juan Mauricio Ramírez, secretario de Hacienda. La decisión de la Administración fue tomada, no sin antes aclarar que consideran que el proyecto de acuerdo es conveniente para la salud y el bienestar de los ciudadanos y que por eso realizó la declaratoria de la Crisis Climática el 29 de febrero. "Adicionalmente, el Distrito está comprometido con la meta de reducir en 10% la concentración de material particulado PM10 y PM2.5 en los próximos cuatro años, mediante la implementación del Plan de Gestión Integral de Calidad de Aire, que se encuentra en formulación y se pondrá en marcha en 2021", informaron desde la Administración de Claudia López. Le recomendamos: Concejo declara emergencia climática para Bogotá Por su parte, la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, indicó que la objeción contempla solo una de las más de 50 acciones que involucra el Acuerdo, el cual ha sido celebrado tanto por su nivel de ambición, como por su nivel de audacia. "Sin embargo, prevalece una duda. El acuerdo establece que a partir de 2022 el Distrito no podrá comprar buses que funcionen a partir de combustibles fósiles y aunque todas las entidades estamos de acuerdo en que esta restricción es deseable, la situación fiscal de la ciudad con la pandemia nos hace tener profundas dudas de nuestra capacidad de hacer únicamente esa compra", dijo Urrutia. Los buses eléctricos pueden llegar a ser entre 30 y 40 por ciento más caros y por eso se está tratando de evitar dos situaciones que podrían ser muy desafortunadas: La primera, que por esa decisión no se tenga la capacidad de sustituir algunos buses y se tengan que eliminar rutas que son clave para los bogotanos; y la segunda, es la posibilidad que dada esa restricción sigan circulando unos años más buses que generan mayores niveles de contaminación porque funcionan con diésel. Plan de acción climática A través de la Secretaría de Ambiente, se indicó que la Administración está implementando el Plan de Acción Climática de Bogotá 2020 - 2050, donde se incluye la gestión para la reducción de, al menos, 15% en la emisión de Gases de Efecto Invernader (GEI) en 2024. "Del mismo modo, el Distrito ha venido renovando la flota Troncal y Zonal, y está trabajando para asegurar una agenda de asenso tecnológico que mejore la calidad del aire de la ciudad y no ponga en riesgo la sostenibilidad del Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá (SITP).
En Bogotá se presentan diversos episodios de mala calidad del aire. Foto: Guillermo Torres Dice la comunicación, que con estos hechos se evidencia que la Administración ha avanzado en la implementación de tecnologías cada vez más limpias y continuará trabajando en ese sentido en la medida de sus posibilidades y restricciones fiscales. Sin embargo, considera que no es responsable obligarse a comprar y renovar flota exclusivamente eléctrica, sin la posibilidad de generar competencia y sin respaldo fiscal. Renovación de flota Según la Administración Distrital, en los últimos años, dentro de la flota del SITP se ha duplicado la participación de tecnologías vehiculares de cero o bajas emisiones de material particulado, al pasar del 33,1% en 2014 a más del 60% en la actualidad. "Además, la ciudad ya ha tomado importantes decisiones para migrar hacia tecnologías limpias, como el Corredor Verde por la Carrera Séptima con tecnología 100% eléctrica y la construcción de más cables aéreos en diferentes localidades, como alternativa de transporte amigable con el ambiente", indica. En cuanto a TransMilenio, la comunicación indica que el ascenso tecnológico y la renovación de la flota de los componentes Troncal y Zonal por vehículos eléctricos y bajas emisiones es un compromiso que asumió la ciudad, pero debe implementarse de manera gradual, teniendo en cuenta que dicho proceso no afecte la viabilidad económica del sistema y que en el mercado existan suficientes proveedores de nuevas tecnologías y oferentes para los procesos licitatorios. “Estamos comprometidos por mejorar la calidad del aire en la ciudad y tener un sistema limpio y amigable con el ambiente. Por eso estamos en el proceso de ascenso tecnológico de la flota, que debe ser gradual y cuidadoso, pues hacerlo de manera apresurada pondría en riesgo la viabilidad económica del sistema y, en últimas, la prestación del servicio para nuestros usuarios”, concluyó Felipe Ramírez, gerente general de Transmilenio.