Desde 1999, Metronome, la famosa instalación de arte de Union Square en Nueva York, muestra la hora de una manera muy particular: un reloj de 24 horas con 14 dígitos, siete ubicados hacia la izquierda con las horas, los minutos, segundos y décimas de segundo. Y los otros siete hacia la derecha que muestran la cantidad de tiempo que le queda al día en décimas de segundo, segundos, minutos y horas. Sin embargo, durante la Semana del Clima cambió su fachada para generar conciencia ambiental.
Los artistas Gan Golan y Andrew Boyd quisieron impactar a los transeúntes de Manhattan con un claro mensaje que alerta sobre la necesidad de salvar el planeta. Especialmente, para demostrar que las consecuencias de los gases de efecto invernadero en el mundo podrían ser irreversibles si no hay un cambio sustancial en el corto plazo. Puede leer: Líderes mundiales se comprometen a revertir pérdida de naturaleza para 2030 El 14 de septiembre los números desaparecieron de la pantalla y reflejaron el mensaje: La Tierra tiene fecha límite. Posteriormente, aparecieron los dígitos 7:103:15:40:07, representando los años, días, horas, minutos y segundos que quedan para cambiar el futuro del planeta. El Reloj Climático se inspiró en la metodología del reloj de carbono del Instituto de Investigación Mercator sobre los bienes comunes globales y el cambio climático (MCC), hecho con datos del reciente Informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Desde su inauguración el tiempo empezó a disminuir y aunque desapareció el 27 de septiembre, el último día de la Semana del Clima, los creadores están buscando alternativas para instalar este ‘Reloj climático” de manera permanente. Ya sea en Union Square o en cualquier otro lugar de la ciudad.
El reloj no es una alarma que sonará en siete años para despertar a las personas y decirles que actúen. Es un temporizador que ya está corriendo y es necesario actuar a lo largo de ese tiempo para prevenir una catástrofe ambiental. Foto: ClimateClock.world "El reloj es una forma de hablarle al poder y nos dice que debemos reducir nuestras emisiones tanto como podamos en el menor tiempo posible. La tecnología está ahí. Podemos hacerlo y, en el proceso, crear un mundo más saludable y más justo para todos. Nuestro planeta tiene una fecha límite, pero podemos convertirla en un salvavidas”, expuso Andrew Boyd en un comunicado. Por su lado, Gan Golan, el otro artista involucrado en esta iniciativa, afirmó que el reloj no es una alarma que sonará en siete años para decirle al mundo “despierta”. Sino que, por el contrario, es un temporizador que ya está corriendo y es necesario actuar a lo largo de ese tiempo para prevenir una catástrofe ambiental. El Reloj Climático muestra dos grandes números. El primero es un temporizador que calcula en cuánto tiempo la humanidad acabará el presupuesto de carbono, con la cantidad que aún puede liberar la atmósfera. Es la fecha límite, el tiempo que queda para cambiar los hábitos y mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados celsius. Le puede interesar: Por calentamiento, la Tierra perdió 28 billones de toneladas de hielo Mientras que el segundo número, en verde, se llama la línea de vida y representa el porcentaje de energía disponible suministrada por fuentes renovables. Es decir, el reloj debería llegar al 100 por ciento en su segundo número antes de que la fecha límite, en color rojo, llegua al 0. De acuerdo con el último informe de calentamiento global de la Nasa, publicado en 2019, si la temperatura en la Tierra aumenta 1,5 grados celsius, habrá olas de calor extremas, más incendios, sequía y poca disponibilidad de agua. Actualmente, sin embargo, ya se ven los efectos del cambio climático en varias partes del mundo. La instalación del reloj coincidió con los devastadores incendios forestales al oeste de Estados Unidos, que han dejado cifras récord este año. De igual forma, con las inundaciones en el Golfo de México, el deshielo en el Ártico y, como si fuera poco, el anuncio del presidente Donald Trump de querer convertir la reserva natural más grande del Ártico, ubicada en Alaska, en un lugar para extracciones petroleras y gasíferas. A través de la página www.climateclock.world, los creadores incluso impulsan a las personas a instalar un reloj climático en su ciudad o para los que prefieran crear uno propio, allí encuentra el listado de materiales y el paso a paso para hacerlo en casa.