Una amplia biodiversidad es necesaria para el equilibrio de la vida en el planeta. Cada especie, tanto de flora como de fauna, cumple una labor específica en su entorno con el fin de mantenerlo en buenas condiciones. Cuando a los diferentes ecosistemas llegan especies que no son nativas del lugar, estas pueden generar un desequilibrio que podría tener efectos dañinos en los seres que allí se encuentran, incluidos los seres humanos. Por esto, noticias como las alertas en distintas regiones por el aumento de los caracoles africanos y la expansión de los hipopótamos en el Parque Temático Hacienda Nápoles, antes denominado Hacienda Nápoles, que perteneció al narcotraficante Pablo Escobar, generan preocupación en las autoridades ambientales y la ciudadanía.
María Piedad Baptiste, bióloga con experiencia en invasiones biológicas del Instituto Humboldt, y David Echeverry, jefe de bosques y biodiversidad de Cornare, conversaron sobre estas especies denominadas “invasoras”, en Encuentro Sostenible. De acuerdo con ambos expertos, lo primero que hay que saber sobre estos animales es que no son lo mismo que las especies exóticas, aunque en muchas ocasiones se plantee de esta forma. Baptiste explicó que las especies exóticas son aquellas que han sido llevadas a un sitio de donde no son nativas. Es decir, que su distribución natural no se daba ahí, pero el ser humano de manera accidental o voluntaria realizó esta movilización.
En la imagen, la especie invasora ojo de poeta. Foto: Instituto Humboldt. Las especies invasoras son, de acuerdo con la bióloga, especies exóticas que además cumplen ciertas características. “No todas las especies exóticas son invasoras. Estas últimas cumplen ciertas condiciones: pueden reproducirse y establecerse en un sitio de donde no son nativas, sin la necesidad de algún tipo de ayuda. Además generan desequilibrios en las redes de las especies nativas”, explicó. Le recomendamos: Los sonidos de la fauna, herramienta clave para monitorear la biodiversidad Los mecanismos para que estas especies lleguen a otras partes diferentes a su lugar de origen son variados. “Algunas llegan por el comercio de mascotas. Está situación también se da por el transporte de camiones, las aguas de lastre. Hay otras especies que se adhieren a los buques y otras que escapan de sitios en confinamiento”, dijo la experta. Estos organismos generan importantes afecciones en el ecosistema. Según Echeverry, estas especies, en los nuevos entornos, empiezan a competir por los recursos, generando el desplazamiento de las especies nativas. También pueden empezar a consumir otras especies, generando desequilibrios en las poblaciones. “Estas también afectan el componente físico y químico de los ecosistemas. Otra de las consecuencias tiene que ver con la salud pública. Por ejemplo, el caracol africano, que tiene un parásito en su interior causa una serie de enfermedades en el ser humano”, explicó. Complementando este aspecto, Baptiste comentó que otros de los efectos también son económicos y sociales, porque según señalan algunos estudios, “son altos los costos que puede generar controlar una especie que se ha convertido en invasora. Muchas veces estas afectan infraestructuras, hidroeléctricas, etc. En cuanto a lo social, pasa, por ejemplo, que son desplazadas poblaciones de peces por estas especies y las comunidades ribereñas se quedan sin alimento”, dijo. Le sugerimos: Por satélite rastrean los movimientos de felino liberado en Antioquia Sin embargo, aunque el impacto de estas especies puede llegar a ser devastador, su identificación a veces se complica. “Las especies exóticas están en todos los grupos taxonómicos. Es difícil poder identificarlas. Existen iniciativas de éxito de ciencia ciudadana en las que se les hace un seguimiento con el fin de identificar especies particulares. Hay unas más sencillas que otras. Eso es específico dependiendo del caso”, explicó Baptiste. De hecho, de acuerdo con Echeverry, es tan difícil que a veces por desconocimiento la gente puede confundir las especies. “Por ejemplo, nosotros tenemos muchas especies de caracoles y al interior de las regiones, a veces, la gente casi que las va matando sin importar que sean nativas o no, porque las confunde” dijo. Para dar un panorama de estas especies en el país, Baptiste comentó que hay cerca de 597 especies exóticas de flora y 230 de fauna. De la flora, luego de investigaciones, existen 40 especies de alto riesgo que tienen características y condiciones que las pueden convertir en invasoras. Algunos ejemplos en los individuos vegetales dados por los panelistas fueron el retamo espinoso y el buchón de agua. El primero, según explicaron, fue una especie que se trajo hace muchos años con el objetivo de asentar los terrenos que habían sido erosionados. “Ahora se encuentran por todos lados. “En los cerros han sido una problemática para los incendios, ya que en su interior tienen aceites combustibles que avivan las llamas” explicó Baptiste.
El retamo espinoso contiene en su interior aceites que son combustibles. Foto: Secretaría de Ambiente. El buchón de agua, conocido también como Jacinto de agua común, se encuentra en la Amazonia pero en la parte Andina causa la muerte de muchas especies de flora y fauna. También: El Humboldt crea nueva historia de las expediciones de aves en Colombia Para finalizar el encuentro, los expertos enfatizaron en la importancia de que se conozca más sobre estas especies. “Todas las campañas que hacen que el conocimiento de estas especies se expanda ayudan a que las personas puedan identificarlas y sepan qué hacer”, dijo Echerry. Al respecto, Baptiste añadió que “cuando un ciudadano se encuentra con uno de estos individuos, lo mejor que puede hacer es comunicarse con la autoridad ambiental para tener asesoría. Puede que no sea una especie invasora y de serlo, ellos son los mejores para guiar en el procedimiento”.
El caracol africano ya ha causado alarma en distintas regiones del país. Foto: Getty.